La última fase de desarrollo de la vacuna en la que trabajan la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca se ha visto interrumpida por la aparición de un efecto "adverso" y "grave" en uno de los pacientes del ensayo. La noticia ha caído como una bomba tras el anuncio formulado por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en el I Simposio Observatorio de la Sanidad que organiza EL ESPAÑOL, según el cual España recibiría tres millones de dosis del fármaco en caso de que supere la fase tres.
Los directores de innovación de algunos de los principales centros y grupos hospitalarios de España, en cambio, descartan en este mismo foro que la revisión de la posible reacción negativa a la vacuna suponga una anomalía o un revés dentro del protocolo de aprobación del medicamento. Al contrario, coinciden los participantes en el coloquio sobre 'Innovación hospitalaria y tecnología sanitaria al servicio de la lucha contra la Covid-19', lo que demuestra es todo lo contrario: que los pasos para garantizar un resultado eficaz y seguro se están cumpliendo.
Si bien el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha manifestado su esperanza de empezar a vacunar contra el nuevo coronavirus SARS-Cov-2 en España ya a finales de año, los profesionales de la gestión hospitalaria aconsejan cautela frente a estas declaraciones. "Se están mandado mensajes extraños", valora Joaquín Mariano López, director de Planificación asistencial de HM Hospitales. El desembarco de millones de dosis de una vacuna inédita es algo que "nunca antes se ha hecho antes", recuerda, y las predicciones más optimistas apuntan a que "la vacuna no será tangible hasta mediados de 2021".
"Algunos mensajes no son realistas", lamenta, y apartan la atención de las medidas que han permitido controlar el COVID-19 sin vacunas en otros lugares, como son las medidas de prevención, distanciamiento y rastreo. De la misma opinión es Leticia del Moral, Directora general de Asistencia y Calidad de Quirón Salud, que apunta a que se han sobredimensionado las expectativas sobre el impacto epidemiológico que tendrá esta primera campaña de vacunación cuando se produzca. "Esperamos la vacuna para volver a las andadas, pero necesitamos, como sociedad, poner los pies en la Tierra".
En ambos casos, coinciden que el parón en el desarrollo es una buena noticia: implica que "las cosas se están haciendo bien". Así lo recalca David Baulenas, director corporativo de Asistencia, Investigación e Innovación de Vithas. Según el directivo, tanto la Agencia Europea del Medicamento como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) trabajan "con rigor exquisito" y sus criterios son incuestionable. "Rusia corre, China corre, pero nuestro rigor está por encima. Probablemente no seremos los primeros, pero seremos lo más seguros", valora.
Precisamente la vacuna rusa respaldada por el presidente Vladimir Putin, Sputnik V, y que fue validada por la revista científica The Lancet, acaba de ser objeto de controversia precisamente por presentar resultados demasiado "limpios" en los ensayos y no ofrecer los datos en bruto que permitan contrastarlos. Carlos Zarco, director médico del Hospital Universitario HLA Moncloa, se muestra especialmente crítico con esta mezcla de propaganda y desinformación: "Las vacunas tienen que pasar por sus fases, lo que ha ocurrido es normal. Lo que no ayuda es la comunicación como en Rusia, que anuncia que ya la han recibido 13 personas y una es la hija [de Vladimir Putin]".
Este tipo de mensajes ambiguos y confusos "crean miedo", reflexiona Zarco, aunque "los negacionistas ya estaban antes" de la crisis de la Covid-19. Recuerda, en ese sentido, que "los laboratorios se están jugando el prestigio" y tienen el máximo interés en que la vacuna sea tan eficaz como segura. Sobre este clima de desinformación se pronuncia también Juan José Ríos Blanco, director médico en el Hospital Universitario La Paz: "Hemos cruzado una barrera en la que todo el mundo quiere tener opinión sobre temas técnicos". Las investigaciones, apunta, se discuten antes en Twitter que en las revisiones por pares.
Ríos Blanco ofrece además su especialidad como internista para valorar el caso que ha provocado la suspensión del ensayo: el paciente, según se ha sabido a lo largo de la mañana, ha desarrollado mielitis transversa, una enfermedad relacionada con una reacción del sistema inmune. Es "lógico", por tanto, que se estudie si es una consecuencia de la vacunación, pero "ni quita ni pone" a las expectativas de su aprobación en un primer momento, porque hay toda una serie de factores médicos que pueden haber influido. "Con otro fármaco no hubiera sido noticia", zanja.
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