El viernes 18 de septiembre se detectaron en España unos 16.000 casos (cifra aún por consolidar). Buena parte de esos 16.000 positivos venían de Madrid, que registró ese día la cifra más elevada desde el inicio de la segunda ola: 6.268 detecciones, una auténtica barbaridad.
Aquel viernes 18 fue el día de la famosa rueda de prensa de Isabel Díaz Ayuso, Ignacio Aguado y el consejero de Sanidad, Ruiz Escudero. La situación era crítica y sus gestos así lo indicaban. Al ritmo de su capital, el país entero se perdía en una espiral de casos, hospitalizados y fallecidos que parecía no tener fin.
Y, sin embargo, el sábado 19 cambió todo. ¿Cómo? No lo sabemos. Incluso dando por buena la teoría de que el mensaje de gravedad de las autoridades madrileñas hiciera que buena parte de sus ciudadanos extremaran las precauciones, los resultados no deberían haber sido tan inmediatos. Tampoco deberían haber influido tanto en el resto del país.
El caso es que del sábado aquí, la tendencia en casi todo el estado es claramente a la baja. Basta con echar un vistazo a las actualizaciones de Sanidad (barras orientativas en un PDF, todo es así de cutre) para observar que, aunque las cifras estén aún pendientes de consolidación, es difícil que lleguen a la altura de la semana anterior.
Con el de hoy ya son tres días en los que las incidencias acumuladas de 14 y de 7 días bajan a la vez. No se había producido algo así desde el mes de junio, es decir, hace tres meses. El cambio de tendencia parece bastante claro, pero, ya digo, demasiado súbito. En Madrid, por ejemplo, a ése pico de más de 6.000 positivos le han seguido unos días extrañamente tranquilos. Los datos de los seis días siguientes muestran un total de 8.498 casos… en total, es decir, ni 1.500 por día.
Es cierto que estos datos aún están por completar y que pueden ser el doble, pero comparando con las cifras de los seis días anteriores que teníamos el pasado viernes, el descenso es del 49,49%. Una caída semanal así no se vio ni en los tiempos del confinamiento. Todo esto, además, haciendo más PCR semanales (151.000 del 15 al 21) que la semana anterior (130.169); es decir, que los tests de antígenos no están sustituyendo a los estándar.
No son los casos detectados lo único positivo y a la vez lo único que no encaja. Si nos vamos al cuadro general del PDF de Sanidad observamos que ayer había 11.041 ingresados con clínica Covid en España. En las últimas 24 horas, se han registrado 1.358 ingresos por solo 1.177 altas. Sin embargo, el total de pacientes ha bajado a 11.006. Esto tiene difícil explicación si tenemos en cuenta que, en principio, los fallecimientos deberían contar como altas hospitalarias y, en cualquier caso, Sanidad solo registra 17 con fecha de ayer.
No queda ahí la cosa: los 11.041 ingresados de ayer suponían un 9,5% del total de camas disponibles. Los 11.006 de hoy suponen el 8,14%. En Cataluña, con más hospitalizados, el porcentaje baja del 5,21% al 3,07%. Es absurdo poner porcentajes sobre un total si ese total va cambiando cada día.
En cualquier caso, que haya números que no cuadren no nos debe condenar al nihilismo. Tampoco cuadraban cuando eran malos. Las tendencias ahí están porque van más allá de un dato concreto en un día concreto… y esas tendencias en lo que respecta a la detección de casos y por lo tanto a la transmisión de los contagios son positivas.
Es la primera pieza de ese dominó del que tantas veces hemos hablado, la que necesitamos que caiga para que las demás vayan cayendo a continuación. Sin una estabilización y una bajada en el número de casos, es imposible que veamos después una bajada en el número de hospitalizados, de críticos y de fallecidos. Y necesitamos verla cuanto antes.
La cifra mencionada antes de 1.358 ingresos en el total del país es insostenible a medio plazo. En cuanto esos ingresos afecten a poblaciones de mayor edad o de riesgo y sus estancias hospitalarias se prolonguen, va a ser imposible mantener un número de altas diarias que esté a la altura. De hecho, parece que 1.100-1.200 es ahora mismo el límite. Si nos vamos a 1.500 ingresos, la cosa se va a complicar demasiado.
En Madrid, por ejemplo, estos datos son muy preocupantes: se siguen rozando los 500 ingresos diarios y no se llega a las 400 altas, lo que hace que ya haya 3.712 hospitalizados, 453 de ellos en estado crítico. El pasado viernes, las cifras eran 3.304 y 397 respectivamente. Si las cifras de contagios se corresponden con la realidad, los ingresos deberían frenarse radicalmente la semana que viene.
Lo que aún tardará en frenarse es el número de fallecidos. Madrid ha dado hoy 50 en las últimas 24 horas. Sanidad habla de 475 en los últimos siete días y 1.096 en los últimos catorce, pero son cifras muy desactualizadas. La información que dan las Comunidades Autónomas en sus informes regionales parece más fiable en ese sentido y da una suma de 776 en la última semana y de 2.150 en lo que va de septiembre.
Son datos también parcialmente actualizados y hay que recordar que aún queda una semana de mes, así que pensar en 3.000 fallecidos parece desgraciadamente razonable. Si no hacemos algo con los hospitales, esta cifra subirá en octubre y noviembre e incluirá un exceso de muertes por otras patologías no tratadas a tiempo. El primer paso, frenar los contagios, parece que se está dando. Esperemos que no sea un espejismo.