Cuando uno habla de Madrid y Cataluña, y más cuando lo hace con un puente tan reciente de cuatro días festivos, se encuentra con dos problemas: el primero, ya queda dicho, que los datos son poco fiables, como veremos inmediatamente, aunque sigan un cierto patrón común.
El segundo problema es que hablamos de piezas políticas de primera magnitud en el tablero español, y eso hace que cualquier cosa que se diga sobre ellas provoque un alud de reacciones exageradas.
Se puede hacer sin problema un artículo sobre la situación actual en Asturias o en Burgos sin que nadie se ofenda ni vea extrañas intenciones… pero Madrid y Cataluña son otra cosa.
La susceptibilidad de estar continuamente en el ojo del huracán hace que mucha gente vea gigantes donde solo hay molinos. Tendremos que hilar fino, pues, en el análisis.
Hay que aclarar, de entrada, como hicimos el pasado sábado, que no estamos hablando aún de una tercera ola. Ahora bien, es cierto que hay patrones que asustan: según el seguimiento del portal OurworldIndata.org, las bajadas masivas en toda Europa parecen suavizarse y de hecho podemos hablar de mesetas o ligeras subidas en Francia, Reino Unido, Holanda y Alemania.
Portugal y Bélgica estarían aún con una tendencia algo más pronunciada a la baja, aunque nada que ver (también es lógico) con lo de mediados de noviembre. De entre los países occidentales con los que nos podemos comparar, Suecia y Estados Unidos siguen creciendo con unas incidencias disparatadas. Si esta tendencia se confirma la semana que viene, habrá que preocuparse, sin duda.
¿Por qué nos llaman más la atención Cataluña o Madrid que Canarias o Baleares, cuya situación es ahora mismo objetivamente peor? Bueno, para empezar, la importancia demoscópica y económica que tienen ambas comunidades es incomparable. Aparte, el tejido de comunicaciones a su alrededor tampoco tiene parangón con los dos archipiélagos.
Cualquier cambio de tendencia en estos dos focos ha de ser observado con un cuidado extremo porque puede afectar a todo su entorno, especialmente en el caso de Madrid, centro geográfico y de comunicaciones dentro de la península.
Y ya que de Madrid hablamos, vayamos al grano: ¿qué está pasando exactamente? ¿Tenemos que preocuparnos o no? Bueno, lo que parece claro que está sucediendo es que la bajada de los últimos tres meses ha tocado suelo.
Tarde o temprano iba a pasar y no hay que tomarlo como una crítica a nadie: Madrid logró bajar cuando el resto de Europa subía. No solo eso, sino que lo hizo sin perjudicar en extremo a su tejido económico. El mérito es enorme, pero con medidas de contención se llega hasta donde se llega.
Ya en los PDF de Sanidad veníamos observando esa tendencia antes del puente de la Constitución, al menos en la incidencia a 7 días, que es la que antes capta cualquier cambio (también es la más voluble y por tanto puede ser menos fiable en ocasiones).
Dicha incidencia marcaba en Madrid 135,3 casos por 100.000 habitantes el 15 de noviembre después de haber superado los 450 a mediados de septiembre. La evolución claramente a la baja continuó hasta el 25 de noviembre, cuando se redujo la incidencia a 108.
Ahora bien, ahí hubo un cambio de tendencia claro: en los siguientes días, hasta justo el 6 de diciembre, con pequeñas subidas y bajadas, la incidencia se mantuvo exactamente en los mismos 108 casos por 100.000 habitantes. Eso son doce días estancados y bien puede considerarse una meseta.
¿Qué pasó luego? Pues los festivos. Y si alguien está tentado de matizar que uno también se pone malo en festivo, la respuesta es simple: una cosa es ponerse malo, otra cosa es conseguir que te hagan un test y otra más distinta aún es que el resultado de ese test se pase a la base de datos.
Cuatro festivos de golpe arruinan cualquier serie estadística y probablemente por eso los datos relativos al 8 de diciembre reflejaban una bajada hasta los 76,31 casos por 100.000 habitantes para luego ir subiendo paulatinamente miércoles y jueves y alcanzar los 91,39 que anunciaba Sanidad el viernes.
Si nos acogemos a los datos que publica la Comunidad en sus informes diarios, que varían ligeramente respecto a los de Sanidad, la tendencia es similar: como se puede ver en el gráfico inferior, realizado por el usuario de Twitter, @Bil2000, la bajada es notable hasta el 25 de noviembre (82,96) pero luego el ritmo se calma muchísimo, de manera que el 6 de diciembre está en 77,98. Lo que sería una bajada normal de un día para otro en octubre o noviembre pasa a tardar once días.
¿Qué observamos después? Bueno, pues la misma bajada coincidente con el lunes y martes festivo (hasta 57,85) y a continuación una pequeña puesta al día hasta 64,44. De hecho, si nos vamos a los datos concretos del PDF madrileño, observamos que miércoles, jueves y viernes de esta semana presentan datos sin consolidar más altos que los ya consolidados de la semana pasada (3.487 por 2.859).
Esto no debería achacarse a un retraso de notificación puesto que están ya fechados, no son acumulados, pero es posible que algún caso de lunes o martes se esté fechando mal, no sería un disparate. Más preocupante quizá es la subida de ingresos en hospitales: 507 en esos tres días frente a los 389 de los mismos tres días la semana anterior. Aun así, ahí puede también haber un error burocrático de notificación, así que esperemos la semana que entra a ver si se confirma.
Vamos ya a Cataluña, donde los datos siempre han sido más confusos y han requerido de más explicaciones. Recordemos los antecedentes: tras una primera ola dura, Cataluña tuvo un repunte en la región del Segrià (Lleida) a finales de junio y principios de julio, que se extendió a la provincia de Barcelona.
Eso provocó tener que tomar medidas junto a Aragón y Navarra antes que en los demás sitios y la comunidad se quedó en una especie de meseta en torno a los 125-150 casos por 100.000 habitantes cada 14 días que se prolongó hasta octubre, cuando, coincidiendo con la segunda ola por toda Europa, volvió a dispararse hasta los 800.
El cierre de parte del comercio y prácticamente toda la hostelería hizo que la curva bajara drásticamente y el 26 de noviembre, la incidencia a 7 días lograba bajar de 100 (99,03). Ahora bien, igual que en Madrid, ahí vuelve a haber un parón, quizá no tan acusado. Del 26 de noviembre al 6 de diciembre, la incidencia a una semana sigue bajando, pero apenas cinco casos por día, hasta los 94,63. Luego, lo típico: bajada de lunes y martes (80,31 en el PDF del miércoles) y subida paulatina hasta los 87,29 del viernes.
Con todo, el análisis de los informes diarios de la consejería de Salut nos muestra más detalles: miércoles, jueves y viernes ya tenemos fechados 5.027 contagios, que pueden ir a más en los próximos días. En esos mismos tres días de la semana anterior se fecharon 3.799.
Hablamos de un incremento del 32,32% aunque, de nuevo, hay que ser prudentes y considerar la posibilidad de que el reparto esté influido por un retraso de notificación en los días festivos.
Como se puede observar en el magnífico gráfico del usuario de Twitter, @Jordieku, los nuevos ingresos diarios habían entrado también en una especie de meseta del 26 de noviembre al 4 de diciembre y al menos hasta ahora no se aprecia una subida… aunque hay que tener en cuenta que Cataluña tarda más tiempo en actualizar esos datos. Si observamos la tendencia por provincia, y según los datos del pasado jueves del Instituto Carlos III, Girona es la única que sube, aunque ligeramente, mientras Lleida se mantiene como la que más incidencia por habitante tiene. Barcelona y Tarragona presentan, de momento, números bastante razonables.
De por sí, estos datos no permiten grandes conclusiones, más allá de la necesidad de prudencia en nuestras interacciones sociales. Si queremos que las bastante permisivas medidas para Navidades se mantengan, no podemos arriesgarnos a una subida de la transmisión, que, afortunadamente, sigue por debajo del 1 en todas las zonas que hemos analizado.
Con un ojo siempre en las tendencias europeas y otro en el número de ingresos diarios y los contagios en 7 días, es importante que seamos conscientes en todo momento del peligro sin que eso se interprete como un ataque a unas políticas o a unos partidos o a una región u otra.
Si los datos de Madrid o Cataluña llaman la atención dentro de la incertidumbre es precisamente porque su reacción a las respectivas segundas olas había sido ejemplar. Es necesario al menos intentar que la transmisión baje aún más de cara a la Nochebuena y la Navidad. Si será posible o no, lo sabremos con más seguridad a partir del próximo jueves, cuando los datos por fin se equilibren.