Nunca antes el mundo había seguido tan al día los avances de la ciencia como con la Covid-19. Y las vacunas aquí han cobrado un papel protagonista. De ahí que se hayan enseguida efectos secundarios tan raros que no se describieron en ensayos clínicos masivos, con decenas de miles de personas de todo el mundo, como las trombosis asociadas a una bajada de las plaquetas, fenómeno muy poco frecuente que se da en menos de uno de cada 10.000 vacunados.
A medida que la vacunación ha seguido su curso, y sobre todo tras ser vacunados los grupos más jóvenes para los que están indicados los actuales sueros contra la Covid, han comenzado a notarse fenómenos de mayor frecuencia pero que los ensayos habían pasado por alto. Entre ellos, la alteración del ciclo menstrual.
Ya entrado el verano, cuando un buen número de mujeres en edad fértil habían recibido su correspondiente pauta, muchas de ellas comenzaron a notar cambios en su regla. Normalmente duraban pocos días, pero su aparente frecuencia motivó a muchas a buscar explicaciones. Varios meses después, la Agencia Europea del Medicamento se ha pronunciado: no existe relación entre trastornos de la menstruación y las vacunas contra la Covid, principalmente las de ARN mensajero.
Ha sido toda una sorpresa. Sobre todo, porque un estudio realizado por el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, junto al Hospital Universitario San Cecilio, había realizado una encuesta online en julio, con cerca de 14.000 respuestas, que avisaba que el 70% de las participantes había notado cambios en su regla. Principalmente, aumento del sangrado, pero también un sangrado más frecuente o incluso un retraso en la menstruación.
No son datos definitivos, avisa la institución. El Proyecto EVA, en el que se incluye esta encuesta, también está haciendo un seguimiento de un centenar de mujeres a lo largo de un año, antes y después de vacunarse. El 30% de las mismas ya han indicado que han notado algún tipo de alteración en su regla. Una tercera rama de este estudio está analizando la sangre de las voluntarias en busca de cambios que puedan estar implicados en ello.
Acontecimientos adversos de la vacuna
Según los datos recogidos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), hasta el pasado 3 de octubre se tomó nota de 46.573 notificaciones de acontecimientos adversos. Estas no se pueden considerar reacciones adversas hasta que se haya establecido una asociación inequívoca entre la administración de la vacuna y el acontecimiento notificado.
La mayoría de estos acontecimientos adversos se han dado en mujeres adultas de entre 18 y 65 años: nada menos que 30.915 registros. Es decir, que dos de cada tres de estas notificaciones (una misma notificación puede contener varios acontecimientos adversos) ha sido dada por mujeres en este tramo de edad.
Los principales acontecimientos adversos registrados se refieren a trastornos generales (23.105 notificaciones), del sistema nervioso (14.304), gastrointestinales (7.043) y dermatológicos (3.281). Algo más abajo se encuentran las de trastornos respiratorios, sanguíneos, y del aparato reproductor y la mama. De este último grupo hay 2.083 registros.
La necesidad de investigar la relación entre la administración de la vacuna y los cambios en la regla fue puesta de manifiesto en un editorial de la prestigiosa revista médica British Medical Journal a mediados de septiembre. Victoria Male, profesora de Inmunología Reproductiva en el Imperial College de Londres, advertía cómo las agencias reguladoras (en concreto, la británica) no habían incluido en un principio los trastornos de la menstruación dentro de su listado de efectos adversos comunes a pesar de haber recibido más de 30.000 notificaciones.
En el artículo, Male hace notar que estas alteraciones son transitorias y que no hay evidencia de que la vacunación contra la Covid-19 afecte a la fertilidad de las mujeres: los embarazos no previstos se dieron de igual manera entre las personas vacunadas como entre las que no lo fueron en los ensayos clínicos. No obstante, llamaba a investigar todo ello para no alentar a movimientos negacionistas que claman, sin ninguna razón científica, que las vacunas alteran la capacidad reproductora de las mujeres.
Estos cambios se han dado en todas las vacunas, por lo que indica que, de haber una conexión, esta pueda ser resultado de la respuesta inmune a la vacunación más que a un componente específico de las vacunas. No es algo raro, ya se ha visto algo parecido con las inmunizaciones frente al virus del papiloma humano (VPH).
De hecho, no es raro que el ciclo menstrual se vea alterado por medicamentos. hay determinados antipsicóticos "que pueden ocasionar reducciones del flujo menstrual o incluso su ausencia", explica Helena Esteban, farmacéutica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
"También se sabe que las pacientes tratadas con fármacos antiagregantes plaquetarios o anticoagulantes tienen más riesgo de sufrir sangrados menstruales más abundantes, así como algunos antiinflamatorios usados comúnmente para trastornos infecciosos o inflamatorios, o incluso preparados de herboristería aparentemente banales", apunta.
Esteban indica que el trastorno suele originarse por interferencia con los mecanismos hormonales, como los psicofármacos, que incrementan la prolactina, "o los que intervienen en la regulación de las hormonas tiroideas". También la quimioterapia, "bien por disminución de plaquetas, lo cual incrementa el riesgo de sangrado, o bien interfiriendo con mecanismos hormonales".
Lo que dicen los reguladores
Precisamente la agencia del medicamento del Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés) ha señalado que, de 49 millones de dosis suministradas a mujeres, se han reportado 40.350 sospechas de reacciones adversas relacionadas con la menstruación, lo que daría una tasa menor de trastornos de este tipo en comparación con la población general. También indica que no hay ninguna evidencia de que las vacunas (en este caso, las de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, que son las aprobadas allá) afecten a la fertilidad. No obstante, hace un llamamiento a que cualquier mujer que experimente cambios inusuales en su ciclo menstrual o tenga sangrados vaginales tras la vacunación contacte con su médico.
Tras el veredicto británico ha llegado el europeo. El PRAC, Comité de Evaluación de Riesgos de Farmacovigilancia de la Agencia Europea del Medicamento, llevó a cabo un análisis pormenorizado de estos trastornos, al igual que hizo en su momento con las trombosis asociadas a bajada de plaquetas, y ha sido concluyente: "No hay evidencia de relación causal".
El análisis se centra en las vacunas de Pfizer (Comirnaty) y Moderna (Spikevax), de las que más casos se han reportado. A 30 de agosto, se habían notificado en todo el mundo 16.263 trastornos con la primera de ellas, y 3.619 con la segunda. Uno de cada tres eventos estaba relacionado con un sangrado abundante. La duración de las alteraciones era corta, de unos 10 días de media, si bien en la mitad de los casos duraba 5 días o menos.
La conclusión, para ambas vacunas, es similar: la mitad de los casos reportados presentaban otras causas para la aparición del trastorno que figuraban en el historial médico, o bien podían relacionarse con otro tipo de medicamentos.
También indicaba que este tipo de trastornos son muy frecuentes en la población general, y que pueden surgir sin enfermedad subyacente, ya sea por estrés o cansancio, o debido a otras enfermedades como fibromas o endometriosis. Al igual que la MHRA, el PRAC señala que el número de casos entre las vacunadas ha sido menor del esperado en la población general.
Esteban señala que establecer la relación causal entre la toma de un medicamento y los efectos adversos es "una de las cuestiones más difíciles en Farmacovigilancia". El tiempo transcurrido entre la administración del fármaco y el efecto, factores que puedan causar esa reacción, estudio de publicaciones previas sobre el mecanismo implicado... Todo importa.
Para la farmacéutica es difícil establecer con certeza esta relación ya que estos trastornos "se producen a menudo en respuesta a factores como alteraciones hormonales, estrés, cansancio, toma de otros medicamentos, infecciones u otros procesos benignos". Por eso señala que es fundamental comunicar los acontecimientos, aportando la mayor información posible.
El caso de la relación entre las vacunas de la Covid y la alteración de la regla, con todo, no está cerrado. En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) han concedido 1,67 millones de dólares para estudiar la relación entre la vacuna y los trastornos menstruales a cinco instituciones del más alto nivel: las universidades de Boston, Harvard, Johns Hopkins, Michigan y Oregón.
Las investigaciones se abordarán desde diferentes perspectivas: el análisis de sangre, tejidos y muestras de saliva, apps que controlan el ciclo menstrual, estudios centrados en poblaciones étnica y geográficamente distintas, y también en grupos concretos como las adolescentes y las mujeres con endometriosis.