España ha vivido siete semanas de confinamiento extremo, que han puesto a prueba la paciencia de muchos españoles y, lo más importante, ha conseguido contener al coronavirus Sars CoV-2 y hacer que su presencia sea cada vez más residual.
Pero, lejos de estar tranquilos, tanto los médicos y otros profesionales sanitarios como los expertos en salud pública advierten: lo más probable es que el virus vuelva, bien en otoño o quizás antes, y que esa segunda oleada venga precedida de repuntes que se vuelvan incontrolables en un momento determinado.
Si eso sucede, ¿estaremos los españoles dispuestos a nuevas semanas de encierro? Lo ideal sería no tener que comprobarlo pero, por si acaso, un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society A, ha utilizado dos modelos matemáticos que analizan una posible alternativa al confinamiento, o al menos al extremo.
Los investigadores de las universidades británicas Cambridge y Greenwich van más allá y sugieren que sólo estos confinamientos no pararían el resurgimiento del coronavirus. Sí lo haría algo mucho más llevadero: el uso masivo de las mascarillas.
En este caso, la clave está en la palabra masivo, porque aquí no se está hablando de una medida de protección individual, sino de una de salud pública. Y en este contexto, los investigadores creen que incluso las mascarillas caseras pueden reducir las tasas de transmisión si las lleva el suficiente número de personas en público.