La publicación de un artículo en The Lancet que flirteaba con la posibilidad de que España estuviera a punto de alcanzar la inmunidad de grupo ha venido acompañado de una advertencia de la OMS a Europa: está de nuevo "en el epicentro de la pandemia".
Parece que los términos se han invertido con respecto al inicio de la pandemia, cuando muchos miraban hacia el norte con envidia por cómo se estaba gestionando la Covid-19 en las latitudes altas.
Así, un rápido vistazo a los indicadores que recoge la plataforma montada por la Universidad de Oxford 'Our World in Data' alimenta esa idea de que 'Spain is different', en este caso para lo bueno: mientras Austria, Irlanda, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos o Alemania registran más de 400 casos diarios por millón de habitantes y la media europea es de 300, España se encuentra a la cola, con 41, solo superada por los microestados de Vaticano y Mónaco.
Es decir, la incidencia diaria del coronavirus por millón de habitantes es siete veces menor en nuestro país que la media del continente, incluyendo a países no comunitarios como Reino Unido, Suiza o Noruega.
Dentro la Unión Europea, el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) ha señalado a España, junto a Malta, como los únicos estados con un nivel de preocupación por su situación epimiológica a 14 días calificado como "muy bajo" en su informe de la semana del 31 de octubre al 6 de noviembre. En el lado contrario, 21 países tienen un nivel "alto" o "muy alto" de preocupación.
Observando los datos a lo largo del tiempo se puede comprobar cómo a partir de septiembre la tendencia de la mayoría de países ha sido crecer casi sin parar. Reino Unido ha vivido picos de contagios no vistos desde los primeros meses de la vacunación; Alemania estudia reabrir los centros de vacunación, y Países Bajos está reforzando la utilización del pasaporte Covid.
Los casos más dramáticos, sin embargo, se están viviendo en algunos estados de Europa Central y del Este. Estonia, Eslovenia, Serbia, Croacia, Eslovaquia… Todos superan los 700 casos por millón de habitantes.
Son países, por otro lado, donde la cobertura vacunal va retrasada respecto a la Europa occidental. Estonia, el más avanzado de ellos, solo tenía el 57% de su población con la pauta completa.
Más sorprendente parece que Reino Unido, Países Bajos o Alemania estén disparados cuando la cobertura vacunal (todas cercanas al 70%) no se aleja tanto de la española, que va camino del alcanzar al 80% de la población pero le está costando.
Reflejo de la capacidad vacunal
El presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, Rafel Ortí, ve esta nueva oleada del virus en Europa un reflejo perfecto de la capacidad de vacunación. "Si el aumento de contagios está afectando [en otros países] a un 30-40% de la población que sigue sin estar protegida, aquí solo afectará a un 10-15%, que es la que quedaría pendiente de proteger", en relación a aquellos que todavía no se han vacunado.
Para Ortí, España está en la misma ola que el resto de Europa, y eso se ve reflejado en un indicador de incidencia que, aunque ha ido creciendo, lo está haciendo lentamente.
"Suponiendo que el incremento de la incidencia es el mismo en todos los lugares, en los indicadores se vería reflejado más en los sitios donde hay más población susceptible", es decir, que no está inmunizada ya sea por haber pasado la enfermedad o haber recibido la vacuna.
Salvador Peiró, investigador en Salud Pública de Fisabio, destaca también el papel de la inmunización haciendo especial hincapié en la natural: después de todo, España vivió una quinta ola muy intensa.
Hay una "elevada tasa de infección natural en la población joven y de adultos jóvenes (con mayor capacidad de transmisión por su mayor vida social, y además en su mayor parte han recibido alguna dosis de alguna vacuna)", lo que les hace mucho más resistentes a la infección porque las vacunas, después de todo, cortan en parte la transmisión del virus pero no del todo.
No obstante, España no fue el único país que vivió un repunte de casos durante los meses de verano. Reino Unido también lo hizo, al igual que Países Bajos. Solo que este último decidió recuperar restricciones para evitar males mayores.
El punto álgido del incremento de casos en Inglaterra se dio poco después del 'freedom day', el pasado 19 de julio, cuando se levantaron la inmensa mayoría de restricciones con un ingenuo optimismo. Un 'día de la libertad' que el Gobierno de Boris Johnson celebró sin pensar demasiado en las consecuencias.
A ese levantamiento prematuro de las medidas (por ejemplo, la mascarilla en interiores no es obligatoria) en verano le ha acompañado otro factor que explica el aumento de casos actual pese a una cobertura vacunal de las mayores de Europa: la degradación de la inmunidad de las vacunas.
"La mayor parte de nuestros vacunados son relativamente recientes, entre junio y septiembre su mayor parte", apunta Peiró. "La protección frente a la transmisión –no tanto frente a Covid grave– parece decaer en el tiempo y aquí la mayoría de vacunados, menos los más mayores que ya van a por terceras dosis, aún no han pasado los seis meses".
Reino Unido fue uno de los más rápidos en conseguir una alta cobertura vacunal, con muchas primeras dosis, "y usaron muchas más vacunas de vectores virales (AstraZeneca) que nosotros", cuya efectividad parece ser menor que las de ARN mensajero.
No obstante, el especialista en Salud Pública señala que esta situación la hace "más difícil de comparar en cuanto a decaimiento de la protección frente a infección".
España no está a salvo
Peiró añade que nuestro país tiene que tener cuidado, de cualquier manera. "Lo esperable es que la incidencia de casos vaya subiendo". El contexto actual apunta a ello: "incremento de la utilización de espacios interiores, grandes eventos (en interiores), potencial decaimiento de la protección frente a infección, [variante] Delta, movilidad y contactos sociales asociados a puentes" como el que acaba de pasar de Todos los Santos.
"La diferencia de los 10-12 puntos que le llevamos a Reino Unido [en la vacunación] importa, claro. La diferencia de 40-50 puntos que les llevamos a muchos países del este de Europa más aún", reafirma. "Pero la diferencia importa sobre todo en términos de Covid grave (hospitalizaciones), menos en la de casos".
Pese a la alarma en Reino Unido y el aumento de casos graves, que les ha hecho marcar un récord de muertes desde el pasado marzo, las complicaciones por Covid son proporcionalmente menores a las que había en la fase pre-vacuna de la pandemia. Eso sí, las matemáticas no fallan: cuantos más contagiados, más ingresos y más muertes. Por eso la diferencia entre británicos y españoles.
El experto ve la boutade de The Lancet no tanto como una acción para "felicitar a España sino para meterse con Boris Johnson. [Richad] Horton, el editor jefe, lo está martirizando desde el principio de la pandemia. Y no es que no tenga razón, todo sea dicho, pero cuando llaman a cuento la inmunidad de grupo se lían mucho".
Ortí, en cambio, está conforme con la visión ofrecida por la revista médica, con sus matices. No se trata únicamente de vacuna sino de "la organización de la atención primaria, el trabajo que se ha hecho desde el principio con los servicios de salud pública y de medicina preventiva, fundamental para que todo funcione como estamos viendo, tanto a nivel de vacunación como de vigilancia epidemiológica".
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