Aunque ya apenas se habla del VIH/sida, hay ciertas similitudes entre la pandemia de Covid-19 y la que a principios de la década de 1980 supuso la del sida. Ambas eran enfermedades nuevas, las dos atacaban con una virulencia pocas veces vista y en los dos casos hubo dudas sobre los mecanismos de transmisión.
Sin embargo, casi 40 años después de que el Informe semanal de Morbilidad y Mortalidad recogiera los primeros casos de sida en el mundo -aunque después se supo que estaban lejos de ser los primeros, ¿les suena?- el sida se ha convertido en una enfermedad controlada, siempre que las personas infectadas con el virus que causa la enfermedad -el VIH- reciban los antirretrovirales que necesitan para mantenerlo a raya.
Pero, aunque ha mejorado muchísimo el conocimiento sobre esta enfermedad, hay algo que se le resiste a la ciencia y que, afortunadamente, no parece compartir con la Covid: el desarrollo de una vacuna eficaz.
Aunque el VIH y el sida son ampliamente conocidos, hay ciertos datos que han pasado más desapercibidos y que recordamos con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Sida, que se celebra este martes en todo el mundo.
No empezó en homosexuales
Los primeros casos de sida que se describieron no se denominaron así. Fue en el Informe semanal de Morbilidad y Mortalidad, un boletín que editan los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de EEUU, donde se habló de cinco casos de una neumonía causada por un hongo, Pneumocystis carinii, en cinco hombres jóvenes previamente sanos. Aunque ya se sabía que eran homosexuales, el autor de la alerta decidió no incluir este dato. Después se demostró que hizo bien: el sida no empezó en los homosexuales, aunque sus primeros pacientes conocidos tuvieran esta orientación sexual. El origen del virus fue en África, tras saltar este de los simios a los humanos, aunque tardó décadas en llegar a los países occidentales, vía Haití.
Es más fácil que se transmita de hombre a mujer
La razón es sencilla, hay más cantidad de virus en el semen que en los fluidos vaginales y éste tiene más sitio donde esparcirse en la mucosa de la vagina que al revés. Por una razón similar, entre hombres que practican sexo con hombres las posibilidades de infectarse son mayores en el pasivo que en el activo.
El primer caso en España, un gay catalán
Ingresó en el Hospital Vall d'Hebron en octubre de 1981 con un tipo de cáncer de piel, sarcoma de Kaposi, pero pronto se vio que presentaba también una masa en el cerebro: era una infección por toxoplasmosis, de la que falleció semanas después. La médica que le diagnosticó, Carmen Navarro, dejó la medicina y fue durante muchos años diputada del Partido Socialista de Cataluña.
El primer fármaco eficaz fue descartado para el cáncer
La azidotimidina (AZT) fue el único medicamento que consiguió frenar la sangría de muertes que supuso el sida en los años 80 y principios de los 90. Su descubridor, Jerome P. Horwitz, lo ideó en 1964 y lo puso "en un estante", según declaró a The New York Times, al ver que no tenía actividad anticáncer. En 1986, el laboratorio Burroughs Wellcome lo patentó como tratamiento para el sida. Horwitz no recibió un dólar por su hallazgo.
La infección por VIH da síntomas muy inespecíficos
A pesar de lo que que declaró en su entrevista a la NBC Charlie Sheen al hacer público que era seropositivo -dijo que se había hecho la prueba por sufrir fuertes dolores de cabeza-, los síntomas de la infección por VIH son comunes a muchas dolencias y suelen pasar desapercibidos. Durante las dos primeras semanas a adquirir el virus, lo que se conoce como primoinfección, el afectado puede tener fiebre alta o alguna erupción, signos muy parecidos al de cualquier gripe. A continuación, pasa una media de 10 años sin mostrar síntomas. Cuando lo hace es porque las defensas CD4 han descendido de forma alarmante y, de nuevo, son signos atribuibles a otras dolencias, como algunos tipos de cáncer. Esta razón es la que motiva la llamada epidemia de infección oculta, el elevado número de personas seropositivas que conviven con el virus sin saberlo, sin tratarse y pudiéndolo transmitir sin darse cuenta.
90-90-90
No son las medidas del nuevo canon femenino, sino el objetivo que estableció el organismo de las Naciones Unidas contra el sida, ONUSIDA, para 2020. En esa fecha, señalaron las autoridades sanitarias, sería ideal que un 90% de los seropositivos tuvieran su infección diagnosticada y que, de estos, el 90% estuviera en tratamiento antirretroviral para controlarla. El tercer 90 se refiere al porcentaje deseado de afectados que tuvieran carga viral indetectable, es decir, incapaces de transmitir el VIH a otras personas.
Existen dos tipos de VIH
El más conocido es el VIH-1, responsable de la gran mayoría de las más de 30 millones de infecciones existentes en la actualidad y muy virulento. Si no se trata, acaba causando sida en la gran mayoría de los casos. Pero también existe el VIH-2, menos frecuente y agresivo, y común en África occidental. Aunque también evoluciona a sida, lo hace mucho más lentamente.
No todo el mundo requiere de tratamiento
Una vez que el virus entra en el organismo, la respuesta no siempre es uniforme. El virus puede multiplicarse rápidamente o tardar más en hacerlo y acabar con las defensas en un corto periodo de tiempo o más despacio. En esta reacción, están involucrados factores inmunológicos y genéticos, entre otros. Aproximadamente uno de cada 3.000 seropositivos pertenecen a los llamados controladores de élite: son personas infectadas por el VIH que no presentan carga viral. Ni transmiten el virus ni desarrollan nunca sida, sin tener que medicarse. Su estudio puede ser clave a la hora de encontrar una futura vacuna. Existe un grupo de personas aún más afortunados, los que le presentan la mutación en el receptor CCR5 de sus células CD4. Por mucho que entre en contacto con el virus, éste no les infecta.
Ha habido tres curaciones
En el congreso más importante de sida, la Conferencia sobre Retrovirus y Enfermedades Oportunistas (CROI) de 2008 participó un médico teóricamente ajeno al mundo del VIH, el hematólogo Gero Hütter. Fue la primera persona que logró curar a un paciente de infección por VIH. Lo hizo con Timothy Brown, un seropositivo de 42 años al que diagnosticaron leucemia en su hospital de Berlín. Hütter le prescribió un trasplante de médula, pero decidió escoger como donante a alguien con la mutación genética que le hace inmune a la infección. Brown se curó de ambas dolencias, aunque este mismo año falleció de una recaída de su cáncer.
El procedimiento tiene tantos riesgos que no se puede utilizar de forma habitual, aunque se ha hecho con dos pacientes seropositivos y con cáncer más: Adam Castillejo y un paciente de Düsseldorf del que no ha transcendido su identidad. En Barcelona, hay un estudio en marcha para intentar replicar estas hazañas.
Un cuarto paciente parece haber eliminado la infección sólo con antirretrovirales y un fármaco llamado nicotinamida, en un excepcional caso publicado este año en la revista Science, pero también parece ser la excepción a la regla.
Día Mundial del Sida, para salir en los medios
Desde 1988, el 1 de diciembre es el Día Mundial del Sida. La fecha la escogió el antiguo periodista televisivo James W. Bunn -por entonces en Comunicación de ONUSIDA- por estar lo suficientemente lejos de las elecciones estadounidenses y de la Navidad para que los medios prestaran atención al problema, en ese momento una enfermedad sin alternativas terapéuticas.
(Con el asesoramiento de Juan Berenguer, co-presidente del VII Congreso del Grupo del Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología, GESIDA)