El doctor Cavadas se ha convertido en 2020 en nuestro Nostradamus particular y en el azote del Gobierno por su gestión de la crisis del coronavirus. En los últimos meses, el prestigioso cirujano plástico, que suele ser bastante reacio a aparecer en los medios de comunicación, no ha dudado en dar su opinión sobre los más variopintos temas: cuestionó la labor de Fernando Simón al frente de CCAES, alertó sobre las sospechosas cifras de muertos y fallecidos que daba China, y predijo la letalidad del Sars-Cov-2 allá por enero.
Una de las últimas predicciones del cirujano que ha acabado por cumplirse la realizó el pasado 8 de octubre durante su intervención en El Hormiguero, el famoso (y polémico) programa de Pablo Motos. El presentador de cabellera pelirroja hizo una entrevista acorde al estilo del programa y terminó preguntándole por el tema en el que Cavadas parece haberse especializado en los últimos tiempos: el coronavirus.
Fue entonces cuando el médico dijo: "Quitarse la mascarilla tal vez sea opcional dentro de dos años". Y acertó. El Consejo Interterritorial de Salud, el órgano en el que están representados los consejeros de todas las comunidades autónomas españolas y el Ministerio de Sanidad, lo confirmó hace apenas una semana: la mascarilla será necesaria hasta 2021 aunque empiece a distribuirse la vacuna entre la población.
Eran muchos los que pensaban que la mascarilla podría tener los días contados tras el verano, fecha en la que se estima que podría estar vacunado el 50% de la población. Sin embargo, la última reunión de los consejeros con Salvador Illa y Fernando Simón despejó las dudas. El Gobierno coincide esta vez con la opinión de Cavadas. Las mascarillas tendrán que seguir utilizándose "durante muchos meses, independientemente de la llegada de las vacunas", dicen fuentes del Ejecutivo citadas por La Vanguardia.
Las razón es que durante algún tiempo tanto en España como en el resto de países del mundo tendrán que convivir personas que han sido vacunadas (y, por tanto, inmunizadas) con otras que no lo están. La intención es reducir las posibilidades de infección al mínimo hasta conseguir la tan ansiada inmunidad grupal. Además, todavía existen algunos interrogantes sobre la duración de la inmunidad o las posibilidad de reinfección.