Hasta el momento, la inmunidad que generan las vacunas contra la Covid-19 se mide 'pesando' la cantidad de anticuerpos neutralizantes, los que impiden que el coronavirus se una a las células que quiere infectar, varias semanas después de recibir la inyección. El problema es que los anticuerpos tienen una corta vida y nada asegura que esa cantidad no vaya a disminuir rápidamente en poco tiempo.
Un nuevo estudio ha demostrado que hay esperanza más allá de los anticuerpos generados. Se ha realizado únicamente en 14 personas pero ha sido publicado en Nature, lo que da una pista sobre la magnitud de su descubrimiento. Y es que, en lugar de analizar la cantidad de anticuerpos presente en la sangre de estas personas, los investigadores han buscado otro tipo de 'huellas' de la inmunidad.
Se trata de la presencia de los llamados centros germinales, donde las células B se diferencian para generar anticuerpos específicos para un patógeno determinado. La presencia de estos centros implica la capacidad del cuerpo de 'entrenar' anticuerpos durante más tiempo, abriendo la posibllidad a que la inmunidad de las vacunas dure años.
Los autores de la investigación, encabezados por Ali H. Ellebedy, del Departamento de Patología e Inmunología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, han rastreado a través de ultrasonidos la presencia de estos centros germinales en los ganglios linfáticos, estructuras presentes en el cuerpo (sobre todo en el cuello y la axila) que juegan un papel destacado en el reconocimiento de patógenos por parte del sistema inmune.
La presencia de estos centros germinales se mantenía 15 semanas después de la inoculación de la primera dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, es decir, cuatro meses después de haber completado la pauta de vacunación. En todos los individuos vacunados se halló una presencia constante de células B que producen anticuerpos específicos para la proteína S del virus (el punto de unión con la célula a infectar).
Los autores señalan que este es el primer estudio que proporciona una evidencia directa de la inducción de respuestas específicas de las células B en centros germinales tras la vacunación en seres humanos, "permitiendo la generación de una inmunidad humoral robusta".
Aunque el estudio está referido a la vacuna de Pfizer, los investigadores concluyen que esta capacidad de inducir respuestas de centros germinales es común a las basadas en ARN mensajero. Los sueros de Pfizer y de Moderna fueron los primeros en ser aprobados para prevenir la Covid-19 y hasta ahora han mostrado una alta eficacia hasta para evitar la transmisión del virus. Los pocos casos de reinfecciones que se han dado han sido leves.
Posibilidad de vacunación periódica
Los estudios que ha habido hasta el momento determinan que los niveles de anticuerpos neutralizantes se mantienen al menos durante tres meses. Los responsables de BioNTech y de Moderna han advertido, no obstante, de que estos niveles pueden comenzar a bajar entre seis meses y un año después de inoculada la segunda dosis, sobre todo en personas mayores de 65 años. Esta es la razón por la que se ha sugerido la posibilidad de una vacunación periódica en población vulnerable, tal y como está establecido en la actualidad para la gripe.
Esta última investigación daría pábulo a la idea, cada vez más presente dados los buenos resultados que están ofreciendo todas las vacunas (al menos, las aprobadas en Europa), de que no va a ser necesaria una dosis de recuerdo en los próximos meses.
El estudio liderado por Ellebedy ofrece, además, otra perspectiva, y es la evaluación de la respuesta de las vacunas ante tres de las variantes del SARS-CoV-2: la mayoritaria en Washington en el momento de la vacunación, la B.1.1.7 (conocida como Alfa o británica) y la B.1.351 (conocida como Beta o sudafricana).
Esta parte del estudio se llevó a cabo con algunos pacientes más y se basó en la presencia de anticuerpos específicos en las muestras de sangre de los pacientes, y sus conclusiones son ya conocidas: los niveles de anticuerpos son mayores en personas que ya habían pasado la Covid-19, en todos los casos, y la respuesta es menor con la variante sudafricana en aquellas personas que no han pasado el virus.