Una pandemia que se va, otra que viene. Marzo ha sido el mes en el que nos despedimos de la 'fase aguda' de la Covid –aunque los expertos no están contentos con ello– y hemos fruncido el gesto ante una vieja conocida que llevaba mucho tiempo ausente: la gripe. La recibimos, además, con las defensas bajas: la eficacia de la vacuna ha caído hasta el 16% esta temporada, según un estudio estadounidense.
En algunas comunidades ya hay más hospitalizados por gripe que por Covid: quien quitaba hierro a la segunda diciendo que era como la primera ya se puede comer sus palabras. La última semana contabilizada por el sistema de vigilancia centinela, la que va del 14 al 20 de marzo, es la que mayor positividad por gripe ha registrado en toda la temporada: 38,5%, frente al 8,6% de media de los últimos meses.
"Todo los indicadores de vigilancia indican un aumento en la circulación de virus gripales", indica el último informe del Instituto de Salud Carlos III. La situación es parecida en todo el continente, donde el Centro Europeo para el Control de Enfermedades señala que el número de pruebas que dan positivo por gripe sigue aumentando y se sitúa en el 24% frente al 17% de la semana previa.
A finales de 2021, la gripe vivió un ligero repunte que se desvaneció tras la apisonadora de ómicron. Ahora, con la sexta ola finiquitada y un dubitativo ascenso de la incidencia, la gripe parece que ha llegado para quedarse… justo cuando, otros años, es el momento de irse. Ya son tres semanas con la positividad disparada, por encima del 25%, en nuestro país.
A esta sorpresiva vista de última hora se añaden los resultados preliminares de efectividad de las vacunas de este año y los datos son demoledores: según los CDC, equivalentes estadounidenses del ECDC, la efectividad es del 16% frente a la cepa A(H3N2), la más prevalente esta temporada en el hemisferio norte.
Este porcentaje "no es significativo estadísticamente", afirman los CDC, que se basan en los datos de 3.636 niños y adultos atendidos en servicios ambulatorios entre octubre de 2021 y febrero de 2022. "Este análisis indica que la vacunación frente a la gripe no reduce el riesgo de enfermedad con virus A(H3N2)", señalan con contundencia.
No obstante, siguen recomendando la vacunación en todas aquellas personas con más de 6 meses de edad (en España se recomienda a mayores de 65 años, embarazadas y personal sanitario, aunque los pediatras han pedido incluir también a los niños).
Efectividad variable
Y es que ese 16% tiene matices. Primero, se trata de efectividad frente a infección sintomática susceptible de visitar al médico, por lo que la protección frente a enfermedad grave generada por A(H3N2) y frente a otras cepas de la gripe puede ser válida.
Además, se desconoce la efectividad por grupos de edad o tipo de vacuna debido a que los datos son insuficientes. Por ello, el propio organismo reconoce que la efectividad puede acabar variando al final de la temporada.
No es el único estudio que ha aparecido recientemente. La red europea I-MOVE, que monitoriza la efectividad de las vacunas de la gripe incluyendo datos de atención primaria y hospitalarios entre octubre y marzo, la ha estimado en el 36% para el grupo A y todas las edades (41% en personas de entre 18 y 64 años). Para la cepa A(H3N2) se ha establecido en el 35% para todas las edades y 41% en adultos menores de 65 años.
Para los mayores de 65 años, un informe sueco eleva su eficacia hasta el 47%, mientras que el estudio más favorable es uno francés, que indica un 50% de efectividad frente a todos los tipos de virus, pero con un importante diferencia: frente al A(H1N1) es del 77%; frente al A(H3N2) es del 31%.
"Hemos tenido una situación anormal, con lo que las muestras de la temporada anterior son ha sido muy grande". Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, explica que la OMS hace su recomendación de vacunas para la siguiente temporada con unos seis meses de antelación, de forma que los fabricantes tengan tiempo para producir las cantidades suficientes del antígeno.
Para ello, se basa en los virus circulantes durante el invierno de cada hemisferio. Tradicionalmente se ha recomendado una vacuna trivalente, incluyendo dos cepas del grupo A (H1N1 y H3N2) y una del B, pero tras la amplia circulación del tipo B Yamagata en 2018 se ha incluido este sublinaje, siendo las vacunas actuales tetravalentes.
Haciendo la comparativa con el SARS-CoV-2, una sola vacuna incluiría antígenos contra la variante original, alfa, delta y ómicron, por ejemplo. Las vacunas Covid actuales están basadas en la variante original, mientras que la de Hipra es bivalente ya que combina en una proteína dos linajes: alfa y beta.
Dos años sin gripe
La circulación de la gripe bajó notablemente en ambos hemisferios desde el comienzo de la pandemia, hace algo más de dos años. En el invierno pasado apenas se detectaron casos, lo que dificultó la recogida de muestras para establecer la recomendación para la cepa prevalente.
"Las vacunas se hacen frente a dos proteínas de la membrana del virus, la hemaglutinina y la neuraminidasa", explica Rivas: de ahí que sean H3N2, H1N1, etc. Pero "dentro de cada tipo hay mucha variabilidad, con lo que es es difícil conseguir algo duradero". Es decir, la cepa H3N2 descrita por la OMS no ha sido la que finalmente ha circulado, provocando esa baja eficacia.
Sin embargo, Rivas describe esta situación como "relativamente normal; esto no significa que no confieran algo de inmunidad". Comparte su opinión Juan Francisco Navarro, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria. "La vacuna siempre ha tenido mucha más efectividad para prevenir ingresos por complicaciones de la gripe. En esto se parece a la vacuna de la Covid".
Navarro no ve 'noticioso' unas efectividades tan bajas como las descritas, pues lo importante es su nivel de protección contra enfermedad grave. Este debate se ha vivido ampliamente con las vacunas de la Covid: sus detractores les achacan que no evitan la infección (aunque sí la reducen) pero son muy eficaces frente a las formas graves de la enfermedad.
"Nos debemos acostumbrar a que las vacunas para infecciones respiratorias sirven para lo que sirven, que es la enfermedad grave", opina el preventivista. "Ninguna es esterilizante". En la última temporada de gripe 'normal', la de 2019-2020, el Instituto Carlos III atribuyó 3.900 muertes al virus, mientras que las vacunas habrían evitado el 26% de las hospitalizaciones y el 37% de las muertes.
Para Navarro tiene todo el sentido seguir apostando por estas vacunas pese a su baja eficacia para evitar infecciones. El caso de la Covid ha sido muy pedagógico sobre la acción de las vacunas, lo que permitirá una mejor comprensión de las actuales. Las vacunas de la gripe siempre han tenido una fama un tanto ambigua: los estudios suelen estimar su eficacia en alrededor del 60% pero solo en adultos hasta los 65 años. En niños y mayores de 65 años, los beneficios no parecen tan claros.
Incluso hay médicos que la rechazan, como Roberto Sánchez, presidente de la Plataforma No, gracias, que a comienzos de la anterior temporada de gripe (la temporada 'fantasma' porque casi no hubo casos) indicaba a EL ESPAÑOL que "la efectividad no es muy grande. Probablemente tenga unos efectos beneficiosos escasos o moderados en grupos de riesgo y nulos en la población general".
Juan Francisco Navarro señala que, en el futuro, habrá mejores vacunas contra la gripe, "intranasales, que tienen la posibilidad de evitar la infección", e incluso aventura una "vacunación genérica para las enfermedades respiratorias, no serían raras las vacunas combinadas para Covid, gripe y hasta virus respiratorio sincitial".
En el horizonte también están otras cepas de la gripe bien conocidas y temidas, pero que no han tenido éxito, de momento, para transmitirse eficazmente entre los seres humanos. A(H5N1) "tiene una mortalidad en torno al 52%, una burrada", indica Raúl Rivas.
Hasta el momento se han contabilizado algo más de 800 casos, la mayoría por transmisión directa de las aves de corral, a través de las cuales pasa a los humanos. "Que se trasmita tan mal entre las personas en una ventaja, de momento".
Por eso Rivas defiende el enfoque 'one health', una visión de la salud que incorpora también el entorno animal y el medioambiente. El SARS-CoV-2 saltó hace algo más de dos años de un animal a un ser humano, y no será el último virus en hacerlo. "La idea, de momento, es monitorizar, prevenir y controlar los casos en animales". De ello dependerá la próxima pandemia.
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