Más allá de la hidroxicloroquina: estos son los fármacos que se prueban para la COVID-19
Un derivado de un antiguo tratamiento para la malaria ha mostrado buenos resultados para la COVID-19, pero ni es el definitivo ni puede usarse siempre.
31 marzo, 2020 02:41Noticias relacionadas
Es posible que les haya llegado por WhatsApp un mensaje del que, eso sí, descarta su veracidad aunque sea por lo mal que está escrito. En él, se afirma que China demostró que la hidroxicloroquina -un fármaco relativamente antiguo para la prevención de la malaria- en combinación con la azitromicina era la fórmula que mejor funcionaba para el tratamiento de la COVID-19.
También se indica que los buenos resultados obtenidos en China hicieron que este fármaco se agotara en las farmacias y que la industria farmacéutica, como no, intentó ocultar esa información porque, si esto salía a la luz, se hundía su negocio: sacar un fármaco con patente -que se pudiera vender caro- y hacerse de oro con la cura de la enfermedad.
Como ocurre en todo bulo, hay parte del mensaje que es real. Sí, la hidroxicloroquina en combinación de la azitromicina ha demostrado eficacia en el tratamiento de la COVID-19. Es, según explica a EL ESPAÑOL el jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, el fármaco que más se utiliza en los hospitales españoles, pero la evidencia científica que lo acompaña es contradictoria.
Estudios no concluyentes
Hay un estudio francés, publicado en la revista International Journal of Antimicrobial Agents, que demuestra la eficacia de este medicamento, pero lo hace sólo en 36 pacientes y tiene un importante fallo, según destaca Trilla y reconocen los propios autores: no es aleatorizado; es decir, no se ha comparado su eficacia con placebo u otra alternativa terapéutica.
Pero la situación que vive Francia y otros países ha llevado a la autorización del uso compasivo de la combinación, igual que se hace de facto en España desde casi el inicio de la pandemia, a principios de marzo. Y ahí vuelve a entrar otro bulo. Otros mensajes transmitidos por WhatsApp acusan al Gobierno español de haber confiscado la hidroxicloroquina y haber centralizado su distribución por el Ministerio de Sanidad. Pero, continua el mensaje, "se está dando solo a pacientes críticos cuando parecer ser que es más eficaz en estadios precoces de la enfermedad".
La primera parte es cierta. El Ministerio de Sanidad ha centralizado la distribución de hidroxicloroquina, pero no lo ha hecho por gusto ni por dejar a nadie sin la oportunidad de curarse de la COVID-19; de hecho, en Francia se ha aplicado exactamente la misma medida. Lo explica Trilla, que también es miembro del comité científico de Sanidad: "El suministro no es infinito y el Ministerio ha decidido que esto no vaya a las farmacias, para que pueda ser dirigido a los ensayos clínicos que se están llevando a cabo, al uso compasivo y a los pacientes que actualmente lo necesitan, los enfermos de lupus".
Además, no se trata de un fármaco inocuo: de hecho, se ha observado efectos secundarios graves, sobre todo en los pacientes con problemas cardiacos.
Uso compasivo
Actualmente varios hospitales ensayan la hidroxicloroquina y la administran en uso compasivo junto a la azitromicina. Al tratarse de un fármaco genérico, muchos laboratorios se han puesto manos a la obra para aumentar las dosis disponibles; La multinacional Novartis anunció su compromiso de donar hasta 130 millones de dosis de hidroxicloroquina genérica para apoyar la respuesta pandémica global al COVID-19, aunque no lo hará efectivo hasta que el medicamento se autorice para la enfermedad, algo que no ocurrirá hasta que concluyan los ensayos clínicos.
Laboratorios Rubió, farmacéutica española que fabrica y comercializa Dolquine®, medicamento a base de hidroxicloroquina, afirma disponer de producto suficientepara asegurar el abastecimiento a los enfermos para los cuáles el producto está indicado y también tener capacidad de triplicar esta producción.
En la misma línea, Aristo Pharma ha donado al Sistema Nacional de Salud la totalidad de las dosis de hidroxicloroquina(Xanban), más de 200.000, que tiene actualmente en su stock.
Además, diversas empresas han contribuido al ensayo clínico liderado por el investigador Oriol Mitjà que prueba la hidroxicloroquina como fármaco profiláctico, para evitar la transmisión en caso de contacto con pacientes infectados.
Más fármacos a prueba
Este medicamento es también uno de los incluidos en el ensayo clínico Solidarity, un gran experimento impulsado por la Organización Mundial de la Salud para definir cuál es el mejor medicamento para tratar la COVID-19. En esta prueba participa de momento el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, pero pronto se sumarán más centros.
Es justo este ensayo el que da la pista más fiable de que la hidroxicloroquina no es el medicamento milagro del que algunos hablan, sino sólo una opción entre varias. Basta con echar un vistazo al resto de los fármacos que se prueban junto a él: remdesivir, Lopinavir más ritonavir, o Lopinavir más Ritonavir más Interferón.
La Agencia española del medicamento (Aemps) ha publicado un documento sobre los tratamiento disponibles para el manejo de la infección respiratoria por SARS CoV-2. En él, se habla por supuesto de la hidroxicloroquina y se dice que su eficacia se está evaluando en al menos 30 ensayos clínicos en todo el mundo y se menciona el ensayo francés, pero se confirma que la administración ambulatoria, en farmacias, sólo se autoriza para los pacientes con enfermedades crónicas no relacionadas con la COVID-19. El resto, se administra en farmacia hospitalaria. El tratamiento se toma vía oral.
Otro de los fármacos de los que habla es muy conocido en el tratamiento del VIH y se trata de la combinación de dos antirretrovirales, el lopinavir y el ritonavir. La mezcla se denomina Kaletra y se está utilizando, por ejemplo, en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Se trata del tratamiento recomendado por las autoridades sanitarias chinas durante la crisis en este país. Éste se administra también en comprimidos aunque existe en formato solución oral.
Con otras indicaciones
Tres ensayos clínicos en España evalúan otro fármaco, el remdesivir, que se desarrolló inicialmente para el tratamiento del virus del ébola y que demostró su eficacia para la COVID-19 en el primer pacientes con infección respiratoria por Sars CoV-2 de EEUU. El fármaco es menos cómodo para el paciente, ya que su administración es intravenosa.
Un cuarto fármaco recomendado por la AEMPS es el tocilizumab, un agente inmunosupresor autorizado para el tratamiento de la artritis reumatoide que, como el resto, se está utilizando en uso compasivo, aunque se espera que pronto comiencen ensayos clínicos para evaluar su eficacia. Existe una diferencia por tanto con el resto: ningún ensayo clínico ha demostrado su eficacia, a lo que se suma lo difícil y lento de su producción y su stock limitado.
Otro medicamento para la artritis reumatoide, el sarilumab, se va a empezar a probar en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Su administración es también intravenosa, menos confortable para los pacientes. Por último, dos tipos de interferón, el Beta-1B y el Alfa-2B, con poco stock disponible se aplican también en uso compasivo.
Muchos de estos ensayos clínicos se financiarán con el fondo COVID-19, gestionado por el Instituto de Salud Carlos III y dotado de momento con 24 millones de euros. También con este dinero se financiará un proyecto liderado por el Instituto de Investigación Sanitaria Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid, y que consiste en evaluar la eficacia de la parte líquida -el plasma- de la sangre de las personas que han superado la COVID-19 para curar a los todavía enfermos.
El estudio contará con la participación de al menos otros siete hospitales españoles y coincide con el anuncio hecho por la farmacéutica española Grifols, que va a hacer lo propio pero no con sangre fresca, sino con bolsas de inmunoglobulinas hiperinmunes al coronavirus que fabricarán a partir de la misma materia prima, el plasma de los curados.
En definitiva, la hidroxicloroquina no es la única opción para la COVID-19. De hecho, ninguno de estos fármacos lo es. Todos están en fase de investigación y habrá que esperar para saber cuál es el que mejor funciona. Ante esta situación, lo mejor es no lanzarse al mercado pirata a por ellos: el teórico remedio podría ser peor que la enfermedad.