Mascarilla sí o mascarilla no es un debate que está encima de la mesa de todos los gobiernos. Ante la bajada de incidencia de infecciones por Covid-19, muchos ejecutivos se plantean eliminarla. El último de ellos es el de la Comunidad de Madrid, cuyo consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha anunciado su intención de retirarla en interiores, salvo en transporte público, hospitales, centros de salud y residencias de ancianos. La cuestión deberá ser debatida este jueves 10 en el Consejo Interterritorial de Salud.
No obstante, se trata de un debate complejo aún a estas alturas de la pandemia, cuando se supone que el conocimiento sobre el virus es mayor que nunca. Un estudio que acaba de ser publicado en The Lancet Public Health confirma que el uso de mascarilla, durante un periodo breve de tiempo tras alcanzar los objetivos de vacunación contra la Covid-19, reduce el número de contagios, hospitalizaciones y muertes.
Según el trabajo, los datos demuestran que, mantener esta medida de prevención durante al menos dos semanas, después de alcanzar el porcentaje objetivo de población vacunada fijado por la OMS, (un 70%), es beneficioso desde un punto de vista sanitario y desde un punto de vista económico, ya que también ahorra en costes de atención médica.
"Nuestros resultados ponen de manifiesto que la vacunación por sí sola no es suficiente para controlar la pandemia y que se necesitan otras capas superpuestas de medidas para garantizar la protección de la población y reducir las muertes y el impacto económico", concluye Bruce Y Lee, profesor de la universidad Cuny Graduate School of Public Health & Health Policy (Nueva York) y autor principal de la investigación.
Para el desarrollo de ésta, se ha llevado a cabo una simulación en la que han representado a los más de 327 millones de habitantes de Estados Unidos y los han puesto a prueba manteniendo la utilización de mascarilla antes y después de alcanzar distintos niveles de población vacunada.
En todos los escenarios simulados, la opción más beneficiosa era dejar el uso de mascarilla entre dos y diez semanas después de vacunar al menos al 70% de la población. Recordemos que, a nivel mundial, todavía no se ha alcanzado dicho porcentaje, aunque la OMS estima y espera que esto llegue a mediados de este 2022. En datos de Our Wold in Data, actualmente, un 56,6% de la población mundial tiene la pauta completa.
En España, según el Ministerio de Sanidad, más del 90% de la población mayor de 12 años tiene la doble pauta, aunque los investigadores piden prudencia, ya que la aparición de nuevas variantes y la reducción de la eficacia de las vacunas son otros de los factores que inclinan la balanza en favor del sí a las mascarillas. Quizá sería sensato esperar a subir el porcentaje de población con dosis de recuerdo, que es lo que ha demostrado más eficacia contra ómicron. En base a los últimos datos, éste porcentaje está en un 51%.
Evidencias en Bangladesh
Los resultados de la investigación concuerdan con otros estudios que confirmaban la misma hipótesis. Es el caso de una trabajo científico llevado a cabo en Bangladesh, todavía a la espera de ser revisado por pares. Éste, a diferencia del publicado por The Lancet, no es una simulación, sino que analizó una muestra de más de 342.000 personas y llegó a la conclusión de que llevar mascarillas era una medida beneficiosa para evitar la expansión de la Covid-19.
Según los datos, en aquellas poblaciones de Bangladesh donde se había promovido el uso de mascarillas, la incidencia general del virus bajó un 12%, aumentando esta cifra al 35% si se añade el sesgo de personas mayores de 60 años.
Otro estudio, en este caso observacional, escudriñó la relación entre tasas de mortalidad y políticas de uso de mascarilla en 196 países. El resultado es esclarecedor: mientras que aquellas naciones con imposición de mascarilla presentaban un incremento de la tasa de mortalidad del 16% con la llegada de nuevas olas de Covid-19, en aquellos que no tenían política o norma de mascarilla la cifra ascendía al 62%.
A pesar del llamamiento a la prudencia, los autores de la investigación de The Lancet no quieren que quede la sensación de que la mascarilla será para siempre. Como afirma Peter Hotez, coautor de éste y miembro de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College of Medicine (Texas), los hallazgos "ofrecen algo de luz al final del túnel, sugiriendo que el uso de mascarillas no tiene que continuar para siempre, sino como una herramienta importante para detener la propagación del Covid-19 a medida que se entra en la siguiente fase de pandemia".
Dinamarca como proyecto piloto
Un ejemplo de que ese final puede ser Dinamarca, que cumple ya un mes sin restricciones. Según informan desde la página web que han habilitado para desmontar mitos sobre la Covid-19, la levedad de ómicron en comparación con otras variantes y la cantidad de población vacunada han propiciado que se levanten las medidas restrictivas en el país.
Sus datos de contagios invitan al optimismo, ya que, en comparación al pico más alto que tuvieron este 2022 (103.000 casos el 25 de enero), en marzo tienen una incidencia de 13.000 casos diarios. Los detractores de las medidas danesas apuntan al incremento del número de muertes, 37 este siete de marzo, pero desde la citada web aclaran que, en Dinamarca, contabilizan como muerte por covid a cualquier persona que haya dado positivo en coronavirus los 30 días antes de su fallecimiento, por lo que muchas han podido fallecer por otra causa.