Si bien el año comienza oficialmente en enero, septiembre es para la gran mayoría el mes en el que se abre un nuevo ciclo. Cursos escolares y temporadas de trabajo solían venir precedidas de meses de descanso, pero en este año atípico el verano ha resultado especialmente amargo en España. En contra de las predicciones que anunciaban que tendríamos unos meses de respiro antes del otoño, el coronavirus ha golpeado a nuestro país en pleno mes de agosto e incrementado la incertidumbre ante el regreso a nuestras actividades.
Por supuesto, el transporte público es uno de los escenarios de esta vuelta a la rutina que más atención está suscitando. Estos vehículos encajan con la descripción de los lugares que debemos evitar según la Organización Mundial de la Salud (OMS): lo más habitual es que sean sitios cerrados, concurridos y donde se producen contactos cercanos. De todas formas, los últimos estudios científicos revelan que el contagio en estos espacios podría ser menos probable que en otros que consideramos más seguros, como nuestra oficina.
Una noticia que es un alivio para las grandes ciudades de España y, en especial, para su capital. Madrid es, según ha explicado Fernando Simón este jueves en rueda de prensa, "la comunidad que más transmisión tiene y la que más nos tiene que preocupar a todos". El transporte público de Madrid recibe estos días menos pasajeros que otros años, pero sus gestores prevén un significativo repunte a partir de esta semana, tal y como explican en la página web de Metro de Madrid.
¿Es seguro el metro?
En defensa del metro han salido el consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, y el vicepresidente de la autonomía, Ignacio Aguado. El primero asegura que, teniendo en cuenta varios estudios internacionales, la probabilidad de contagio en el metro se sitúa entre el 1% y el 0,005%. El segundo, por su parte, niega que el metro sea un foco de contagio porque, hasta ahora, ningún brote de coronavirus se ha asociado a la red de trenes subterráneos.
Esta argumentación, sin embargo, tiene truco. "Es cierto que no se ha documentado ningún brote relacionado con el metro, pero es poco probable hacerlo por dos motivos: en primer lugar, porque casi nadie recuerda en qué vagón se ha sentado ni, mucho menos, con quién ha tenido contacto en el metro", explica Javier Padilla, médico de atención primaria en el Centro de Salud de Fuencarral (Madrid).
"En segundo lugar, en la Comunidad de Madrid no hay nadie detectando que haya brotes, no hay rastreadores". La cifra de rastreadores por habitantes en la Comunidad de Madrid ha sido considerada como insuficiente por los expertos desde el principio de la pandemia. Este viernes, la presidenta de la autonomía, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado que, entre otras medidas, Madrid pasará de tener 566 rastreadores a 1.000.
El director del Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital La Paz de Madrid, Eduardo López-Collazo coincide con Padilla. Pensar que el metro es seguro porque no se han detectado casos en él es una lectura "sesgada". "Han habido pocos brotes en transporte público, pero es muy difícil asociar brotes al metro. En él no tienes contacto directo con nadie, nadie te avisa y tú no sabes con quién has estado".
Pros y contras
El contagio de coronavirus en el transporte público es perfectamente posible, pero cuenta con una serie de factores que evitan que sea un foco principal de contagio. El primero de ellos, según Padilla, es que los pasajeros llevan mascarilla de manera obligatoria desde el pasado 4 de mayo en toda España. Pero, además, "los viajeros no realizan actividades que provocan una alta emisión de partículas, como hablar o cantar, y existe una alta tasa de recambio: es decir, que las personas suben y bajan continuamente".
De todas formas, estos aspectos positivos del transporte público no sirven de nada si no se producen una serie de inversiones. "El metro es un ejemplo en el que confluyen elementos favorables con otros que perjudican. Para reducir al mínimo las posibilidades de contagio hay que poner el número suficiente de trenes para que la gente no vaya apiñada y que el vehículo se encuentre lo más ventilado posible", cuenta Padilla.
La EMT ya ha comenzado a implementar medidas extraordinarias con el comienzo de septiembre. Han anunciado un aumento de la oferta, además de un refuerzo de los transportes en las horas punta. Estos momentos de máxima afluencia en el metro estarán vigilados por trabajadores que controlarán el acceso a los andenes para evitar aglomeraciones.
Padilla considera que si los servicios públicos cumplen con el aumento de la oferta para evitar aglomeraciones y los pasajeros continúan llevando mascarilla, el autobús y el metro pueden ser espacios seguros. Además, algunos estudios se han referido al sistema de ventilación de los metros como un aspecto protector frente a la Covid. Metro de Madrid asegura que sus trenes en hora punta renuevan el aire del interior de los vagones cada 2,5 minutos.
Sistemas de ventilación
Según este artículo de The New York Times, "el sistema de ventilación del metro mueve el aire en los vagones de manera más eficiente que el de restaurantes, colegios y otros espacios cerrados, según los expertos. Sin embargo, no es una garantía frente al coronavirus". El 75% del aire de los vagones es reciclado —la ventilación lo absorbe, enfría y filtra— y el resto procede del exterior del tren.
El periódico neoyorquino explica que este flujo de aire permite reducir la cantidad de partículas virales en el ambiente, pero los filtros con los que están equipados los trenes no lo atrapan todo. Es decir, el virus podría escapar y volver al ambiente interior del tren. Por eso es importante que los pasajeros lleven una mascarilla.
The New York Times compara la cantidad de partículas expulsadas al estornudar entre un pasajero con mascarilla y otro que no la lleva. Pasados 30 segundos, la mayoría de las partículas expulsadas por el primero son absorbidas por la ventilación, mientras que buena parte de las del segundo permanecen e, incluso, se han precipitado al suelo y los asientos.
Ahora bien, hay que tener cuidado con las mascarillas que utilizamos y cómo lo hacemos. "Las posibilidades de contagiarse en el metro con mascarilla depende de la calidad de ésta y últimamente parece que hay una explosión de creatividad. Y no todo vale. Aunque cualquier cosa física que nos pongamos entre la boca y la nariz y otras personas evita algo, lo recomendable es utilizar mascarillas estándar", recuerda López-Collazo. El experto, además, pide usar el sentido común cuando la usemos: no dejar al aire nariz y/o boca y no quitársela para hablar por teléfono. De esta manera, se reducirán los contagios.
"La revista científica JAMA publica un estudio en el que se comparan dos autobuses que iban a un evento. En uno de ellos había un infectado de Covid y en el otro, ninguno. En el primero, el 30% de los pasajeros terminó infectado, y en el otro no se infectó ninguno. Ahora bien, nadie llevaba mascarilla", explica Padilla. Es decir, el transporte público es un espacio con menor riesgo que otros para contagiarse, pero aún así es probable. Todo dependerá de la gestión de las horas más concurridas. "Necesitamos el transporte público. No podemos depender todos del coche en una situación como esta".