A día de hoy se desconoce cuál es a ciencia cierta el origen del SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la actual pandemia conocida como COVID-19. Sin embargo, como si del juego del Cluedo se tratase, los investigadores siguen la pista a varios animales con altas probabilidades de haber causado el salto de este microorganismo a los seres humanos: los murciélagos y los pangolines.
Actualmente sabemos que la teoría de que el SARS-CoV-2 fue creado en un laboratorio no es más que un bulo más de entre muchos, como confirmó la revista Nature Medicine hace escasos días. De hecho, los estudios iniciales sobre el genoma del nuevo coronavirus apuntaban a los murciélagos, pero señalaban a una colonia de estos mamíferos alados que se encuentra en Yunnan, una provincia al sudeste de China, a 1.000 km de Wuhan.
Parece poco probable, aunque los mercados chinos suelen tener una amplia variedad de animales vivos en venta tanto como alimentos como por su potencial uso medicinal, y muchos de ellos incluso proceden de los trópicos. Pero, por su parte, el pangolín es otro mamífero mucho más fácil de encontrar en el país asiático, y su venta ilícita a pesar de encontrarse en peligro de extinción es muy popular.
Es considerado un manjar, y sus escamas se usan como ingredientes en la 'medicina tradicional'. Y aparentemente, los pangolines también pueden poseer hasta dos especies diferentes de coronavirus muy similares a la causante de la actual pandemia.
El pangolín como nexo de coronavirus
Así lo sugeriría otra investigación publicada en Nature, en la cual se han analizado tejidos congelados de 18 pangolines malaya (Manis javanica), obtenidos de operaciones contra el contrabando llevadas a cabo por la Aduana de Guangxi entre 2017 y 2018, mucho antes de iniciarse la actual pandemia.
En total se encontró ARN de coronavirus en 6 de las 43 muestras de órganos de todos los animales, detectándose el virus en cinco de los animales en total. Finalmente, se obtuvieron seis genomas detallados de las cepas de los coronavirus de los pangolines.
Ninguna de las muestras coincidía con el actual SARS-CoV-2, pero hubo una serie de secuencias que sugieren que los virus encontrados estaban relacionados con el nuevo coronavirus.
Así mismo, se realizó una segunda búsqueda en otro lote de tejidos de pangolín de una operación realizada más adelante, durante el año 2018, donde se obtuvieron hasta tres resultados positivos en 12 pangolines.
Y, además, también se analizaron escamas de pangolín, hisopos de piel y otros tejidos de un centro de aduanas ajeno, en Guangzhou, recogidos al principio del año 2019.
Entre las muestras de los tres lotes, la mezcla de genomas de coronavirus eran entre un 85,5% y un 92,4% similares al actual SARS-CoV-2, y representaría dos líneas de coronavirus relacionados con el actual causante de la enfermedad COVID-19. Una de estas líneas de virus, además, tendría uniones de receptor muy similares al actual coronavirus, por lo que su similitud es realmente llamativa.
Los puntos negros de la investigación
¿Caso cerrado, por lo tanto? No, según varios investigadores entrevistados por The New York Times. Uno de ellos, Kristian G. Andersen del Scripps Research Translational Institute en La Jolla, EEUU, admite que las investigaciones parecen apuntar al pangolín como uno de los huéspedes del coronavirus que acabaría infectando al ser humano, pero no como origen, sino como uno de los muchos pasos intermedios.
Andersen apunta a que, si bien el mercado de animales salvajes de Wuhan ha sido el epicentro de la pandemia, nada indica que el coronavirus se originase ahí. Pudo originarse a gran distancia, en granjas y con diferentes especies que fueron traídas para comerciar. Por otra parte, como apunta el artículo, la principal parte del pangolín con la que se trafica son las escamas desecadas, lo que dificulta la diseminación de cualquier virus que pudiera tener la criatura.
De momento, estos resultados tampoco podrían asegurar totalmente que los pangolines fueron el origen de la pandemia actual, y las investigaciones al respecto siguen su curso. Aún así, los resultados deberían servir como una llamada de atención, según los investigadores: todos estos animales se dirigían a los mercados de animales vivos de China, para su venta ilícita.
La venta de pangolines, tanto vivos como muertos, es ilegal en China. Sin embargo, será necesaria más voluntad política para hacer cumplir la ley en el gigante asiático, y probablemente su venta continuará en muchos puntos del país a pesar de las nuevas prohibiciones al respecto.