"Estos resultados impedirían su introducción en rutina". Con esta demoledora frase se ha pronunciado la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) sobre los famosos nuevos test chinos que ha comprado el Ministerio de Sanidad y que aún no están aplicándose porque, como lleva días explican el director del Centro de Alertas y Emergencias sanitarias, Fernando Simón, primero tenían que validarse en las instalaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
A tenor de esta sociedad científica, esas validaciones no están yendo nada bien. Al menos las de las primeras pruebas disponibles de este tipo en España, las pruebas rápidas GICA (Ensayo de inmunocromatografía de oro coloidal) de la marca Bioeasy, como ha indicado en su propia cuenta de Twitter el ISCIII.
En su Documento de posicionamiento de la SEIMC sobre el diagnóstico microbiológo de COVID-19, la entidad afirma las pruebas presentan una sensibilidad inferior al 30% y una especificidad del 100% en poblaciones que acuden a las urgencias de los hospitales, en los que se ha detectado una positividad de la PCR -los test no rápidos, los usados hasta ahora- del 84%.
La sensibilidad caracteriza la capacidad de la prueba para detectar la enfermedad en sujetos enfermos, es decir, es el parámetro que realmente tiene que ser alto. La especificidad, sin embargo, mide la proporción de sanos correctamente identificados.
El diario El País confirmó en la noche de este miércoles con Sanidad los malos resultados de los análisis de sensibilidad. El Instituto de Salud Carlos III, dijo un portavoz a dicho periódico, "ha detectado una sensibilidad que no se corresponde con lo establecido en la ficha técnica".
Según Sanidad, se trata de una partida determinada y localizada en la Comunidad de Madrid y ha dado orden para que sea retirada. Añadió que ha dado orden al fabricante para que la sustituya y que todos los test comprados por el Gobierno están homologados para su utilización en Europa.
Por su parte, los infectólogos no lo dan todo por perdido. Aunque ellos no hacen referencia a partidas especificas de los test, sí que aclaran que existen otros formatos ya adquiridos en España que requieren de otro tipo de lectura -fluorescente- que "están pendientes de ser evaluados".
También apuntan a la próxima introducción en territorio nacional de pruebas de detección de anticuerpos IgM e IgG en sangre que, aunque no están avaladas por muchas publicaciones científicas, avalan su uso tanto la OMS como la FDA, el organismo que regula fármacos y medicamentos en EEUU.
Al contrario que los actuales, estas pruebas sí requieren de una muestra de sangre para ser analizada, aunque basta con una ligera punción como la que se hacen los diabéticos para ver su nivel de glucosa.