Ha sido una periodista del programa Sálvame, Laura Fa, quien ha puesto por primera vez nombre al cáncer que sufría Álex Lequio, el joven de 27 años que ha fallecido este miércoles 13 de mayo en Barcelona dos años después del diagnóstico de un tipo de tumor poco frecuente y de mal pronóstico: el sarcoma de Ewing.
Aunque Ana Obregón había hablado en ocasiones de la enfermedad que sufría su hijo, siempre había evitado decir qué tipo de tumor tenía, quizás preocupada porque se hiciera público que el pronóstico de la enfermedad no era bueno.
También el propio Álex había adoptado esta actitud. A pesar de mostrarse sumamente positivo respecto a su enfermedad y tratamiento y utilizar su voz de personaje público para dar visibilidad a la lucha contra el cáncer, que nunca ocultó, nunca quiso decir la clase de tumor que padecía.
El sarcoma de Ewing es un cáncer de los llamados raros, que afecta al hueso o los tejidos blandos alrededor de éste, lo que coincidiría con el síntoma que contó su madre en la primera entrevista en la que habló de la enfermedad de su hijo: un fuerte dolor al final de la espalda que no se le pasó en seis horas, lo que le hizo acudir a Urgencias de la Clínica Rúber de Madrid.
Según se explica en un documento de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el sarcoma de Ewing óseo tiene predilección por los huesos largos de las extremidades o por los de la pelvis. "El diagnostico anatomopatológico de estos tumores es bastante complejo, porque el patólogo tiene que distinguirlos de otras entidades parecidas que se parecen entre sí, y que tienen a veces tratamiento muy distinto. Por eso casi siempre se tienen que ayudar de estudios moleculares específicos. Este es otro gran motivo por el cual es muy importante que el diagnóstico se haga en un centro de gran volumen, con patólogos expertos en sarcomas", reza el informe.
Quizás por esta recomendación, Ana Obregón optó por llevar a su hijo a uno de los mejores centros de cáncer del mundo, el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, con sede en Nueva York y New Jersey. Según explicó más adelante, cuando parecía que los primeros tratamientos habían tenido éxito, la decisión de mandar al joven a EEUU tenía que ver con la necesidad de utilizar un tratamiento no disponible en ese momento en España: la protonterapìa.
Curiosamente, este tipo de radioterapia ha llegado ahora a nuestro país, pero es cierto que hace dos años aún no estaba disponible.
El sarcoma de Ewing es un tumor raro pero mucho más frecuente en niños y adolescentes. En ellos, las tasas de supervivencia con enfermedad localizada pueden llegar al 80%, pero la supervivencia empeora según aumenta la edad, como se explica en la web de la Asociación Española contra el Cáncer.
Según la Asociación Estadounidense contra el Cáncer, la supervivencia global del sarcoma de Ewing a cinco años es del 62%, pero esto incluye los tumores diagnosticados en fase I, con una supervivencia del 82% y los localizados cuando ya están diseminados, cuando sólo sobrevive ese tiempo el 39% de los pacientes.
Otros factores de mal pronóstico es sufrirlo en la espalda en lugar de en las extremidades, uno de los lugares más comunes de desarrollo de este cáncer y, por supuesto, el diagnóstico precoz.
Puesto que los oncólogos saben que es un enemigo difícil de vencer, en el tratamiento frente al sarcoma de Ewing se utilizan casi todas las armas disponibles frente al cáncer, cirugía -cuando es posible- una quimioterapia muy dura y larga -de hasta cinco medicamentos- y radioterapia.
En cualquier caso, ni Ana Obregón, ni el recién fallecido Álex ni su padre especificaron nunca a qué tratamientos se habían sometido -además de la protonterapia-, aunque las dos recaídas que sufrió hasta el fatal desenlace daban también una pista de que el pronóstico de su enfermedad no era bueno.