Solo durante el pasado año 2017, más de 122.000 personas fallecieron en España a raíz de una enfermedad cardiovascular. Así mismo, este tipo de enfermedades mata alrededor de 17,5 millones de personas cada año.
Y, a pesar de ser uno de los grupos de enfermedades más estudiado, conocido, y prevalente, sigue rodeado de multitud de mitos.
Hoy en 'EL ESPAÑOL' analizamos los 10 mitos más extendidos sobre enfermedad cardiovascular en general, y sobre trastornos cardíacos en particular.
No afecta a jóvenes
Si bien es cierto que es más probable sufrir una enfermedad cardíaca a partir de los 65 años, se sabe que entre un 4% y un 10% de los infartos de corazón se produce en personas menores de 45 años, sobre todo en el caso de los hombres.
De hecho, es el estilo de vida en la infancia, adolescencia y edad adulta lo que aumenta o reduce el riesgo de sufrir tales eventos cardíacos: no hacer ejercicio, una mala dieta o la exposición a tóxicos como el tabaco, el alcohol u otras drogas son las bases perfectas para acabar sufriendo un infarto.
Evitar el ejercicio
Si bien es cierto que los ejercicios de gran intensidad pueden ser problemáticos tras sufrir un infarto de corazón, dejar de hacer ejercicio totalmente es contraproducente: el ejercicio físico ayuda a fortalecer los músculos, incluyendo el miocardio o músculo cardíaco, a la par que mejoran el flujo sanguíneo general.
Durante el pasado mes de agosto 2020, la Sociedad Europea de Cardiología publicó varias directrices sobre el ejercicio en pacientes con enfermedad cardiovascular. Se sabe que la probabilidad de que el ejercicio de lugar a un evento cardíaco es extremadamente baja, pero también se recomienda iniciarse en el ejercicio con precaución: si se ha sido siempre inactivo, o si se sufre una enfermedad cardíaca avanzada, hay que empezar muy poco a poco y siempre bajo supervisión médica.
Fármacos y dieta
No son pocos los pacientes que, tras iniciar la toma de medicación para el colesterol, creen que pueden "comer lo que quieran", dado que estas medicaciones les reducirán igualmente el colesterol. Esto no solo es un mito, sino un peligro: se produce una falsa sensación de seguridad dietética que contradice la lógica y a los estudios científicos.
Si bien es cierto que la medicación para el colesterol, como las estatinas, bloquean la producción de colesterol propia del organismo, no están ideadas para bloquear el colesterol ingenido por la dieta. Así pues, no son un fármaco cuyo objetivo sea contrarrestar los efectos de una mala dieta, sino un colaborador para reducir el riesgo cardiovascular. Tomar estatinas sin llevar a cabo una dieta equilibrada es inútil.
Enfermedad genética
Realmente hay casos de enfermedad cardiovascular que son hereditarios, pero esto no implica que se sufrirá la enfermedad siempre, sino más bien que hay un aumento de riesgo de sufrirla.
A pesar de tener cieta susceptibilidad genética, llevar a cabo una buena dieta, no fumar, hacer ejercicio físico, y controlar el peso y la tensión arterial, entre otros factores de estilo de vida, pueden reducir y evitar totalmente la enfermedad a pesar de la carga genética que se pueda poseer.
Vitaminas y prevención
Otro mito muy extendido es que la toma de suplementos vitamínicos puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardíaca. Sin embargo, no hay evidencia de que esto sea así; y se sabe que ningún suplemento puede reemplazar a una dieta saludable y un ejercicio regular.
Recientemente, durante el pasado año 2018, una revisión sistémica de 18 estudios, con más de 2 millones de participantes, buscó posibles asociaciones entre la toma de suplementos multivitamínicos y enfermedad cardio o cerebrovascular. Según sus hallazgos, la toma de tal suplementación no tenía efecto alguno sobre el riesgo cardiovascular en general.
Dejar de fumar
La afirmación de que no tiene sentido dejar de fumar si se llevan décadas fumando es, de nuevo, un mito. El tabaco es la principal causa de enfermedad pulmonar conocida, y una de las principales causas de enfermedad cardíaca en general.
Tan solo dejando de fumar ya se empieza a reducir sustancialmente el riesgo de sufrir cualquier tipo de enfermedad cardiovascular, sin importar la edad que se tenga o el tiempo que se haya estado fumando, como bien recuerda el Instituto Nacional sobre Envejecimiento de los Estados Unidos.
Sólo hombres
La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres. Solo durante el pasado año 2017, un 24.2% de hombres y un 21.8% de mujeres murieron por causa cadíaca en los Estados Unidos.
Si, además, se tienen en cuenta otras enfermedades vasculares como la enfermedad cerebrovascular (con factores de riesgo muy similares), las cifras casi se equiparan: 28.7% de hombres y 28% de mujeres murieron por causa cardíaca o cerebrovascular en ese mismo año en el país norteamericano.
Por tanto, es un mito y un error de concepto pensar que los hombres son los únicos afectos por este tipo de patologías, aunque sí es cierto que estos suelen desarrollar enfermedades cardiovasculares a una edad más temprana. Sin embargo, las mujeres son las que suelen sufrir enfermedaes cerebrovasculares de forma más habitual en comparación a los hombres.
Paro cardiaco
Es un mito, o más bien un error de concepto, hablar de parada cardíaca y ataque cardíaco o infarto como si fuesen lo mismo, pero no lo son, aunque uno sí puede llevar a causar el otro.
Un infarto o ataque cardiáco se produce cuando se bloquea una de las arterias coronarias, las responsables de transportar sangre oxigenada al músculo cardíaco. Sin embargo, una parada cardíaca es un "problema eléctrico" en el corazón, el cual deja de bombear sangre de manera eficaz.
De hecho, los infartos de corazón son una de las principales causas de parada cardíaca en última instancia, pero son eventos diferentes: durante un infarto cardíaco es probable seguir consciente, mientras que durante una parada cardíaca no. Sin embargo, ambos casos son emergencias médicas.
Toser en un infarto
Algunos artículos han sugerido que toser enérgicamente durante un ataque cardíaco puede salvar vidas. Sin embargo, se trata de una distorsión de un artículo científico publicado hace más de 40 años, donde se sugirió que los pacientes que sufrieron una parada cardíaca durante una arteriografía en un hospital y tosieron cada 1-3 segundos, permanecieron conscientes 39 segundos más de media.
Sin embargo, no hay evidencia de que esta técnica funcione en un ambiente extrahospitalario, cuando se sufre un ataque cardíaco de forma natural y no inducido por un proceso médico.
En cualquier caso, si se sospecha un infarto cardíaco, es prioritario avisar a los servicios médicos de inmediato. No hay ningún estudio que respalde la conocida como "RCP de la tos".
Evitar las grasas
Para finalizar, otro mito, o más bien otro error de concepto, es que las personas que ya han sufrido un evento cardiovascular no deben tomar grasas bajo ningún concepto.
De nuevo, se trata de un error, y si bien es cierto que se sigue recomendando reducir las grasas saturadas y grasas trans, se sabe que las grasas insaturadas (como el omega-3 del pescado, entre otras) han demostrado ser un factor protector para la salud cardiovascular.
Así mismo, diversos estudio sugieren que las grasas saturadas no serían "grasas malas", sino que el problema sería los alimentos de los cuales procedan dichas grasas: mantequillas, bollería, carne procesada y demás alimentos ultraprocesados serían el problema real, y no el tipo de grasa consumido como tal.
Aún así, las guías actuales siguen aconsejando reducir las grasas saturadas, pero aumentar el consumo de grasas insaturadas o "grasas buenas". Por tanto, no debería evitarse cualquier tipo de grasa, sino saber elegirlas correctamente.