Diez casos confirmados de COVID 19, la enfermedad que provoca el coronavirus, han hecho que se dispare todavía más la histeria en España frente al nuevo patógeno, que además ya se habría empezado a transmitir localmente, a tenor del caso confirmado en Andalucía que no habría viajado a ninguna zona de riesgo ni estado en contacto con personas que lo hubieran hecho.
Sin embargo, frente al acopio innecesario de mascarillas y soluciones antisépticas, nada mejor que datos si no para descartar el miedo y la preocupación por el coronavirus -que todos los organismos sanitarios reconocen lógico y comparten- sí para rebajar el miedo a la muerte en la mayoría de los casos.
Mucho se ha hablado ya de la letalidad del nuevo coronavirus, mucho menor que la de otros patónenos de la misma especie como el SARS aunque mayor que la de la gripe estacional, pero no tanto sobre cómo se distribuyen esas muertes.
Según explica a EL ESPAÑOL el especialista en Microbiología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra Gabriel Reina, la mayor fuente de luz sobre esta materia la ofrece un trabajo publicado esta misma semana en JAMA, la revista de la Asociación Estadounidense de Medicina.
El estudio dirigido por dos investigadores de los Centros Chinos para el Control y Prevención de las Enfermedades analiza 72.314 casos de COVID 19 registrados en China y desglosa sus datos, lo que permite hacer una completa radiografía de quién tiene realmente riesgo de morir por la enfermedad.
Así, lo que se lleva tiempo escuchando desde el inicio de la epidemia -que acaba sobre todo con la vida de personas mayores e inmunodeprimidas, lo que pasa también con la gripe estacional- se ve ahora confirmado por los datos.
Así, la tasa de mortalidad del coronavirus en este país es del 2,3% -en los países donde no hay transmisión local se sitúa en un 0,7%- pero, como subraya Reina, "la edad tiene mucho peso".
Tanto, que la tasa de mortalidad por encima de los 80 años fue de casi el 15%, por encima de los 70 del 8% y por debajo de esta edad -el grueso de pacientes detectados por ejemplo en España- de sólo el 1%.
Esto es algo que también sucede en la gripe estacional, pero en el caso de esta enfermedad tan común lo mismo que se aplica a los mayores se extrapola a los niños, algo que no sucedería con el coronavirus. En el estudio de JAMA, sólo el 1% de los casos resultaron ser menores de 10 años y ninguno de ellos falleció por la enfermedad.
El trabajo también pone de manifiesto la mayor letalidad de la enfermedad en pacientes con otras patologías. Un 10,5% de los afectados por COVID-19 que tenían antes diabetes fallecieron por el nuevo coronavirus, como lo hizo el 7,3% de los diabéticos afectados, el 6,3% de los que tenían una enfermedad crónica respiratoria, el 6% de los que sufrían hipertensión y el 5,6% de los que sufrían un cáncer.
Que se sepa, ninguno de los afectados actualmente por coronavirus en España padece otra patología a la vez, aunque al preservarse datos sobre su identidad puede que esto no se haya hecho público.
Esto es algo que también coincide con la gripe estacional. "Por ello, los enfermos crónicos son uno de los grupos poblacionales a los que se recomienda la vacunación de la gripe", comenta Reina.
El experto comenta que el aumento de letalidad del coronavirus en grupos de edad avanzada tiene lógica porque "el sistema inmune está más debilitado según avanza la edad". Es algo que sabe muy bien Marcio Borges, jefe de la Unidad Multidisciplinar de Sepsis del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Son Llàtzer de Palma de Mallorca, que participaba este miércoles en la III Reunión Multidisciplinar de Sepsis.
El médico, que comenta que todos los individuos fallecidos por COVID 19 lo han hecho en realidad por sepsis, ya que ésta se define como cualquier infección que acaba con defunción por afectación de algún órgano vital, indica que una edad superior a 75 años siempre implica un mayor riesgo de tener cualquier infección, pero que la calidad de vida de la persona también influye. "No es lo mismo tener esa edad en India que en España", recalca.
En cualquier caso, Borges subraya que, en general, con las defensas más bajas no sólo hay más posibilidades de infección, sino que ésta se suele presentar con más gravedad, lo que coincidiría con los datos del estudio de COVID 19 más multitudinario hasta la fecha.