La llegada de ómicron, la nueva variante de coronavirus ha coincidido con el otoño-invierno, temporada predilecta para los virus respiratorios, en los que la incidencia de la gripe y los catarros estacionales está volviendo a niveles habituales, en comparación con el freno en la transmisión del año pasado propiciado por las medidas de confinamiento más estrictas.
Diversos factores confluyen para complicar la situación. Una prueba PCR sigue siendo la piedra de toque para confirmar si, ante la sintomatología de fiebre, tos persistente y dolor muscular, se sufre una infección por SARS-CoV-2. Pero en algunas Comunidades Autónomas, la sobrecarga de la Asistencia Primaria lleva a retrasos de hasta cinco días para atender esta necesidad. Los tests a la venta en farmacia han refuerzan la capacidad de detección -dos de cada tres pruebas diagnósticas realizadas en la última semana han sido de antígenos- pero la demanda ha llegado al punto de provocar desabastecimientos puntuales.
Al mismo tiempo, hemos tenido conocimiento de la aparición de la variante ómicron del coronavirus, con una gran capacidad para eludir la protección de las vacunas contra la infección. Y aunque su penetración en España a día de hoy es inferior a la de la variante predominante, delta, hay indicios de que su circulación está siendo infradetectada. Ante las altas probabilidades de vernos afectados por una enfermedad respiratoria en la recta hacia la celebración de Navidad y Año Nuevo, es importante conocer qué indicios apuntan hacia una gripe o catarro convencional y cuáles a la Covid, y en ese último caso, qué síntomas son característicos de ómicron.
Qué sabemos sobre ómicron
Aunque la investigación es prematura, los trabajos de campo recogidos en las últimas tres semanas convergen en tres ideas. La primera, que las vacunas tienen una capacidad aún menor que frente a la variante delta para prevenir la infección, a menos que se haya recibido una dosis de refuerzo reciente que reactive la producción de anticuerpos. La segunda, que las personas que ya pasaron la Covid están mejor protegidas pero que el riesgo de reinfección es alto. Y la tercera, que la sintomatología con ómicron tiende a ser leve, requiriendo hospitalizaciones en una minoría de casos, especialmente si se cuenta con alguna inmunidad previa.
Dichos síntomas difieren de la cepa original que llegó a España en 2020. La tos, la fiebre, la sensación de falta de aire y la mialgia (dolor muscular) siempre han sido indicios de Covid, pero en la 'primera ola' la enfermedad raramente se asociaba a la mucosidad. Con la variante delta y con ómicron, en cambio, se presentan en abundancia los estornudos y los mocos nasales, así como los problemas gastrointestinales. El picor o dolor de garganta es otro síntoma indicativo, mientras que la desaparición del gusto y el olfato, el indicio más claro en los primeros días de la pandemia, puede no darse con las nuevas variantes.
A pesar de las similitudes, los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de EEUU han descrito una sintomatología específica de ómicron en base a 43 casos reportados. "Los síntomas de los que se ha informado son la tos, la fatiga y la congestión o la mucosidad nasal". En Reino Unido, unas declaraciones de Sir John Bell, profesor de Medicina de la Universidad de Oxford y asesor del gobierno británico para la Covid, daban alguna pista más: el dolor muscular provocado por esta enfermedad se concentraría en el cuello y espalda, "aunque no sabemos por qué", declaraba. El dolor de garganta y la diarrea serían otros dos síntomas a destacar.
Tests para distinguirlos
El problema es que los síntomas de las nuevas variantes tienen todavía mayores probabilidades de confundirse con los de la gripe o con los de un catarro ocasional. El hecho que se den todos los síntomas descritos a la vez sería el principal hecho diferencial de la Covid. José María Molero, portavoz de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), explicaba que un resfriado se caracteriza por efectos más efímeros y aislados: "Estornudos, un poquito de dolor de cabeza, algunas décimas de fiebre…".
Mucho más arriesgado es diferenciar por sus síntomas a la gripe de la Covid, porque la evolución es lo que permite verlo: "Tienden a la curación espontánea pero, cuando se complican en neumonía, sus características radiológicas son diferentes", explicaba Molero. Evidentemente, no tomar medidas ante un caso sospechoso de Covid-19 a la espera de ver como se desarrolla es una temeridad y va en contra de las medidas elementales de salud pública.
Todo nos lleva al inicio, por tanto: ante la aparición de síntomas concurrentes de tos, mucosidad, fiebre, dolor de espalda, fatiga y diarrea, y habiendo tenido contacto con un positivo o en previsión de un encuentro social, es fundamental someterse a un test de antígenos aunque estemos vacunados. Según explica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, el momento en el que suframos los síntomas es el ideal para realizarlo, ya que reconocerá con más facilidad la carga viral, o lo antes posible después de haber tenido el contacto.
Si el test se ha realizado correctamente, de acuerdo a las instrucciones, veremos aparecer una línea horizontal de color de control (C), y si somos positivos por Covid, otra más en la línea de test (T). En ese caso, o si damos negativo pero somos convivientes o contactos estrechos de un positivo, debemos informar a nuestro centro sanitario para que nos confirmen el caso mediante una PDIA (prueba de diagnóstico de infección activa).
Únicamente la secuenciación genética podrá determinar entonces si nos ha contagiado ómicron u otra variante. Es importante recordar sin embargo que esta medida es estadística, y que salvo casos específicos, solo se muestrea una "pequeña parte" -un 7% a día de hoy- de las muestras.
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