La incertidumbre sobre las nuevas variantes de la Covid alimenta la idea de una vacunación anual
Serán las mutaciones que acumule el virus y no la pérdida de inmunidad la que dictamine una futura inoculación periódica.
11 diciembre, 2021 01:34Noticias relacionadas
El revuelo generado por la variante ómicron ha llevado a los responsables de las principales compañías creadoras de vacunas contra la Covid ha pronunciarse en público sobre la misma. El CEO de Moderna fue el primero, señalando que harían falta otras vacunas, seguido del fundador de BioNTech, que indicaba que las actuales conservarían, probablemente, gran capacidad frente a la nueva cepa.
Sin embargo, su socio en el desarrollo de la vacuna, Pfizer, ha lanzado otro tipo de mensaje. Albert Bourla, CEO del gigante farmacéutico, ha afirmado que hará falta una cuarta dosis de la vacuna y que es posible que haga falta una vacunación anual, como la de la gripe, que mantenga los niveles de protección actuales.
La cuestión de la vacunación anual ha sobrevolado las estrategias de los países desde el principio. Primero, como una posibilidad teórica al comparar el SARS-CoV-2 con el virus de la gripe, aunque al observar la alta efectividad de los productos actuales quedó un poco olvidada esa opción.
El debate de la vacunación de refuerzo ocupó los últimos meses y ahora, una vez la tercera dosis ha adquirido velocidad de crucero (en Europa y EEUU, porque en las coberturas vacunales en África o varias regiones asiáticas sigue siendo vergonzosamente bajo), ha vuelto a surgir la pregunta: si la protección frente al virus decae con el paso del tiempo, ¿harán falta vacunas anuales? La respuesta no es tan sencilla.
Como a lo largo de la pandemia, los especialistas recomiendan cautela. "El punto de vista de una farmacéutica no es el de un profesional sanitario", señala Carmen Martín Alonso, inmunóloga del Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León y vocal de la Sociedad Española de Inmunología. "A día de hoy, no hay evidencia para una cuarta dosis".
La doctora parece aceptar a regañadientes la necesidad de una tercera inoculación –aunque reconoce que hay indicios que así lo apuntan– recordando que la eficacia apuntada por las vacunas en un primer momento se daba en un entorno "con muchas restricciones sociales, por lo que su cálculo es diferente cuando cambian las medidas. De ninguna manera pienso que [las vacunas] hayan perdido eficacia".
Covid, gripe y vacunas anuales
De hecho, todavía no hay datos fehacientes sobre la duración de la protección conferida por las dosis de refuerzo, pero se inclina por ver la vacunación periódica frente a la Covid como una posibilidad. La razón es que la tasa de cambios del virus "es pequeña comparada con otros como el de la gripe", que se suele tomar como referencia.
Ya son varios los estudios que han determinado que la tasa de mutaciones del SARS-CoV-2 es mayor que la de los coronavirus humanos pero menor que la del virus de la influenza, y que esta tasa está ahora 'dopada' al estar el virus tan extendido: a más virus existiendo en un momento dado, más mutaciones.
Al igual que está pasando con la variante ómicron, son los cambios respecto a virus anteriores los que determinarán la necesidad de revacunaciones. En un panorama sin tanta mutación, esta necesidad se reduce aunque la capacidad neutralizante del sistema inmune vaya decreciendo, algo especialmente importante en las personas mayores, las más vulnerables a enfermedad grave por infección de virus respiratorios.
"Hasta donde yo sé, no hay evidencia de deuda inmunitaria", indica la inmunóloga. Este concepto se ha popularizado en los últimos meses tras los avisos de distintos organismos serios como los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (abreviados como CDC) de que la temporada de gripe que se preveía para este año podía ser especialmente dura.
Se aventuraba que la causa de ello era cierta inmunidad de la población que se habría perdido al no estar expuesta al virus durante el último invierno, lo que haría que las infecciones de esta temporada revistieran mayor gravedad. Sin embargo, los especialistas consultados por EL ESPAÑOL se muestran tajantes: si el virus no cambia no hay necesidad de revacunar.
"Va a depender de la mutación del virus y de cómo lo haga, si lo hace hacia cepas menos infectivas y dañinas para la salud [no hará falta]", comenta Pepe Gutiérrez, coordinador del grupo de vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Sin embargo, él sí se inclina por la opción de la vacunación periódica "durante algunos años a aquellos grupos de población de riesgo, como ocurre con la gripe". A medida que las mutaciones domestiquen al SARS-CoV-2 –como algunos apuntan que puede pasar con la variante ómicron–, esa necesidad irá desvaneciéndose.
El doctor también apunta la posibilidad de que las futuras vacunas frente al coronavirus incluyan varias cepas, como lo hacen las actuales frente a la gripe, e incluso "apostaría que en la temporada 2022-2023 haya una vacuna que combine tres o cuatro cepas de la gripe con una o dos del coronavirus", como la vacuna trivalente actual frente a tétanos, difteria y tos ferina.
En cambio, Fernando Moraga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, apunta que la necesidad de revacunación "no siempre depende de la aparición de nuevas variantes", pero es un factor sin duda a tener en cuenta.
"En muchos países se sigue revacunando de la difteria y la tos ferina cada 10 años", apunta, aunque ve lejos la misma posibilidad para la Covid. De momento, se inclina por la cautela: en una situación excepcional de pandemia es difícil decidir este tipo de políticas.
"Estamos viendo que la tercera dosis va a ser necesaria para toda la población, no de forma inmediata pero sí a corto plazo", indica. "Una vez que el virus quede en una situación endémica puede darse una situación parecida a la de la gripe, que se haga cada año o cada equis años, es lo que habrá que ver según el tipo de vacunas que vengan de segunda generación". Aunque parece que llevamos una eternidad intentando convivir con la Covid.