El hígado es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo. Esto es debido a las diversas funciones que realiza. Por ejemplo, es el responsable de descomponer los carbohidratos, producir glucosa y desintoxicar el cuerpo; pero también de almacenar nutrientes y de crear la bilis, que es necesaria para digerir y absorber los nutrientes en los alimentos de la forma adecuada.

Así pues, no hay duda de que por nuestro bien tenemos cuidar de este órgano situado debajo del diafragma, cuyo tamaño es similar al de una balón de de rugby. Y, en esta tarea, la alimentación puede jugar un papel fundamental. Si bien, como es lógico, es imposible controlar todos los factores de riesgo, el consumo de ciertos alimentos y bebidas puede ayudar a promover la salud del hígado, o al contrario, otros pueden dañarlo. En este artículo, descubriremos los mejores alimentos para la salud de este órgano y algunos alimentos a evitar.

Café

El café es una bebida tan admirada como criticada. A pesar de las dudas sobre su consumo, existen evidencias de que es bueno para el hígado. Una revisión que apareció en la revista Liver International, en 2013, sugiere el café protege contra problemas como la enfermedad del hígado graso. La revisión también señala que la ingesta diaria de café puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad hepática crónica y a sufrir afecciones el cáncer de hígado .

Otro estudio posterior, este de 2014, publicado en el Journal of Clinical Gastroenterology, sugiere que los efectos protectores del café se deben al modo en que influye en las enzimas hepáticas. De tal forma, al parecer, ayuda a reducir la acumulación de grasa en el hígado. Al mismo tiempo, también aumenta los antioxidantes protectores en el hígado.

Avena

Comer fibra es muy saludable y positivo para diferentes funciones de nuestro organismo, como la digestión. Además, algunas de ellas, como la que proviene de la avena, pueden ser especialmente útiles para el hígado, ya que son ricas en compuestos llamados beta-glucanos.

Como informa un estudio de 2017 en el International Journal of Molecular Sciences, los beta-glucanos son muy activos biológicamente en el cuerpo. De hecho, se demostró que ayudaron a reducir la cantidad de grasa almacenada en el hígado en ratones. Además, este tipo de fibra, también ayuda a modular el sistema inmunitario, a combatir la inflamación y puede ser especialmente útil en la lucha contra la diabetes y la obesidad .

Si te decides a incluir avena en tu dieta, la mejor opción es la entera o cortada, pero no la preenvasada, ya que, por lo general, puede contener rellenos como harina o azúcares, que no serán tan beneficiosos para tu salud.

Ajo

Esta picante planta es otro de los alimentos que puede ayudar a cuidar nuestro hígado. Esto es lo que se infiere de un estudio de 2016 publicado en Advanced Biomedical Research. La conclusión es que el consumo de ajo reduce el peso corporal y el contenido de grasa en personas con hígado graso, sin cambios en la masa corporal magra. Esto es beneficioso, en tanto que la obesidad es un factor que contribuye al desarrollo del hígado graso.

Bayas

En este caso nos referimos, en especial, a los de tonalidades más oscuras, como los arándanos o las frambuesas. El motivo, como sugiere un estudio en el World Journal of Gastroenterology, es que contienen unos antioxidantes llamados polifenoles, que son unos buenos aliado en la protección del hígado. Por si esto fuera poco, el consumo regular de estos alimentos también ayuda a estimular el sistema inmunológico.

Uvas

El mismo estudio en el que se hablaba de las bayas señala que también las uvas son una fruta muy interesante para el objetivo de cuidar el hígado. Se concluye que las uvas, el jugo de uva y las semillas de uva son ricas en antioxidantes que pueden ayudar al hígado al reducir la inflamación y prevenir el daño hepático.

Comer uvas enteras y sembradas es una manera simple de agregar estos compuestos a la dieta. Un suplemento de extracto de semilla de uva también puede proporcionar antioxidantes.

Los antioxidantes de esta fruta poseen grandes beneficios. Pixabay

Pomelo

Al igual que los dos anteriores, el estudio del World Journal of Gastroenterology también habla de los beneficios que aporta esta fruta para la salud hepática. El motivo es que está demostrado que la presencia de dos antioxidantes principales, la naringina y la naringenina, ayudan proteger el hígado de lesiones al reducir la inflamación y proteger las células del hígado. Además, también minimizan la acumulación de grasa en el hígado, al aumentar las enzimas que queman grasa.

Pescado graso

En otro estudio, también publicado en el World Journal of Gastroenterology, pero en este caso en 2015, se explica que el consumo de pescado graso y los suplementos de aceite de pescado puede ayudar a reducir el hígado graso. El pescado graso es rico en ácidos grasos omega-3, las que se conocen como grasas buenas, que ayudan a reducir la inflamación. Estas grasas pueden ser especialmente útiles en el hígado, ya que parecen prevenir la acumulación de grasas en exceso y mantener los niveles de enzimas en el hígado.

De hecho, el estudio recomienda comer pescado azul dos o más veces por semana.Y, en aquellos casos en que ello no sea posible, tomar un suplemento diario de aceite de pescado.

Nueces

El mismo estudio afirma que el consumo de nueces también es muy positivo para mantener el hígado sano. Las nueces contienen ácidos grasos insaturados, vitamina E y antioxidantes. Estos compuestos pueden ayudar a prevenir el hígado graso, así como a reducir la inflamación y el estrés oxidativo.

Comer un puñado de nueces, u otros frutos similares como las avellanas o las almendras, es una buena forma de cuidar nuestro hígado. Sin embargo, las personas deben asegurarse de no comer demasiado, ya que los frutos secos son ricos en calorías .

El aceite de oliva es uno de los productos estrellas de la dieta mediterránea. Pixabay

Aceite de oliva

Por último, no podemos olvidar uno de los buques insignia de la dieta mediterránea: el aceite de oliva. Es cierto que un exceso de grasa no es bueno para el hígado, pero algunas sí son beneficiosas. El mismo estudio afirma que agregar aceite de oliva a la dieta puede ayudar a reducir el estrés oxidativo y mejorar la función hepática, como consecuencia del alto contenido de ácidos grasos insaturados en el aceite.

Y estos, mejor evitarlos

Como podemos ver, existen muchos alimentos que pueden ayudarnos en nuestra batalla por mantener nuestro hígado en buena salud. Pero, del mismo modo, también hay algunos que es mejor evitar y que resultan menos fáciles de procesar por este órgano. Los alimentos grasos, entre los que se incluyen alimentos fritos, muy frecuentes entre la llamada comida rápida, tales como patatas fritas y otros platos.

Tampoco son recomendables los alimentos con una excesiva cantidad de azúcares. Por ese motivo, siempre será mejor evitar alimentos como la bollería industrial y otros dulces, así como determinados yogures.

La sal es uno de esos ingredientes sobre los que se han generado grandes debates, sobre si son o no saludables. En cualquier caso, reducir la ingesta de sal incluyen comer menos, evitar las carnes o verduras enlatadas y reducir o evitar las carnes y tocino salados. Por último, no podemos dejar de mencionar el alcohol. Cualquiera que quiera darle un descanso a su hígado, lo conseguirá su apuesta por considerar reducir, o incluso eliminar, el consumo de alcohol.

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