Las setas shiitake son un tipo de hongo consumido habitualmente en Japón ya desde la época del emperador Chuai en el año 199 DC. En aquel entonces se creía que este tipo de seta, conocido científicamente como Lentinula edodes, dotaba a quien lo consumiese de vigor y juventud.
Muchos las consumen en busca de sus propiedades saludables, pues contienen diversos micronutrientes como una amplia variedad de vitaminas del grupo B y minerales como el cobre, selenio, manganeso o zinc, además de otros como hierro, magnesio, fósforo o potasio en menores cantidades.
Sin embargo, muchos otros consumen setas shiitake por su sabor, dado que puede usarse en múltiples recetas. El problema llega, de forma similar a lo que ocurre con muchos otros alimentos que requieren un tiempo determinado de cocción, cuando se consumen crudas o poco hechas. En tales casos, se puede llegar a producir una reacción dérmica muy llamativa conocida como dermatitis flagelada por setas shiitake.
También en España
Aunque se trata de una afección más común y conocida en países asiáticos, como Japón, lugar de origen de las setas shiitake, la realidad es que cada vez son más los casos objetivados en España y otros países occidentales donde este tipo de alimentos están cobrando relevancia. Aún así, se trata de casos relativamente aislados, pero su conocimiento es necesario como forma de prevención.
Uno de los últimos casos registrados -aún no publicado- se ha producido en el Hospital de La Plana, en Castellón, pero existe uno reciente español que sí se recogió en la literatura científica.
Sucedió en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, en un caso descrito en la revista Medicina de familia. En Urgencias de este centro hospitalario ingresó una mujer de 47 años, con antecedentes personales de hipertensión arterial y, por ello, en tratamiento diario.
La mujer sufría una erupción cutánea pruriginosa y generalizada de 48h de evolución. Negaba contacto con plantas, introducción de nueva medicación o aplicación de nuevos productos tópicos y no presentaba fiebre, artralgias u otra clínica sistémica. Tras una exhaustiva anamnesis, finalmente reconoció haber ingerido setas poco cocinadas del género shiitake 48 horas antes del inicio del cuadro en su domicilio.
En el caso de una dermatitis flagelada por setas shiitake lo que se produce es la aparición de una serie de lesiones rojizas, lineales, que se distribuyen de forma general por el tronco (pecho, abdomen y espalda), piernas y en ocasiones también brazos, asociando un picor intenso. Además, este tipo de setas también pueden provocar otras reacciones adversas, tales como dermatitis alérgicas, urticarias, asma secundaria a su consumo e incluso casos de neumonitis por insensibilidad secundaria a sus esporas. Pero, puntualizamos, la forma más común es la dermatitis o inflamación de la piel asociada a su consumo crudo o poco cocinado.
Se puede llegar a producir hasta 48 horas tras el consumo de dichas setas. La forma más común se localiza en la piel, pero también puede llegar a afectar a la zona interna de la boca en forma de erosiones o úlceras.
Las pruebas complementarias, como las analiticas, no suelen mostrar alteraciones. Además, las pruebas alérgicas como el conocido prick test o las pruebas epicutáneas no suelen funcionar, por lo que no suele recomendarse su uso como diagnóstico. De hecho, el diagnóstico de esta enfermedad suele ser clínico, es decir, basándose en los signos y síntomas que sufre la persona que padece la enfermedad, siempre centrándose en el factor clave que es el contacto o consumo de setas shiitake.
Por su parte, el tratamiento es relativamente fácil, pero requiere cierto tiempo de duración: entre dos y tres semanas. Habitualmente este tipo de dermatitis suele solucionarse usando fármacos antihistamínicos y corticoides en forma de crema. Sin embargo, en ocasiones, las lesiones pueden permanecer hasta dos meses después de su inicio.
No fue el caso de la mujer que ingresó en el hospital albaceteño que mejoró progresivamente con un tratamiento con levocetirizina 5mg/12h y corticoides tópicos de potencia intermedia y a las dos semanas vio cómo se resolvían sus lesiones, sin que quedaran siquiera restos de hiperpigmentación.
Aunque el primer caso de dermatitis flagelada por setas shiitake se describió en Japón en el año 1977, y que su imagen característica es llamativa, actualmente se desconoce cómo se desarrolla la enfermedad, aunque parece que se soluciona espontáneamente con el paso del tiempo. El tratamiento suele tratar los síntomas como las lesiones y el intenso picor, pero no "curar" la enfermedad como tal. Sin embargo, no suele dejar secuelas, y su prevención consiste únicamente en un adecuado cocinado de este tipo de setas, con el objetivo de evitar consecuencias de este tipo.