Algo tan serio como someterse a una intervención para extirpar un tumor en el hígado o eliminar un trombo del cerebro era, hasta hace muy poco tiempo, privilegio de los grandes hospitales madrileños. Así, las muchísimas personas asignadas a centros de complejidad media, donde mantienen a sus médicos de confianza, tenían que desplazarse a grandes centros en la capital. Ahora, las cosas han cambiado.
El ejemplo perfecto lo ofrece el Hospital General de Villalba, un centro sanitario público integrado en el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y gestionado por el grupo Quirónsalud, que ofrece atención sanitaria a más de 115.000 habitantes del noroeste de la Comunidad de Madrid, personas que hasta ahora estaban condenadas a desplazarse a hospitales más grandes para cirugías como las anteriormente citadas.
En su apuesta por incrementar la especialización de su cartera de servicios y unidades, el Hospital General de Villalba ha duplicado la actividad de su Servicio de Radiología Vascular e Intervencionista para consolidarse como alternativa terapéutica frente a tratamientos quirúrgicos e invasivos.
"El objetivo perseguido y alcanzado es que cuando los pacientes necesiten una técnica intervencionista de alta complejidad no tengan que trasladarse a otros centros de mayor capacidad o nivel de complejidad [el Hospital General de Villalba forma parte del grupo 2, de complejidad media, según la clasificación oficial que tiene en cuenta los recursos y capacidad de atención de cada centro]", asegura Álvaro Villalba, especialista del servicio.
Esta cobertura se ha logrado aumentando el número y experiencia de los miembros del equipo, implementando un sistema de guardia de alerta por el que estos profesionales están disponibles las 24 horas del día, los siete días de la semana, y mejorando la dotación tecnológica del servicio, que se ha completado con la reciente adquisición de un nuevo y puntero equipo de angiografía que permite realizar técnicas de la más elevada complejidad.
"Los hospitales del tamaño del Hospital General de Villalba suelen tener unidades más sencillas, menos ambiciosas", indica este experto, añadiendo que,"con la última remodelación, la suya puede ofrecer la misma cartera de servicios que los hospitales más grandes de Madrid y con las mismas garantías"."Somos un equipo de seis personas y hemos atendido a unos 700 pacientes, más de la mitad de los cuales tiene un nivel de complejidad media o alta", apunta.
Actividad del servicio
La especialidad de Radiología Intervencionista, que nace en los años 60 con la primera angioplastia, es una parte de la Radiología de Diagnóstico que se dedica a la realización de intervenciones mínimamente invasivas basadas en la imagen. En los últimos 20 años ha sufrido una importante evolución gracias al desarrollo de la tecnología, lo que permite que actualmente pueda tratar o diagnosticar multitud de patologías. De hecho, incide Villalba,"hoy en día la Radiología Intervencionista puede realizar desde una biopsia o el drenaje de un absceso hasta eliminar un trombo del cerebro o tratar un tumor en el hígado".
Para ello, el punto de partida siempre es una prueba de imagen (ecografía, TAC, escáner, angiografía…), cuya información permite actuar sobre los diferentes aparatos y sistemas del cuerpo: vascular, digestivo, gastrointestinal, neurológico, etc."Trabajamos en conjunto con otros especialistas y atendemos a pacientes a los que antes ha visto, por ejemplo, un urólogo, un cirujano general o un médico internista", señala.
Además,"con las imágenes evitamos realizar incisiones ni heridas, por lo que el proceso es más sencillo y el paciente se recupera mejor y más rápido, y permanece menos tiempo en el hospital", asegura este radiólogo intervencionista, capaz de detener una hemorragia taponando la arteria sangrante sin tener que intervenir, únicamente haciendo una pequeña punción en uno de los vasos del paciente y guiándose en todo momento mediante la imagen.
Una tecnología puntera
El Hospital General de Villalba, con un recorrido de apenas cinco años, cuenta con un nuevo equipo de angiografía del último nivel tecnológico que se encuentra entre los mejores de España y que permite realizar técnicas de radiología intervencionista de la más elevada complejidad. Su software de reconstrucción de imágenes posibilita llevar a cabo un postproceso tridimensional partiendo de una imagen de tomografía computerizada adquirida con el angiografo, ya sea de los vasos del cerebro o de cualquier órgano, gracias al cual se puede navegar en 3D por estas ramificaciones.
Esta tecnología marca una especie de mapa de carreteras que permite no sólo guiar catéteres, sino también punciones. Así,"antes había pacientes a los que no se podía hacer una determinada técnica por la imposibilidad de llegar con una aguja a la zona deseada, pero con este equipo podemos hacer punciones de muy elevada complejidad y un nivel de seguridad muy alto", indica Villalba.
Las mejoras implementadas este último año se han reflejado tanto en la atención a los pacientes como en el número y tipo de intervenciones que se realizan."Hemos hecho procedimientos de muy elevada complejidad que hasta este momento solo se hacían en hospitales más grandes, como la derivación transyugular intrahepática portosistémica (TIPS) o el tratamiento del ictus, entre otros", concluye.