Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Instituto de Investigación Sanitaria-Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) de Madrid han demostrado que una de las proteínas presentes en la placa de ateroma (colesterol acumulado en la pared de una arteria) en sus estados más iniciales podría usarse como biomarcador para detectar la aterosclerosis en la fase subclínica, antes de que se presenten los primeros síntomas.
El estudio, que se publica este martes en la revista The Journal of American College of Cardiology, concluye que la activación del sistema del complemento es uno de los cambios moleculares más característicos en las primeras etapas del desarrollo de la placa aterosclerótica. Además, muestra que los niveles plasmáticos de la proteína del complemento C5 podrían utilizarse para identificar a aquellas personas que presentan aterosclerosis subclínica de una forma no invasiva y con un coste económico menor.
"Esta identificación precoz serviría para seleccionar a aquellos individuos en los que estaría recomendado realizar pruebas con técnicas de imagen más costosas, para evaluar su riesgo cardiovascular de forma más precisa", señala el jefe de Laboratorio de Proteómica Cardiovascular del CNIC y uno de los coordinadores del estudio, Jesús Vázquez.
Los ictus o infartos se producen debido a la formación de placas de ateroma en las arterias, un proceso llamado aterosclerosis. Las placas de ateroma se pueden romper, liberando su contenido y activando la coagulación y la formación de trombos que obstruyen el flujo sanguíneo. Sin embargo, la aterosclerosis es asintomática en la mayoría los casos y las causas de su desarrollo no se conocen bien.
"Las terapias actuales se basan en el control de los factores de riesgo cardiovascular, niveles elevados de colesterol o de glucosa en sangre, hipertensión arterial, tabaquismo, sedentarismo, etc. Dichos marcadores tienen un valor limitado, ya que una parte de la población no los tiene y, a pesar de ello, también puede sufrir eventos cardiovasculares", reconoce José Luis Martín-Ventura, del IIS-FJD.
Los investigadores se plantearon estudiar los mecanismos implicados en el desarrollo temprano de las placas de ateroma y de identificar nuevos biomarcadores diagnósticos. Para ello, diseñaron un estudio muy detallado sobre la composición molecular de las placas en sus estados iniciales, utilizando técnicas masivas de proteómica de última generación.
Así, descubrieron, entre otras cosas, que las placas de ateroma acumulan proteínas del sistema de complemento en sus etapas más precoces. La activación del complemento, un componente clave del sistema inmune, podría atraer células inflamatorias a la placa de ateroma, favoreciendo su progresión. "Esos resultados nos aportaron nuevas pistas sobre los mecanismos de la aterosclerosis y nos llevaron a considerar la posibilidad de que los niveles de esas proteínas en sangre se pudieran emplear para detectar la presencia de aterosclerosis", asegura Vázquez.
Los autores midieron los niveles de la proteína C5 (una de las proteína más representativas del complemento) en muestras de sangre de 360 voluntarios que participan en el proyecto PESA CNIC-SANTANDER. De esta forma, demostraron que la concentración de C5 es superior en los sujetos que tienen más de 2 placas ateroscleróticas. Además, estos resultados fueron validados en un segundo estudio independiente realizado usando 400 sujetos asintomáticos de ambos sexos.
Los autores concluyen que la activación del complemento es uno de los cambios moleculares más característicos en las primeras etapas del desarrollo de la placa aterosclerótica y que los niveles plasmáticos de C5 podrían usarse para identificar a personas con aterosclerosis subclínica y así seleccionar qué individuos precisan técnicas de imagen más costosas para evaluar su riesgo cardiovascular de forma más precisa.