Las enfermedades relacionadas con la próstata son una de las preocupaciones más habituales entre los hombres a medida que envejecen. El cáncer es quizá el trastorno más reconocible y el más temido, sin embargo, existen otros trastornos más frecuentes y que se desarrollan, inevitablemente, con la edad.
Hablamos de la hiperplasia benigna de próstata, un crecimiento anormal de este órgano de forma indefinida. Lo experimentan uno de cada dos varones a partir de los 50 años, porcentaje que se incrementa casi al 100% de los hombres a partir de los 80 años. Es una enfermedad causada principalmente por el envejecimiento y no se debe a factores genéticos.
El tamaño anormal de la próstata causado por la hiperplasia ejerce presión sobre la uretra masculina, causando dificultad para orinar, vacío incompleto de la vegija o sensación de urgencia. Una sintomatología “bastante incapacitante cuando alcanza un grado moderado o grave”, afirma Carlos Suárez Fonseca, del grupo de Urología Avanzada del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo en Madrid.
Al tratarse de una dolencia muy frecuente en los hombres, la hiperplasia benigna de próstata tiene un tratamiento relativamente sencillo. En las primeras fases de la enfermedad “empezamos con un tratamiento farmacológico que es sobre todo a base de alfabloqueantes”, explica el urólogo. El principal inconveniente es que estos tienen unos efectos secundarios que “provocan hipotensión, pérdida de libido y eyaculación retrógrada -cuando el semen se redirige hacia la vegija en lugar de salir por la uretra- en un 80% de los casos”.
Además, el farmacológico es un tratamiento que dura años -con el consecuente desembolso- ya que se trata de pacientes crónicos. Por otro lado, los relajantes prostáticos “crean tolerancia, lo que quiere decir que con el tiempo hay que poner medicación más potente hasta que el tratamiento es insuficiente y hay que operarlos”, concluye el doctor Suárez.
Rezum, el sistema que revolucionará la cirugía de próstata
En el ámbito quirúrgico encontramos la cirugía abierta convencional y las técnicas mínimamente invasivas mediante abordaje transuretral (intervención endoscópica que se realiza a través del canal de la uretra). Estas últimas comprenden “varios tipos de cirugías con láser y otras como el REZUM”, un sistema de reciente aparición (apenas cuatro años) que acaba de aterrizar en España.
Mediante el sistema REZUM “se inyecta vapor de agua en los lóbulos prostáticos a máxima presión, por lo que estos se separan de los vasos sanguíneos y se provoca la muerte celular del tejido prostático”, describe el urólogo. Con el paso del tiempo, el cuerpo elimina de forma natural el tejido necrosado, reduciendo el tamaño de la próstata. Esta técnica no logra un alivio inmediato de los síntomas como harían las cirugías más convencionales, ya que el tejido tarda aproximadamente tres meses en desaparecer, “dependiendo del tamaño de la próstata”.
El mayor beneficio del REZUM, señala el urólogo, es el sexual: “Es la técnica ideal para los pacientes que tengan efectos secundarios derivados de la medicación, sobre todo el de la eyaculación retrógrada”.
Entre otras ventajas se suman la rapidez y el casi nulo tratamiento posoperatorio: “Solo tiene que venir el paciente en ayunas y en diez minutos puede irse a casa”, cuenta el doctor. Es un tratamiento que se realiza de forma ambulatoria, no requiere ingreso hospitalario y, además, es apto para todo el mundo.
También es especialmente interesante, cuena Suárez, en casos con un alto riesgo quirúrgico (pacientes con cardiopatías, diabéticos u obesos), ya que se hace con sedación y no con anestesia general. Aun así, aquellos pacientes con una próstata de tamaño superior a 90 gramos tendrán que recurrir a otro tipo de cirugía.
El sistema REZUM procede de Estados Unidos, donde se ha puesto en práctica en más de 5.000 pacientes, mientras que aquí en España solo ha habido alrededor de 250 intervenciones desde que se trajo la técnica a principios de marzo. El doctor Suárez es uno de los primeros profesionales en haber empezado a utilizar REZUM en España y, aunque no es el estándar de la cirugía transuretral para tratar la hiperplasia, cuenta que ya “va consiguiendo su hueco, ya que es una técnica con unos resultados excelentes”.