Un estudio preliminar de la Universidad de Birmingham refuerza la estrategia británica de proporcionar una primera dosis de la vacuna de AstraZeneca-Oxford y dilatar la segunda más allá de la indicación del fabricante, de modo a otorgar una inmunización suficiente al mayor grupo de personas, independientemente de su edad, lo antes posible. Los más mayores de entre los que recibieron este fármaco habrían desarrollado una inmunidad exitosa con el primer pinchazo, que sería todavía mayor que la obtenida con Pfizer a nivel de la denominada como 'inmunidad celular'.
Más de 30 millones de personas en Reino Unido ha recibido así una primera dosis y están a la espera de la segunda, el 'booster' o recuerdo que afianzaría la respuesta inmune. Reino Unido optó en diciembre por duplicar el plazo entre una dosis y la siguiente: se fijó en 84 días después de la primera, cuando el prospecto establece 42 días. Aunque desde la semana pasada no se administra la vacuna de AstraZeneca a los menores de 30 años por temor a los trombos infrecuentes, la política de espaciar dosis va a ser adoptada por Francia e Italia, y España la va a plantear.
Se trata de una decisión arriesgada que todavía no cuenta con el completo consenso científico, ya que supone infringir las condiciones en las que los fármacos demostraron eficacia en los ensayos. Sin embargo, el estudio, respaldado por el Consorcio de Inmunología de Coronavirus del Reino Unido, ha comparado las respuestas inmunitarias celulares y de anticuerpos entre diferentes vacunas, y es favorable a la tesis de la primera dosis. La comparativa publicada en los preprints de The Lancet supondría una doble victoria británica, ya que AstraZeneca sale la mejor parada según esta estrategia.
Así, en las 156 muestras tomadas a mayores de 80 años cinco semanas después de la primera inyección, un 93% de los que había sido vacunado con Pfizer tenía niveles destacables de anticuerpos específicos contra la Covid-19 en sangre por un 87% de los que habían recibido AstraZeneca. Un nivel elevadísimo de inmunización en ambos casos que inclinaría ligeramente la balanza hacia la primera fórmula. Sin embargo, al mirar los linfocitos T, encontraron un 31% en los vacunados con segunda en comparación con un 12% de la primera.
Es un dato relevante debido al funcionamiento en múltiples niveles del sistema inmune: los anticuerpos evitarían que el coronavirus SARS-CoV-2 infectase las células sanas del organismo. Pero cuando se produce esta infección, son los encargados de destruir aquellas en las que el virus se ha hecho fuerte, cortando en seco su propagación. Esta respuesta celular triplicaría en los vacunados con AstraZeneca la de los pacientes que habían recibido la primera dosis de Pfizer.
"Entender cómo varía la respuesta inmune generada por las vacunas Covid-19 en función de la edad, los retrasos entre las dosis y el tipo de vacuna administrada es crucial", explica uno de los autores del estudio, el Dr. Paul Moss, profesor de Hematología en la Universidad de Birmingham. "Este es el primer estudio que sepamos que compara las respuestas en anticuerpos y en linfocitos T tras una única dosis de la vacuna Pfizer o AstraZeneca para cualquier grupo de edad. Y son hallazgos tranquilizadores, porque muchos países, incluyendo Reino Unido, han optado por retrasar la administración de segundas dosis".