No existen evidencias científicas por el momento que apunten que la variante ómicron es menos grave que delta. Es lo que afirma un nuevo informe publicado este viernes por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido), que muestra sus dudas respecto a las esperanzas de epidemiólogos y expertos de que la nueva forma del virus pudiese provocar una enfermedad menos grave que las anteriores y, de esta manera, se pudiera evitar la saturación del sistema sanitario.
"El estudio no encuentra evidencia de que ómicron tenga una gravedad menor que delta a juzgar por la proporción de personas que dieron positivo en las pruebas e informan de síntomas o por la proporción de casos que necesitaron atención hospitalaria", dicen los autores del estudio encabezado por Neil Ferguson, profesor de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la prestigiosa institución británica. Los investigadores advierte, eso sí, que los datos de hospitalización "siguen siendo muy limitados en este momento".
Según este modelo clínico, el riesgo de reinfección con ómicron es 5,4 veces mayor que con delta, lo que sugiere que la protección que ofrece una infeccion anterior ante la nueva variante podría ser menor del 19%. Asimismo, respecto a los pinchazos adicionales, el citado informe estima que después de dos dosis y la de refuerzo hay una reducción de 4,5 veces en los niveles de anticuerpos neutralizantes contra ómicron respecto a delta.
Para este trabajo, analizaron tres escenarios y en el peor, supusieron que la eficacia de las vacunas decae al mismo ritmo después del pinchazo de refuerzo que tras las dos dosis. En este contexto, detectaron que la efectividad de los preparados para evitar hospitalizaciones dos meses después de administrarse el refuerzo pueden caer desde el 96,85% que ofrece ante delta hasta el 80,1% para ómicron.
Los investigadores indican que estos porcentajes se traducen en un "alto grado de protección individual", pero advierten de que la nueva variante provocará probablemente un gran número de infecciones y puede afectar gravemente a la capacidad de los sistema sanitarios en todo el mundo.
"Mientras el grado de decadencia (de la eficacia) contra la enfermedad grave, que obliga a la hospitalización, es menor que contra la leve, incluso pequeñas reducciones en la protección pueden provocar aumentos significativos en ingresos hospitalarios y fallecimientos, sobre todo en grupos de alto riesgo", observan en un comunicado.
También precisan que aunque estos resultados aún están rodeados de incertidumbre, dada la reciente aparición de ómicron, apuntan a que será necesario desarrollar vacunas específicas para esta variante y/o dosis de refuerzo para "restaurar la protección".
No obstante, destacan que existen ahora "más evidencias" sobre cómo ómicron puede "evadir de manera muy sustancial" la "inmunidad que otorgan tanto las infecciones previas como las vacunas". "Este nivel de evasión inmune significa que ómicron representa una amenaza importante e inminente para la salud pública", subraya el experto Neil Ferguson, del Imperial College.
Su colega Azra Ghani agrega que la capacidad para "cuantificar" el riesgo de reinfección y la eficacia de los preparados contra ómicron es "esencial" para efectuar proyecciones sobre su "trayectoria futura" e "impacto" en las campañas de inmunización.