Mientras centenares de vecinos de barrios y localidades de Madrid se someten al test de antígenos estando completamente sanos, en una estrategia que carece a día de hoy de validez científica y que no está recomendada por la Comisión Europea, otras muchas personas siguen con su día a día mientras tienen sintomas tan parecidos a los de un catarro que ni se les pasa por la cabeza acudir al médico a pedir que les hagan esta prueba.
Son las personas que se podrían definir como paucisintomáticas, aquellos que sufren pocos síntomas o aquellos más alejados de lo que la gente considera que son signos de Covid-19. Aquellos que, como sabemos, pueden contagiar tan eficientemente como los que sufren tos, fiebre o dificultad respiratoria.
Que cuando no había test o estos eran muy caros y difíciles de procesar hubiera gente a la que no se hiciera la prueba puede ser algo comprensible. Cuando existe un test en el mercado que apenas cuesta cinco euros y que se podría hacer fuera del centro de salud, el asunto se vuelve más difícil de entender.
Algunos médicos están dando la voz de alarma en redes sociales de lo que puede suponer que se escapen estos casos de Covid que no se hacen la prueba, algo que no depende de su voluntad, sino que es más bien una consecuencia de que no haya una estrategia que la recomiende.
Uno de los más activos en este sentido es el médico de atención primaria en el Centro de Salud Collado Villalba Pueblo Vicente Baos que, confiesa, está "muy cabreado". En su día a día ya no son anécdota los pacientes Covid que le llegan tras unos días con síntomas compatibles con un catarro, pero que no deciden consultar hasta que pierden el sentido del gusto.
Muchos otros médicos han denunciado que les ocurre lo mismo en su consultas. El médico de atención primaria en el Centro de Salud de Fuencarral (Madrid) Javier Padilla hablaba en su cuenta de Twitter del hype del síntoma de moda, la anosmia o falta de olfato, que es lo único que lleva a consultar a pacientes con síntomas catarrales.
Es una paradoja porque los posibles casos de Covid que se escapan por esta razón son las personas que no van al médico por unos síntomas por los que nunca se ha tenido que acudir a consulta. "Lo que siempre hemos dicho es que es un catarro... Y siempre hemos dicho a la gente que podía autogestionar sin consultar con nosotros", se lamentaba Padilla en las redes.
Sin embargo, ¿está el sistema preparado para que todos esos pacientes puedan someterse a un test de antígenos y salir así de dudas -aunque se tengan que confirmar con PCR los casos positivos-? La respuesta, tal y como está la atención primaria en Madrid y en gran parte de España, es que no.
Sin embargo, no parece que el problema sea el número de test de antígenos disponibles o que haya profesionales capaces de efectuarlos -algo para lo que se requiere un sanitario vestido con un equipo de protección individual o EPI-.
La razón: en Madrid, al igual que en muchas otras comunidades autónomas, se están llevando a cabo cribados masivos con esta prueba en personas asintomáticas, una forma de prevención de la Covid-19 que no está avalada por la comunidad científica, que indica el uso de test de antígenos sólo en personas con síntomas.
En teoría, con estas pruebas se busca detectar a los asintomáticos, pero no al grupo de paucisintomáticos. "En esos cribados señalan específicamente que no se vaya si se tiene algún síntoma", comenta Baos.
"Si se facilitara la realización de la prueba, es posible que más gente se hiciera estos test aunque sus síntomas fueran menores. Pero no lo van a hacer si tienen que estar horas llamando a su centro de salud o incluso esperar días a que les atiendan", comenta.
Respecto a los profesionales que llevaran a cabo este aumento propuesto de pruebas diagnósticas, Baos no tiene una respuesta -"es algo que se tendría que derimir en una estrategia"-, pero sí un comentario: "¿Quién hace los test de antígenos en esos cribados masivos? Porque es algo que no se ha contado", reflexiona.
Así, una posible solución sería que se sustituyera los cribados masivos por este otro tipo; es decir, que se establecieran espacios distintos a los centros de salud con personal adicional a los profesionales sanitarios que allí trabajan, donde se pudiera acudir con facilidad a hacerse un test de antígenos ante unos síntomas catarrales. "Por supuesto, se obtendrían pocos positivos, pero merecería la pena", comenta Baos.
Otra posibilidad para evitar esta fuga de casos sería, a juicio de Baos, la realización de test de antígenos en farmacias, una medida que algunas comunidades -con Madrid a la cabeza- han pedido y que los farmacéuticos se han ofrecido a realizar.
Precisamente esta misma semana, tras la reunión del Consejo Interterritorial de Salud, el ministro Salvador Illa ha dicho que está dispuesto a autorizar la utilización de la red de farmacias que solicita Ayuso siempre que la Comunidad de Madrid presente un plan detallado sobre cómo hacerlo.
Aunque Baos comenta estas dos posibles soluciones, tiene claro que no se trata de que se pongan parches. "Hay que hacer una estrategia global", afirma y concluye públicamente en su Twitter: "O hacemos test Ag vs PCR a todos los pacientes con esos síntomas o se están escapando miles y esto no lo paramos".