El exceso de euforia por el descenso de la tercera ola de la Covid-19 en España y el levantamiento prematuro de las restricciones abocan a España a un cuarto repunte que será igual de grave y mortal que el que acabamos de experimentar. Es el vaticinio que formula Margarita del Val, la popular viróloga del CSIC, en una entrevista concedida al periódico 20 Minutos.
"Mientras haya tantas personas vulnerables y levantemos las medidas, que ya las estamos levantando, seguirá habiendo olas. Luego sí, habrá otra después de que acabe esta", valoraba la investigadora. "Quizás a finales de marzo (...)alcancemos el valle y comience a subir de nuevo el número de casos. Si hemos hecho planes para Semana Santa, no los cambiaremos, nos reuniremos con gente, seguirá haciendo frío y habiendo actividad en interiores, con lo que se producirá una ola tan fuerte como esta, con muchas personas mayores muriendo".
De cara a verano, sin embargo, la situación sería más favorable al estar "más avanzada" la campaña de vacunación y al tener un modo de vida en el que se produce más ventilación. En esa época del año, asegura Del Val, es "diez veces más difícil" contagiarse. "En invierno, la mayor fuente de contagio es el virus que se acumula en los aerosoles en 10-15 minutos en un sitio mal ventilado donde hay una persona respirando. Eso lo estamos haciendo mal, salvo en algunos ámbitos como la docencia y ciertas empresas".
El verdadero punto de inflexión, valora, vendrá cuando el 100% de la población vulnerable, "es decir, quienes corren riesgo de morirse por la infección vacunadas", esté protegido. La campaña de vacunación se ha diseñado de forma "correcta", valora, privilegiando a los más vulnerables, y lo único a lamentar es el "cuello de botella" de la producción de vacunas. "Por suerte no estamos compitiendo con otros países de Europa, sino que es una acción concertada con toda la Unión Europea y se está negociando con mucha fuerza", se congratula.
No obstante, estamos lejos del modelo por el que ella hubiera optado, que el de la supresión y no mitigación del virus, como han hecho Australia o Nueva Zelanda. "Tenemos ahora mismo muchísimas personas infectadas, porque nunca queremos bajar más. En cuanto se aplana la curva, ya empezamos a desescalar. La elección que hemos hecho como sociedad ha sido vivir en el límite, a pesar de que haya muchos muertos", lamenta. "Estamos a tiempo de cambiar, podemos optar por esa otra estrategia en cualquier momento, pero ni las comunidades autónomas ni los ciudadanos quieren".
"Un vaticinio oscuro"
La idea de que España está "condenada" a una cuarta ola igual de mortal que la que estamos superando era calificado de "un poco oscuro" por Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza. "No sé si ella tiene alguna cosa especial", declaraba en Liarla Pardo sobre la información que la viróloga del CSIC estuviera manejando, pero según su criterio, "la temida cepa británica no está produciendo los efectos que se temía que podía producir".
Mientras, el inmunólogo y catedrático de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell se mostraba más cauto en EL ESPAÑOL sobre la evolución de la pandemia. "Algunas de estas variantes no nos han preocupado porque no han cambiado las pautas principales de funcionamiento", explicaba, pero la británica "parece que no es más letal, que no es más grave la enfermedad, pero sí se transmite más rápido, por lo que tenemos a más gente enferma y provoca que la situación sea más grave". En una situación con una incidencia acumulada todavía muy alta, valoraba, "que aparezca una variante de estas características descoloca el control de la pandemia un poco más. Hay que estar muy vigilantes".