A veces, hay treguas: España introduce hoy 11.289 nuevos casos en el acumulado nacional… pero consigue reducir la incidencia acumulada en los últimos 7 días y los últimos 14. En otras palabras, una buena parte de los casos que se notifican hoy como positivos están fechados en el período anterior, lo que indica un atraso en la comunicación de datos alarmante.
Ahora bien, aunque las bajadas no sean demasiado espectaculares (apenas unas décimas en la de 14 días, que es nuestro referente, y manteniéndose en 286,86 casos por 100.000 habitantes), si van acompañadas por una extraña bajada en la prevalencia hospitalaria, bienvenidas sean.
¿Por qué es extraña esta bajada en el número de hospitalizados? Bueno, porque las cifras, de nuevo, no cuadran. En la primera edición del PDF de Sanidad (en ocasiones, introducen modificaciones) se notifican 1.362 nuevos ingresos en hospitales por 1.266 altas.
Teniendo en cuenta que, generalmente, entre las altas se incluyen los nuevos fallecidos (un aumento de 130 en las últimas 24 horas, repartidos entre los días pasados), no tiene sentido que la prevalencia baje a 10.755 camas ocupadas. Ni siquiera descontando los muertos del número de altas hospitalarias (aunque, en principio, el protocolo indica que se cuenten como tales) tendríamos una bajada tan grande.
La media de ocupación hospitalaria por clínica Covid queda así en el 9,21% a nivel nacional, aunque con grandes diferencias. Madrid, por ejemplo, está casi en el 25% mientras que Asturias no supera el 2% y Galicia por ahí anda. El gran problema ahora mismo está en las camas UCI. La Rioja tiene el 40,38% de sus camas de críticos ocupadas por casos de Covid. Eso sin contar la ocupación normal por otras enfermedades.
Madrid roza también el 40% (curiosamente, el informe de la propia Comunidad sube esa cifra al 44%) y tanto Aragón como Baleares, Castilla La Mancha, Castilla y León, País Vasco y Navarra superan el 20%, cifra que ha de considerarse como muy preocupante si tenemos en cuenta, ya digo, que ese número de camas está pensado para situaciones sin Covid de por medio y pueden colapsar en cualquier momento.
En Castilla-La Mancha y Navarra nos quedamos. Son dos comunidades que me preocupan mucho porque se vieron bastante afectadas en la primera ola y porque combinan una tendencia al alza con un volumen considerable. Castilla-La Mancha está ahora mismo en una incidencia acumulada de 398,31 casos cada 100.000 habitantes, algo que en agosto habría sido escandaloso pero ahora se ve como algo normal. Sus indicadores hospitalarios están en nivel de alerta y en su última actualización, el gobierno de Emiliano García Page recoge 15 fallecimientos en las últimas 24 horas, aunque quizá haya casos pasados que se notifiquen con retraso.
Situación parecida nos encontramos en Murcia, que tiene una incidencia acumulada de 396,55 casos por 100.000 habitantes y un cierto atraso en las notificaciones, lo que hace que la incidencia a siete días no sea tan fiable. Lo bueno de Murcia, cuya explosión ha sido tardía y extraña -justo cuando la mayoría de los turistas abandonaron zonas como La Manga, de gran densidad-, es que aún no se ha reflejado en hospitalizaciones (apenas un 8,32% de casos Covid en total y un 14,76% en UCI) ni en fallecimientos: 34 en lo que va de mes, aunque en agosto apenas fueron 9. La positividad (porcentaje de tests PCR positivos por test PCR realizado) es la tercera más alta del país (17,1%) solo por detrás, como no podía ser de otra manera, de Madrid y Castilla-La Mancha.
Ahora bien, no hay situación más anómala que la de Navarra. Fue de las primeras comunidades en anunciar rebrotes, allá por primeros de julio, que se vieron agravados supuestamente por las celebraciones de los “no sanfermines” de la segunda semana de dicho mes. Por entonces, se colocaron junto a Aragón y Cataluña como uno de los focos principales de contagio del país. Lo sorprendente es que, siendo una región relativamente poco poblada, con poca densidad y un enorme número de tests diarios, la incidencia siga disparada dos meses y medio después. Ya son más de 657 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días y más de 331 en los últimos 7, la cifra más alta de toda España. Sí, por delante incluso de Madrid.
Afortunadamente, y como decíamos en el caso de Murcia, los indicadores de gravedad aún no se han disparado: su positividad está por debajo de la media nacional y el porcentaje de camas de hospitales ocupadas por casos con clínica Covid no llega al 10%. Eso es bueno. En lo que va de mes, han muerto 22 personas, aunque esa cifra aún pueda revisarse al alza.
Como se puede ver, no todo es Madrid ni mucho menos. En el total del país, Sanidad ya reconoce 1.077 fallecimientos con clínica Covid y PCR positivo en tan solo dos semanas (aproximadamente un 0,9% de los casos detectados). Las comunidades van más allá y hablan de casi 2.000 en lo que va de mes. Cifras, insisto, aún por consolidar.
La importancia de Madrid, por su densidad, por su volumen de población y por su condición de nudo de transportes es indudable. Ahora bien, ocuparse de la capital no puede suponer desentenderse del resto del país, especialmente ahora, que al menos en materia de casos detectados, la capital parece ir mejorando a pasos agigantados. Esto no es una competición. Si todos necesitan ayuda, bueno sería ofrecérsela a todos.