Actualmente existen multitud de fármacos analgésicos y antiinflamatorios, pero ninguno de ellos carece de efectos secundarios y, sobre todo, de potenciales efectos adversos. Si bien es cierto que cualquier prescripción médica tiene como objetivo el beneficio del paciente, con el mínimo número de efectos adversos posible, la realidad es que se trata de una decisión médica complicada.
De hecho, esa es la conclusión a la que ha llegado un nuevo trabajo publicado en el Journal of Cardiovascular Pharmacology and Therapeutics. Según el estudio, todos los antiinflamatorios no esteroideos o AINE tienen potenciales beneficios, pero también riesgos, y es complicado elegir; siempre debe individualizarse según el caso.
Actualmente, solo en Estados Unidos, alrededor de 29 millones de personas usan antiinflamatorios no esteroideos o AINE sin receta para paliar sus dolores. También en este país, hasta 100.000 ingresos hospitalarios y 17.000 muertes anuales se deben al uso y abuso de este tipo de fármacos, ya sea tanto bajo prescripción médica o por su consumo indiscriminado.
De hecho, se sabe que los antiinflamatorios no esteroideos, como es el caso del ibuprofeno, dexketoprofeno, naproxeno, diclofenaco y similares, tienen relación con un aumento de riesgo de infartos cardíacos o accidentes cerebrovasculares, incluso en personas sanas. Si bien todos estos casos tienen potenciales beneficios para paliar diversos tipos de dolor, no carecen de riesgos, y elegir adecuadamente es complicado tanto para médicos como para los pacientes.
Por ello, los investigadores del colegio de medicina Charles E. Schmid de la Florida Atlantic University han realizado la actual revisión que aborda tanto los riesgos cardiovasculares del uso de estos fármacos, como los riesgos gastrointestinales y renales.
No hay uno mejor que otro
En la investigación se tuvieron en cuenta tanto antiinflamatorios no esteroideos como otros fármacos recetados para el dolor, como ácido acetilsalicílico o aspirina, o los inhibidores de la ciclooxigenasa-2, como el celecoxib o etoricoxib, además del paracetamol (un fármaco analgésico, pero no antiinflamatorio).
Todos estos fármacos tienen beneficios y riesgos, así lo explican los autores del trabajo:
- La aspirina ha demostrado reducir el riesgo de eventos cardiovasculares y cerebrovasculares. Sin embargo, se sabe que también produce perjuicios a nivel gastrointestinal y renal, así como alteraciones del equilibrio iónico, como aumento de sodio o potasio, e incluso insuficiencia cardíaca en algunos casos.
- Los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX2), como el celecoxib o etoricoxib, han demostrado un perfil gastrointestinal más seguro y menos lesivo respecto a los otros fármacos antiinflamatorios y la aspirina, pero sí tienen efectos adversos sobre el sistema cardiovascular, y también a nivel hepático y renal.
- El paracetamol o acetaminofén no tiene propiedades antiinflamatorias como tal, pero sí analgésicas, y no carece por ello de efectos adversos. De hecho, este fármaco se ha relacionado con más del 50% de las insuficiencias hepáticas causadas por sobredosis farmacológica, y con el 20% de los casos de transplante de hígado, además de tener relación con enfermedades renales.
Los investigadores sugieren que, teniendo en cuenta la evidencia científica disponible, no hay un antiinflamatorio mejor que otro, todo dependerá del paciente. De hecho, tanto los médicos como los pacientes deben tomar decisiones de forma individualizada, en base a todos los factores de riesgo que pueda enfrentar paciente.
Así, a la hora de recetar un medicamento para aliviar el dolor y la posible inflamación asociada, los científicos sugieren no solo tener en cuenta los posibles efectos secundarios gastrointestinales o cardiovasculares, sino también los beneficios potenciales reales, incluyendo mejoras en la calidad de vida general. Es decir, calcular un claro beneficio sobre el riesgo.