"Hay indicios de que la transmisión comunitaria [de la Covid] en la Unión Europea/Espacio Económico Europeo es muy alta, y se considera muy probable que cause hospitalizaciones adicionales y muertes, más allá de las esperadas por predicciones previas que solo consideran la variante delta".
Con estas palabras, la directora del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), Andrea Ammon, ha alertado este miércoles de que ómicron ha pasado de ser una amenaza teórica a una real.
Globalmente, el ECDC cuenta 10.150 casos confirmados, 1.300 más que el día anterior, de los que 7.521 infecciones se concentran en Europa. Pero la cifra real es muy superior, y en ello coinciden todos los expertos. De hecho, esta misma semana, el ministro de Sanidad británico, Sajid Javid, informó de que se calcula en 200.000 los casos en el país (alrededor de 5.000 de ellos ya confirmados), considerando que la nueva cepa sería ya predominante en Londres.
Según la agencia europea, Dinamarca es el país con más casos confirmados: 310 por secuenciación, a los que se añaden 4.225 por PCR, y es que ómicron es fácilmente diferenciable de delta porque da negativo en uno de los tres indicadores que un tipo específico de estas pruebas analiza.
Noruega es otro de los países que más casos han reportado en estas primeras semanas de la cepa en Europa. Nada menos que 1.498, si bien el país escandinavo ha pasado a considerar confirmados todos los casos sospechosos.
En España, de momento, hay 51 casos, una cifra mucho menor que la que reportan estos países. En el último informe semanal sobre el estado de las variantes, el Ministerio de Sanidad calculaba que un poco más de la mitad no estaban relacionados con viaje alguno, con lo que no se les puede considerar importados y, por tanto, se consideran transmisión comunitaria.
Los expertos trabajan con la idea de que la cifra es mucho mayor. "Seguro que tenemos mucha más transmisión de la que detectamos", indica Salvador Peiró, médico especialista en Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio).
"Debe haber más ómicron de la que somos capaces de encontrar", afirma, aunque tiene dudas de hallazgos como el de Barcelona, donde se detectó la presencia de esta variante en aguas residuales, un indicativo de que puede haber transmisión comunitaria. Con todo, "en aguas residuales ya se ha detectado en varios sitios, en pequeñas proporciones. Y ya vamos teniendo brotes no relacionados con casos importados, o sea, que algo de transmisión comunitaria hay".
El número de casos tan alto en Reino Unido, Dinamarca y Noruega no es casualidad. Más allá de las circunstancias de cada país, se trata de estados donde tienen una alta capacidad para realizar tests. Según los datos recogidos por el portal Our World in Data, de la Universidad de Oxford, Dinamarca realiza más de 30 pruebas diarias por cada mil personas, por 17 de Reino Unido y 5 de Noruega (España no llega a tres).
También son tres de los países que más muestras del virus secuencian genéticamente, que es la forma clásica de confirmar la variante a la que pertenece cada una. La Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, recopila esta información: Dinamarca es el segundo país del mundo que más secuencia tras Islandia (que con 20 casos, tiene un incidencia de ómicron menor, pero hay que tener en cuenta que es una isla pequeña), alrededor del 17% de las muestras. Reino Unido analiza el 3,79%; Noruega, el 2,82%. España, el 0,5%.
Hay que indicar que esta cifra, no obstante, se refiere al total de la pandemia. La capacidad de secuenciación de nuestro país se sitúa, en la actualidad, en una media del 7% de los casos detectados semanalmente, con picos superiores al 10% durante la quinta ola. La Comisión Europea pidió en enero secuenciar al menos el 5% de los resultados positivos de las pruebas e, idealmente, el 10%.
Peiró apunta que, de todas formas, ómicron se encuentra "sobrerrepresentada" en los resultados de secuenciación, ya que todas las PCR que muestren sospecha de ómicron se secuencian. No obstante, se separan las que son producto de una selección aleatoria (728, que darían validez estadística) de las que no lo son (402).
Retraso en la secuenciación
Otra cuestión que afecta al cálculo del número de personas infectadas por la variante ómicron en España es el decalaje o retraso de los muestreos. Esta semana empezamos a tener datos, preliminares, de la semana 48 del año, es decir, la última de noviembre, según el informe sobre las variantes del Ministerio de Sanidad. El primer caso detectado en España fue el día 29, por lo que todos los cálculos que podemos hacer ahora son poco concluyentes.
"La secuenciación es una técnica cara, compleja y lenta", explica Vicente Martín Sánchez, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de León. "Se hace un muestreo pequeño para conocer lo que está circulando. Sabemos que hay muchos más casos, es así".
Las PCR, más rápidas al ofrecer sus resultados de un día para otro, son capaces de discriminar el tipo de variante; sin embargo, solo lo es en algunos tipos específicos y, además, dos de cada tres pruebas diagnósticas realizadas en la última semana completa han sido tests de antígenos, por lo que es una bolsa de posibles casos ómicron sin detectar.
De hecho, solo ocho comunidades han ofrecido datos de ómicron con cribado por PCR. De ellas, cuatro no han detectado casos (nos referimos a la última semana de noviembre, cuando se detectó el primer caso de esta variante en España). Baleares, Cataluña y Galicia la notifican en el 0,3% de las PCR realizadas y Canarias en el 0,9%.
Con todo, Martín Sánchez quita hierro al asunto. "En la práctica clínica diaria no es una preocupación saber qué variente tiene el paciente. Lo sería si una cepa fuera más virulenta o resistente a tratamientos. Saberlo, en las circuntancias actuales, es interesante para planificar estrategias, pero no para la clínica".
Los especialistas consultados por EL ESPAÑOL consideran, no obstante, que en estos primeros compases de ómicron las certezas sobre número e importancia de los casos son todavía nebulosas, y que lo importante llegará en las próximas semanas. "Diría que durante la semana que viene ómicron empezará a destaparse con claridad en varios sitios de España, y en bastantes más de Europa", comenta Peiró.
Antonio Cabrera de León, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de La Laguna, afirma que, aunque no dispongamos todavía de pruebas, los casos en España pueden ser el doble o triple de lo contabilizado, "es lo que se está viendo en otros países".
A diferencia de Peiró, no cree que haga falta esperar más para saber que hay transmisión comunitaria ni que "estemos en condiciones de pararla ya". Comenta con cierto cinismo: "No veo a los gobiernos de ningún país dispuestos a confinar su población salvo que las incidencias superen los 2.000 casos por 100.000 habitantes en 14 días".
Martín Sánchez, por su parte, no se arriesga a afirmar que acabará siendo la variante predominante (la directora del ECDC prevé que lo sea en el segundo mes de 2022), e insiste en la importancia de lo que se puede hacer ahora para frenar no solo la nueva cepa sino la pandemia.
"El problema es global y de poco sirve que los países ricos tengamos multitud de dosis si medio mundo sigue sin poder vacunarse, transmitiendo el virus y facilitando que pueda mutar. Ómicron ha puesto de manifiesto lo que llevamos diciendo hace tiempo: igual no hay que preocuparse por terceras o cuartas dosis sino por hacer una distribución más equitativa de las vacunas a nivel mundial".