El pasado 10 de marzo, cuando en España sólo se habían detectado 1.622 casos de infección por coronavirus y habían fallecido 35 personas, el ministro de Sanidad Salvador Illa declaró que cambiábamos el escenario de contención del nuevo coronavirus Sars CoV-2 a uno de contención reforzada, que implicaría que, al día siguiente, se cerrarían los colegios de Madrid, Vitoria, Haro y Labastida.
Da casi miedo leer a principios de abril, con 130.759 casos notificados de infección por el coronavirus y 12.418 muertos en España, lo que escribió en un post en la red social Medium Tomás Pueyo en esa misma fecha.
A 9.000 kilómetros de distancia, en la bahía de San Francisco, Pueyo había escrito: "El coronavirus está yendo hacia a ti.Lo está haciendo a velocidad exponencial: primero gradualmente y luego repentinamente. Es cuestión de días. Quizás una semana o dos. Cuando llegue, tu sistema sanitario estará saturado. La gente tendrá que ser atendida en los pasillos. El personal sanitario estará agotado. Algunos de ellos contagiados, otros morirán. Tendrán que decidir qué pacientes reciben el oxígeno y cuáles dejan morir. La única manera de prevenir esto es el aislamiento social hoy. No mañana. Hoy. Esto significa mantener a cuanta más gente posible en casa, desde ya".
"Como político, empresario o representante de tu comunidad, tienes el poder y la responsabilidad de prevenir esta catástrofe. Puede que te asalten las dudas: ¿Y si estoy exagerando? ¿Se va a reír la gente de mí? ¿Se van a enfadar? ¿Estoy provocando el pánico? ¿No será mejor esperar a que otros hagan algo primero? ¿Estaré causando un daño irreparable a la economía? Pero en 2–4 semanas, cuando el mundo entero esté en aislamiento, cuando estos pocos y tan preciados días de distanciamiento social te hayan permitido salvar vidas, nadie te va a criticar: te agradecerán que hayas hecho lo correcto".
Pero, ¿quién es este Nostradamus del coronavirus? ¿La persona cuyos post ya nadie se pierde, el que escribió, en ese mismo texto, que mientras Madrid notificaba 600 casos, la realidad era que había entre 10.000 y 60.000 [algo que visto a posteriori parece que se acercaba mucho más a la realidad]?
Tomás Pueyo nació en Nantes, Francia, pero se ha criado prácticamente toda su vida en Madrid, donde estudió el colegio y una ingeniería en la prestigiosa Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI). A esa le sumó otra en París y un MBA en la Universidad de Stanford, en el área de Silicon Valley donde vive y trabaja actualmente, como vicepresidente del área de crecimiento de la empresa Course Hero, un exitoso repositorio de recursos online para estudiantes.
Pueyo atiende a EL ESPAÑOL por teléfono y lo hace, por supuesto, desde su casa, donde comenzó a trabajar mucho antes de que ningún país occidental estableciera el teletrabajo como medida para controlar el coronavirus.
¿Cómo y cuándo se le ocurrió escribir sobre la pandemia de coronavirus, qué fue lo que le hizo movilizarse?
Era a mediados de febrero, ponía un post casi a diario en mi Facebook, donde se puede ver día a día lo que estaba pensando en ese momento. Aún no había noticias de que en Hubei se había controlado la expansión del coronavirus y el mundo estaba pendiente de eso y también de si el virus iba a salir. Justo en ese momento llegaban los primeros casos de Italia e Irán. Italia ya parecía que se iba a convertir en un foco extremo.
Empecé a ver que en cuanto ponía algo, la reacción era mucho más fuerte que con cualquier otra cosa que haya posteado en mi vida y se volvió una costumbre y empecé a hacer predicciones en base a los datos y muchas eran acertadas y la gente seguía viniendo. A las dos semanas hice un análisis específico para la bahía de San Francisco y Silicon Valley y el estado de Washington, que estaban empezando a estar infectados en EEUU; un amigo me llamó desde París porque necesitaba algo parecido para avisar a sus compañeros de otras empresas de tecnología para que saber cuántas de estas empresas tenían que empezar a trabajar desde casa.
Yo tenía claro que estaba explotando en el mundo entero, pero veía que la mayoría de las empresas no estaban tomando medidas. Fue cuando escribí mi primer post en Medium sobre el tema; lo que hice fue coger todo lo que había escrito en las últimas dos semanas y ponerlo coherente en un sitio; no pensé que fuera a tener que fuera a tener tanto éxito.
Visto lo que ha pasado después, ¿se calificaría usted de visionario?
No,yo no me calificaría de nada y de visionario menos. Pero creo que había mucha gente que sabía lo que iba a pasar y ya estaba alertando; la diferencia es que todas las voces oficiales decían que esto no era un problema, por lo que todos los que alarmaban parecían secundarios. Y yo simplemente hice sonar la alarma, al igual que muchos de ellos, pero mucha gente escuchó. Hago muchas predicciones y casi todos los días son correctas. Pero califiqué el problema de pandemia varios días antes que la OMS. Que no significa nada, pero es el punto detrás de todo esto. Comenté que España iba a tener una crisis gorda.
¿Por qué cree que tantos países actuaron tarde? Es fácil que cada uno achaque el error a sus gobernantes propios, pero llama la atención que todos fallaran. ¿Cuál es su explicación?
Es humano no entender los crecimientos exponenciales, si uno se fija en todos los países que lo han hecho bien son todos del este asiático, y no es una coincidencia; son los que tienen experiencia con el SARS y el MERS. A Taiwan, Hong Kong y Singapur especialmente les había pasado parecido con el SARS hace 17 años y sabían lo que tenían que hacer. No solamente el Gobierno sabía lo que tenía que hacer y estaba preparado, sino también la población. En cuanto empezaron a escuchar que había algo así, se empezaron a separar, se empezaron a poner mascarilla y comenzaron a no quedar con otra gente.
Eso reduce exponencialmente la transmisión, pero después el virus llegó a países occidentales sin experiencia en virus de este tipo y las autoridades veían los números y decían: "Bueno, sólo son 10 casos, o 20 o 30" y pensaban: "Esto no es nada". Y es normal tener esa reacción, el problema es no ver que si son 50 casos y se están duplicando cada dos días te plantas en decenas de miles en unos pocos días.
Entonces, creo que es humano lo que hicieron los políticos, pero también es su trabajo, el entender esto, analizarlo y tomar las medidas correctas. Está, por ejemplo, el caso de Curazao -un país autónomo dentro del Reino de los países bajos-, que tomó medidas muy estrictas super rápido, porque de alguna manera se especializaron en sanidad. Entonces, si yo fui capaz de decir antes que Francia o España que tenían que tomar medidas, pues Francia o España tenían que haber hecho caso. Si yo aparecí en la televisión en Reino Unido diciéndole a un epidemiólogo que estaba vendiendo la posición oficial que su estrategia iba a matar a cientos de miles de personas, ellos también debieran haber sido capaces de haberlo visto; creo que es un error humano, pero que los gobiernos tienen suficientes medidas y recursos para no haber llegado a ese límite, sobre todo teniendo ejemplos como el del este asiático.
Pero, insisto, ¿cómo puede ser que no hubiera nadie como usted en ninguno de los Gobiernos, quitando el de Curazao?
El trabajo del político es muy muy duro y no quiero asumir que eso era obvio. Yo tengo la suerte por mi experiencia laboral y porque estoy en mi rincón en casa solo de poder analizarlo, pero cuando eres político y te llegan decenas de personas cada día diciendo que tienes que hacer esto o lo otro, no saber de quién fiarte, no sabes quién tiene razón y tienes esas voces encontradas. Por un lado tienes a los epidemiólogos y por otro lado a los empresarios y los trabajadores que te dicen: “Pero yo no puedo perder mi empleo". Entonces, como no es fácil darse cuenta de la gravedad y estás gestionando al mismo tiempo la salud y la economía, acabas tomando esas decisiones. Por eso no quiero acusar a los políticos, porque entiendo por qué han tomado las decisiones que han tomado, no creo que sean las correctas, pero creo que es humano tomarlas.
Pero, ¿por qué fallaron también la mayoría de los epidemiólogos?
Cada epidemiólogo es distinto. Por ejemplo, muchos de los que aparecen en mi artículo de apoyos públicos sí que lo habían visto. Creo que las razones por las que muchos epidemiólogos no se lo creían probablemente sean distintas. Una de las que me he encontrado mucho es que hay bastantes epidemiólogos cuya experiencia se basa en analizar datos históricos y cuando haces esto el problema es que ésta no es la situación en la que estamos. Esto hay que analizarlo día a día con información muy limitada y hay que escoger muy bien cuál de esta información escuchas y con cual puedes hacer predicciones a futuro. Y esa posición no es una que ninguno de ellos haya experimentado, porque no ha pasado, no lo han vivido.
Una de las cosas que no he mencionado sobre mi trabajo es que cada día tengo que tomar decisiones de millones de dólares con muy poca información y es una parte clara de mi trabajo entender qué información, de la poca que tengo, debo usar para tomar decisiones.
¿Por qué cree que las medidas de contención sí fueron eficaces en Hubei y no lo han sido, o al menos no tanto, en otros países?
Al hablar de contención y mitigación, hay que tener en cuenta que esos términos no siempre son claros. Por eso llamé a mi segundo artículo El martillo y la danza porque el martillo creo que deja claro lo que es. Llevamos dos semanas [tres a la publicación de este artículo] y ese es más o menos el tiempo que tienes máximo entre el contagio y el diagnóstico. Si ahora mismo cierras todo y nadie se contagia más, toda la gente que se acaba de contagiar va a tardar entre una y dos semanas en ser diagnosticado. Una semana en la que empiezan a subir los síntomas y otra hasta el diagnóstico. Y además no solamente esto, te quedas en familia y también contagias a la familia, por eso en Hubei tardó dos semanas, por eso en Corea tardó dos semanas y por eso tanto España como Italia han visto el número de casos nuevos bajar o estabilizarse después de dos semanas; lo que pasa es que esos son los casos nuevos de cada día, pero los pacientes no salen tan rápido de los hospitales, los casos que estaban ahí ya se quedan, vas acumulando nuevos casos que, aunque sean menos cada día, vas sumando a los anteriores; por eso el colapso hospitalario ocurre después del pico de casos nuevos y eso es lo que estamos viviendo ahora.
Existen diversos modelos matemáticos, o calculadoras estadísticas ,¿cómo podemos saber de cual fiarnos si no somos epidemiólogos?
No puedes. He visto muchos ya de estos modelos y lamentablemente he tenido que hacer mucho análisis para ver los errores de algunos de ellos y en muchos casos no puedo. La manera que yo tengo de ver esto es el sentido común, que muchas veces cuando te metes en modelos lo pierdes; por ejemplo, Reino Unido, había tomado decisiones sobre su estrategia de mitigación en base a un modelo del Imperial College. Y cuando uno mira ese modelo ve dos errores flagrantes, el primero es que las medidas de supresión duran tres meses -cuando luego te vas a China y a Corea, y nadie ha necesitado tanto tiempo. Entonces, si la realidad ya te demuestra que no llevas razón, pues tu modelo está mal. Y luego tiene otro error que es asumir que la infección por el virus iba a volver a explotar de la misma manera cinco meses más tarde, lo cual da por supuesto que no se aprende nada durante esos cinco meses.
Volviendo a su pregunta, no se puede saber cuál es un modelo correcto y cuál no y por eso lo más importante no son los modelos matemáticos sino lo que pasa en la vida real. El 80% de lo que yo digo en mis artículos no son cosas que me invento sino más bien un toque de atención para que se vea cómo se han hecho las cosas en los países del este asiático, porque ya lo han vivido, ya ha pasado y no hace falta inventarse nada, simplemente mirar lo que ya ha sucedido. Los modelos matemáticos son útiles, es nueva información, pero lo más útil es la realidad, eso tiene que ser siempre la fuente número uno.
¿Qué opina de la polémica sobre las distintas contabilidades de fallecidos por coronavirus en los diferentes países?
Los números de muertos actuales tienen un par de limitaciones que hacen que los muertos directos de coronavirus sean más bajos. Una de ellas es simplemente que no hay tiempo de registrarlos a todos y otra es que depende mucho de cómo hayan sido registrados; por ejemplo eso es algo que Irán hace muchísimo, nadie habla de Irán desde hace semanas y es porque han suprimido todas las noticias y están usándolo políticamente. Por ejemplo, muchas de las muertes por coronavirus simplemente las nombran como neumonías y eso es algo muy típico que también se ha visto en los países occidentales, pero en Irán muchísimo más. Nuestra cantidad de muertos es inferior a la real porque se califican por causas distintas al coronavirus y en realidad es por coronavirus, sea de manera directa o indirecta.
¿Cuándo cree que España debería haber decretado el confinamiento total?
[Suspira].Podemos hablar en detalle de ello, porque a toro pasado es mucho más fácil. Pero ni siquiera creo que sea la pregunta correcta, porque muchos de los países del sudeste asiático no necesitaron cerrar el país. Ahora mismo si tú ves tasas de movilidad en Madrid y Barcelona estamos al 5% y en Singapur al 75%, o sea que la vida es casi casi normal. ¿Por qué? Porque están preparados y no han necesitado cerrar el país, con unos pocos casos eran capaces de hacer todos los test que hacían falta, de rastrear los contactos para meterlos a todos en cuarentena y, obviamente, de aislar a la gente con enfermedad. A eso hay que sumarle otras cosas como por ejemplo educación en higiene a la población y cerrar las fronteras a países con transmisión comunitaria. Todas esas medidas son medidas que se podían haber tomado cuando había muy pocos casos, decenas o incluso sin casos, cuando se veían las noticias que llegaban de China. Una vez que ya tienes muchos casos y está en la comunidad sigue siendo algo bueno cerrar las fronteras, pero ya es tarde, ya tienes la epidemia local. Estas medidas, que son las medidas claves en los países del sudeste asiático, son las que se podían haber tomado muy pronto. Pero si se forma ese cuello de botella, hay que aplicar el martillo y la pregunta es cuándo aplicarlo. Yo lo único que puedo decir es que escribí mi primer artículo un martes (10 de marzo) y las medidas se aplicaron en España ese sábado. Si yo solo pude hacer el análisis y escribirlo un martes, al menos el Gobierno podría haberlo hecho ahí y esos cinco días o así pues hubiesen hecho una diferencia de decenas de miles de casos.
Sabe que en España ha habido mucha polémica porque no se declarara el confinamiento el fin de semana del 8M, la manifestación por los derechos de la mujer. ¿Realmente cree que un retraso de apenas unos días pudo suponer tantos casos?
Yo no me meto en política, porque esa decisión se tomó en más países con gobiernos de otro signo. Pero sí le digo una cosa: en Corea del Sur lo tenían controlado completamente hasta el caso número 31, fue el caso número 31 el que supuso la explosión, que fue una mujer que tenía síntomas al hospital y de ahí se fue dos veces a un templo multitudinario y a un buffet del hospital. Esa persona sola es la que creó esa explosión, que creo que ya supera los 8.000 casos. Eso da una idea de lo que las reuniones multitudinarias pueden provocar. Esa manifestación no debería haber ocurrido, pero no porque sea de izquierdas o de derechas, sino porque ya tienes suficientes casos como para que explote y juntar a esos pocos casos con decenas o decenas de miles de personas es muy mala idea. Si estás creciendo exponencialmente, cada día es peor que el anterior. Estamos acostumbrados a tendencias lineales en las que un día más o un día menos no cambia mucho, pero aquí cinco días más pueden ser cien veces más casos. En mi primer artículo escribí que un retraso de un día te podía aumentar el número de casos un 40%, por lo que en cinco días te los puede multiplicar por diez.
¿Cuándo cree usted que va a acabar esto?
La respuesta es depende, depende mucho. Hay que ver lo que ha pasado en los países asiáticos y especialmente en China, porque son los únicos que han vivido el martillo. Lo que ha pasado es que necesitas tiempo para que los casos vayan a cero o cerca de cero y, al mismo tiempo, necesitas toda la infraestructura para poder mantenerse sin una nueva epidemia después. Son dos análisis distintos, separémoslos. El primero es cuánto tiempo hace falta para que se detengan los casos. Ese periodo puede oscilar entre las tres semanas de Corea del Sur y las siete u ocho de China. España tenía muchos más casos que Hubei cuando cerró, por lo tanto es probable que necesite al menos el mismo tiempo que China, si no más. Entonces, si llevamos tres semanas quedarían cuatro o cinco. Y la segunda pregunta es qué pasa luego y si estamos preparados para abrirnos y eso depende no sólo de los nuevos casos sino sobre todo de la capacidad de prevenir un segundo repunte. Para ello, se necesita hacer muchísimos test y una operación muy buena de rastreo de contactos para saber, si encuentras un caso nuevo, toda la gente que ha tenido contacto con esa persona, incluido si ha ido en un tren o si ha estado en un restaurante. Y necesitas leyes de cuarentena para que la gente se mantenga en casa, necesitas poder rastrear la cuarentena y luego, por supuesto, educación sobre higiene. Todo eso se puede hacer en unas pocas semanas, pero si no se hace pues hará falta más tiempo o puede haber otra epidemia nueva.
Porque, desde luego, lo que nunca va a pasar es que cuando los casos lleguen a cero es que se permita a la gente ir de nuevo rápidamente a los bares, discotecas, festivales o partidos de fútbol...
No. La manera de verlo es con esa famosa R, que es la tasa de transmisión. Se cree que cada persona infecta a otras dos personas y media durante esas dos semanas en las que está con el virus. Si ese número es más de uno, vas mal porque se multiplican exponencialmente los casos. Lo que hacemos con el martillo es ponerlo lo más cerca de cero posible para suprimir inmediatamente el problema; pero después de eso no tienes que estar cerca de 0, lo que tienes que estar es cerca de uno. Eso significa que puedes abrir la economía, pero no al nivel al que estaba antes. La clave es cuáles son las medidas que te pueden mantener por debajo de uno. Hay pocas que lo pueden hacer, una de ellas es, como he dicho, el rastreo minucioso de los casos. Otra, la limitación de grandes aglomeraciones, que podrían ser reuniones de 100 o de diez personas. Y eso va a ser una realidad hasta que tengamos o una vacuna o una cura. La vacuna es probable que llegue de aquí a un año o un año y medio, pero una cura puede llegar antes.