Sabemos que el descanso es lo más importante. Pero no a todo el mundo le resulta fácil alcanzar esas ocho horas de sueño recomendadas por los expertos. En ocasiones, esa dificultad radica en graves problemas de salud que impiden el correcto descanso durante la noche. Entre los trastornos del sueño, uno cada vez más frecuente es la apnea del sueño, que se estima afecta al 10% de la población adulta.
Este trastorno, que provoca el cese de la respiración de manera repetida mientras dormimos, es en realidad una enfermedad grave y potencialmente mortal ya que puede conllevar un aumento de la tensión arterial, resistencia a la insulina y arterosclerosis (cuando la placa se acumula en las arterias), aumentando el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular o cerebrovascular.
El síndrome de la apnea obstructiva del sueño, que afecta principalmente a hombres mayores de 40 años y a mujeres con sobrepeso u obesidad durante la menopausia, se trata en la mayoría de los casos utilizando dispositivos externos. El tratamiento puede ser mediante férulas de avance mandibular y el “estándar de oro” en la actualidad es el CPAP sistema de presión positiva de aire, que se utiliza en muchos casos “por su alta efectividad y beneficios probados, aunque el inconveniente se presenta porque un gran porcentaje de pacientes no se adapta a estos dispositivos y dicha intolerancia disminuye su eficacia”, explica el doctor César Casanova, especialista en cirugía de la apnea del sueño del Hospital Quirónsalud Valencia.
El uso de este tipo de máscaras nasales causa molestias como la falta de libertad de movimiento en la cama, marcas de presión en la piel o una mayor flatulencia del paciente al tragar aire durante la noche. Así, se estima que alrededor del 40% de los pacientes pueden abandonar esta terapia al cabo de los años. Por suerte, no es el único tratamiento disponible.
Una alternativa menos “aparatosa”
La principal alternativa terapéutica al uso de estos dispositivos es la cirugía, a la que se recurre en los casos en los que exista algún elemento anatómico (como un tabique desviado, amígdalas o lengua anormalmente grandes o una mandíbula muy pequeña), que altere de forma significativa el flujo aéreo. Pero más recientemente ha llegado a nuestro país una novedosa técnica quirúrgica, ya ampliamente implantada en países como Estados Unidos o Alemania
La intervención consiste en un implante de neuroestimulador del nervio responsable de regular los movimientos de la lengua y el paladar blando. El implante es un dispositivo, semejante a un marcapasos, gracias al cual el paciente logra sincronizar su respiración enviando una señal eléctrica al nervio hipogloso. De esta manera, cuenta el doctor Casanova, “logramos que la vía aérea se abra -llevando la lengua hacia delante- durante los periodos de apnea y evitamos el colapso de esta para permitir una entrada correcta del flujo de aire durante la inspiración”.
El sistema, aclara el especialista, “se programa para iniciar el ciclo de respiración tras un intervalo prefijado en consulta, puede ser de 10 a 30 minutos según cada paciente y lo activan los propios pacientes con un mando externo, así el sistema se encarga de mantener la vía aérea abierta durante cada respiración a lo largo de la noche”.
El servicio de otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Valencia ha llevado a cabo la primera intervención de este neuroestimulador en la región. Es el primer hospital de la Comunidad Valenciana en ofrecer esta novedosa técnica, y el segundo en toda España.
La cirugía tiene una duración de tres horas y se realiza bajo anestesia general. Tal como explica el doctor Casanova, se realizan dos incisiones, “una en la pared torácica para insertar el generador de impulso y sensor de respiración, y otra en el cuello, por debajo del borde mandibular, para colocar el electro estimulador". El paciente recibe el alta a las 24 horas y puede comenzar a realizar una vida normal.
“La mayor ventaja del neuroestimulador es que su post operatorio es prácticamente no doloroso, con una recuperación excelente tras las primeras 24 horas, y por otra parte los resultados a largo plazo, en cuanto a la reducción de las apneas del paciente son más consistentes y mantenidas en comparación con otros abordajes”, señala el especialista.
Multitud de pacientes podrían beneficiarse de este tratamiento, apunta el doctor Casanova: “Teóricamente ese 40% de pacientes que no logran hacerse con la CPAP son potenciales candidatos, pero hay que individualizar cada caso”. La técnica está especialmente indicada en aquellos con apnea moderada a severa (entre 15 a 60 apneas por hora) que buscan una alternativa a este dispositivo, aunque la recomendación final para la cirugía siempre corresponde al especialista.
Con la creciente población de pacientes que sufren de apnea del sueño, la adopción de esta intervención constituye una muy buena noticia, al aumentar el arsenal terapéutico disponible para su tratamiento pues, concluye el doctor Casanova, “en caso de fracaso terapéutico se puede optar por la opción de la neuroestimulación”.