"Siempre nos han dicho que el mundo de la Medicina es elitista; que el médico no sólo tiene que serlo, sino parecerlo. Pero, ¿qué importa más, ser buen médico o la presencia? ¿que el médico te trate con empatía y profesionalidad o que lleve el pelo azul, morado o tricolor?". Iván Solar lo tiene claro: un médico que conoce a sus pacientes sólo por el número de la cama que ocupan no está ejerciendo bien su profesión. La mayor parte del día, Soler es un médico de Urgencias apasionado por su trabajo; en los ratos que le quedan libres es Killer Queen, una drag queen colorida, enérgica y reivindicativa.
A primera vista, el universo de un médico y el de una drag queen no parecen tener nada en común: los primeros tienen fama de serios y son respetados en la sociedad —nuestra salud e, incluso, nuestra vida dependen de ellos cuando enfermamos— y las segundas tienen fama de frívolas y no todas las personas entienden su arte. Sin embargo, Iván reconoce que Killer le ha enseñado a hacer mejor su trabajo y ha sabido encontrar nexos de unión entre ambas profesiones más allá de que las dos se desarrollan en horarios intempestivos.
"Son dos mundos que exigen mucho", cuenta Solar a EL ESPAÑOL mientras oculta sus cejas bajo una capa de pegamento escolar y maquillaje. Comienza a transformarse en Killer Queen para una sesión de fotos con este periódico; está muerto de sueño tras haber trabajado toda la noche de guardia en su hospital, pero mantiene el desparpajo y las ganas de mostrar su mundo. "Mi semana laboral sería maravillosa si cada día tuviera 48 horas. Como, por desgracia, tienen 24 horas, tengo que estirarlas y hacer encaje de bolillos: sacar un rato para comprar telas, otro para dejar patrones cortados, otro para coser. Al final aprendes a optimizar el tiempo".
De todas formas, Killer confiesa que vivir plenamente ambos mundos es incompatible: la Medicina demanda largas jornadas de trabajo y el drag aporta poco dinero para dedicarse completamente a ello. "La Medicina es lo que me da estabilidad, pero tampoco te creas que en este país está muy bien pagada. El drag siempre ha sido más un hobby, se demanda más en fines de semana, aunque también trabajo en el hospital esos días y, en ocasiones, incluso durante 24 horas". El espectáculo de drag queens es, según dice, "un mar lleno de peces y poca comida" y, por eso, puedes recibir patadas inesperadas de discotecas y compañeras.
Un grito de libertad
Esta situación, sin embargo, es posible que esté a punto de cambiar. Killer Queen es una de las diez reinas que participan en la primera edición del concurso Drag Race España que se emite en la plataforma Atresplayer Premium. Se trata de una franquicia de la célebre competición norteamericana RuPaul's Drag Race: un certamen televisado que busca a la mejor drag queen a través de una serie de retos en los que las concursantes deben mostrar su talento en costura, baile, canto, desfile y actuación. La versión original acumula un total de 19 premios Emmy y ha conseguido que el drag llegue a más tipos de público.
Killer Queen es una gran admiradora de este programa y su pasión por él comenzó poco después de empezar a hacer drag. "Un amigo que vivía en Estados Unidos me lo recomendó y empecé a verlo. ¡El peor error de mi vida! Me metí en mi habitación y no salí hasta que vi las 6 temporadas que había hasta entonces. El día que me enteré de que lo harían en España lloré y me dieron la noticia de que estaba dentro el día de mi cumpleaños —que, además, coincide con el aniversario del estreno del programa en Estados Unidos—".
Aunque una parte muy significativa del drag es purpurina y diversión, Killer Queen explica que es innegable que también es política: "Ponerte una peluca desafía los roles de género. Vivimos con muchas etiquetas y el drag grita '¡libérate!'. Somos seres individuales y hay que potenciar lo mejor que hay en nosotros; el drag te ayuda a buscar lo mejor de ti". Por eso, recomienda que todo el mundo lo pruebe, aunque sea una sola vez en la vida. Killer conoce perfectamente los poderes terapéuticos y transformadores de este arte porque los ha vivido en sus propias carnes: ¿quién diría, hoy en día, que esta artista fue un catequista de ideas conservadoras?
Primera vez en drag
Killer Queen nació, de hecho, en un grupo de teatro de una parroquia de barrio en la que participaba activamente. De hecho, de esos años recuerda haberle llevado un cáliz al papa Benedicto XVI en las Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebraron en Madrid en el verano de 2011. "Yo había salido del armario, pero decía cosas como que los homosexuales habíamos conseguido todos los derechos, que el Orgullo Gay era sólo un espectáculo, que la unión entre personas del mismo sexo no debía llamarse matrimonio… si pudiera, borraría todo aquello". Un día, su grupo de teatro empezó a preparar el musical We will rock you, que homenajea a Queen, y él encarnó el personaje de Killer Queen, "la mala malísima".
Esa fue la primera vez que hizo bien drag. En el teatro de un colegio religioso, con clérigos entre el público y una apariencia que ahora no le termina de convencer: "En mi interior me veía guapísima, pero la realidad es que parecía una señora de las que se van a las 9 de la mañana a hacerse el cardado Arriba España. Eso sí, tú siempre te ves divina cuando haces drag". Killer Queen repitió la experiencia y, aunque sus actuaciones gustaron, cuenta que su parroquia terminó invitándole a irse. Ese rechazo marcó sus primeras experiencias laborales en hospitales, donde inventaba excusas cuando alguien le preguntaba por un rastro de purpurina; intentó mantener separados ambos mundos.
Iván reconoce, sin embargo, que cuando se decidió a contarlo se sorprendió de que la mayoría de sus compañeros se mostraban interesados en su arte: "Nadie en la Sanidad que yo haya conocido se ha sorprendido para mal al saber que hago drag". De todas formas, admite que tiene compañeros que no han podido salir del armario en su servicio médico por tener jefes que son abiertamente homófobos o a quienes han obligado a quitarse piercings. Detalles que, a su modo de ver, no importan: "la Medicina es muy personal, tratamos con pacientes que cada uno tiene su mundo, sus sensaciones y tienen miedo porque están enfermos. Lo que quieren es una persona empática que comprenda tu proceso y sea profesional".
La pesadilla de la pandemia
En este sentido, admite que Killer Queen le ha ayudado a crecer como médico. Conocer otras realidades a través del drag le han ayudado a no juzgar a los pacientes ni a pensar en ellos como un número o una tos. Todos ellos tienen su propia historia y quieren comprensión. Admite que, aunque a raíz del programa obtuviera fama en su faceta como drag queen, no se desvincularía nunca de la Medicina porque ambos mundos le aportan mucho a su vida. Sin embargo, reconoce que este año de la pandemia de la Covid le arrebató la felicidad que, normalmente, le aporta su trabajo.
"Coincido con todos mis compañeros médicos en que nunca podremos expresar el horror que supuso. Lo recuerdo como una auténtica pesadilla: no sabes lo que es que no quepan más pacientes en nuestro servicio. Había un silencio que se te metía dentro y que sólo era interrumpido por las toses y los gritos de enfermería pidiendo ayuda. Sentías que estabas fallando al ver tanto sufrimiento y tantas pérdidas y que no llegabas a dar una solución. Esto va a tener una implicación muy fuerte en los sanitarios, hemos sufrido mucho. Al principio de la pandemia llegaba a casa y me echaba a llorar, pensaba que íbamos a morir todos".
El principal error que se ha producido en la pandemia, según Iván, ha sido la falta de acuerdo entre los políticos. En esta acusación se muestra contundente: "Han intentado sacar rédito político del sufrimiento de la gente. No se han parado a pensar que esta pandemia afecta a votantes de todos los partidos y que habría que haber estado a una desde el primer momento, nos gustase más o menos cómo se estaban haciendo las cosas". La grabación de Drag Race España, en este sentido, fue un balón de oxígeno, aunque para participar ha consumido sus vacaciones de este año.
"Realmente tenemos una sanidad buenísima y unos profesionales buenísimos. Si tienes cáncer recibes el mejor y más novedoso tratamiento quimioterápico sin importar lo caro que sea. Pero el sistema está reventado porque no damos más de sí". Para mejorar la situación Killer Queen cree que son necesarias tres cosas: aumentar la inversión, mejorar las condiciones laborales de los sanitarios y, también, la calidad asistencial. "Es inasumible que un médico o una enfermera de atención primaria tenga entre 45 y 50 pacientes en un turno. O que yo le diga a un paciente que le he encontrado un bulto y la ecografía es para dentro de un año. En algunos sitios es menos tiempo, pero hablo de lo que yo he vivido".
Killer Queen levanta la vista de su espejo y muestra sus largas pestañas postizas, sus cejas pintadas y los labios y los párpados salpicados de purpurina roja. Conduce a los periodistas de EL ESPAÑOL hasta su armario —bueno, su habitación de vestuario— y selecciona un vestido de látex rojo con volantes y una peluca negra de pelo corto. Subida a unos altísimos tacones a juego sale a la calle y posa con elegancia y experiencia. "Salir a la calle vestida de drag es guay. Ves muchas miradas, algunas de 'qué coño es esto' y otras de apoyo silencioso. A veces un gilipollas te grita '¡Manolo!', pero yo me giro y le digo: 'no, una superestrella'".