Este lunes, el coronavirus llegaba a las instancias más altas del poder en la Comunidad de Madrid. Su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, mencionaba que había dado positivo en la prueba de laboratorio para detectar en el organismo el Sars CoV-2, el nuevo coronavirus que causa la COVID-19, la enfermedad que hasta este mediodía afectaba a 11.209 españoles, más del 40% residentes en la comunidad que presiden.
En el vídeo donde anunció que se había hecho este test por segunda vez -la primera sin presentar ningún síntoma-, la mandataria explicaba por qué lo había pedido. La razón: tenía tos. Además, comentaba, era algo normal en ella cuando sufre la alergia estacional que dijo padecer. Ni una mención al síntoma que la mayoría de españoles cree que es imprescindible para tener COVID-19, o al menos para sospecharlo: la fiebre.
Cientos de paisanos están estos días desgastando sus termómetros -algunos incluso se llevan la sorpresa de que se puede tener menos de 36 Cº y no estar muerto por congelación- en busca de ese signo, ese síntoma infalible que nos hará engrosar las estadísticas de la enfermedad, aunque no nos cuenten si no nos hacemos el test como nos pedían hasta ahora.
La OMS lo ha dicho claramente y a EL ESPAÑOL se lo confirma Antoni Trilla, el jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. "Entre el 85% y el 90% de pacientes tienen fiebre, según la OMS", afirma. También lo confirmaba a este diario Luis Puente, neumólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. "En Medicina nunca se puede hablar de absolutos, pero sería muy muy raro tener COVID-19 sin fiebre".
Entonces, ¿qué le pasó a la presidenta de Madrid? El microbiólogo de la Clínica Universidad de Navarra Gabriel Reina da la clave y la da en formato estudio. Un trabajo publicado el 28 de febrero en The New England Journal of Medicine describía las características clínicas de un grupo de 1.099 pacientes de COVID-19 en China y en él se decía qué porcentaje de enfermos presentaba fiebre al ingresar en el hospital. La respuesta, sorprendente para muchos, es una cifra muy baja, el 43,8%.
Sin embargo, no es que la OMS y el resto de expertos que afirman que tener fiebre es casi indispensable para un diagnóstico de COVID-19 mientan o ignoren este dato; la realidad es que eso ocurre en los dos tres primeros días de la infección pero, según ésta avanza, es casi imposible librarse de la subida de la temperatura corporal.
De hecho, ese mismo estudio de la publicación estadounidense considerada la Biblia de las revistas médicas lo afirma: el 88,7% de los pacientes tuvieron fiebre durante su hospitalización.
Reina señala que también hay pacientes que sufren la dolencia de forma grave sin tenerla; son los inmunodeprimidos y los ancianos, que tienen las defensas bajas casi por definición. "La fiebre al final es una reacción del sistema inmunológico ante una infección, si éste no funciona bien, puede no darse la fiebre", comenta.
El médico de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid Juan González del Castillo, también coordinador de infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) explica a este diario que lo que sí es más habitual al principio es presentar síntomas respiratorios, pero reconoce que si se presentan dichos síntomas, junto con otros como fatiga y realmente supone un cambio en lo habitual sí que hay que llamar al médico, pero que es difícil establecer unas reglas para todos. "La población es muy heterogénea, no es lo mismo que estés sano a que tengas patologías de base y no es lo mismo padecer los síntomas siendo mayor o joven", reflexiona.
También recuerda que, sea cual sea la gravedad de los síntomas, hay que seguir la etiqueta respiratoria y las medidas higiénicas mil veces repetidas por las autoridades sanitarias: no tocarse la cara, ni la boca ni los ojos sin lavarse las manos y hacer lo propio cuando se tocan objetos.
Reina ofrece otra clave para sospechar de la presencia del coronavirus sin fiebre: el comienzo súbito de síntomas. En caso de que eso se sospeche, el virólogo recomienda tomar ya las mismas medidas de precaución que si se tuviera la infección confirmada: aislarse no sólo en casa, sino en una habitación y extremar la higiene en las zonas comunes que se utilicen, además de al lavar la ropa.
En definitiva, lo que le ha pasado a la presidente de la Comunidad de Madrid no es excepcional pero lo más probable es que acabe teniendo fiebre. Desde aquí, le deseamos una pronta recuperación, Madrid sin duda la necesita a ella y a todos.