Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han concluido en un estudio que el uso de colutorios antisépticos bucales podría ayudar a reducir la "severidad" de la COVID-19 y el riesgo de transmisión del virus por un descenso de la carga viral en la boca de los contagiados.
Se trata de un artículo de los investigadores del Grupo de Etiología y Tratamiento de las Enfermedades Periodontales y Preiimplantarias (ETEP), publicado en la revista Clinical Oral Investigations.
Los investigadores, que son docentes de la Facultad de Odontología de la Complutense, han analizado la evidencia científica disponible sobre el efecto que puede tener sobre determinados virus el uso de colutorios con cloruro de cetilpiridinio (CPC), clorhexidina, soluciones de povidona yodada y perióxido de hidrógeno, entre otros.
Financiado con la Beca Extraordinaria de Dentaid, según un comunicado de la universidad, el estudio recuerda que la boca es una de las principales vías de entrada al organismo, junto a la nariz y los ojos y es en ella donde el coronavirus encuentra "una alta densidad de sus receptores específicos de unión".
El mantener el virus en la boca facilita la transmisión a través de "gotículas" que puede emitir una persona infectada al, por ejemplo, toser o hablar.
Así, la boca puede ser "tanto una puerta de entrada/salida del virus y en sí misma un foco de alto riesgo para desarrollo de la COVID-19 y el uso de enjuagues bucales con antisépticos ayudaría a disminuirlo".
Algunos estudios indican que el coronavirus es capaz de infectar cuando se une "de manera específica" a una proteína transmembrana, denominada ACE2, que están en algunas células del cuerpo.
Este receptor, explica la Complutense, está en la mayoría de los alveolos pulmonares y es por eso por lo que afecta tanto al sistema respiratorio, en concreto, tiene las glándulas salivares como reservorio en pacientes asintomáticos "y se ancla a la lengua, encías y paladar".
Según los investigadores, uno de los estudios más recientes, del pasado mes de febrero, conxtata que los receptores ACE2 se encuentran en alta densidad en la boca, sobre todo en la superficie de la lengua.