El último secreto de los amish, al descubierto: revelan por qué están protegidos contra el asma
Científicos de la NTU de Singapur han encontrado los compuestos químicos de las granjas de esta comunidad que protegen a los niños.
20 abril, 2022 04:21Noticias relacionadas
La comunidad Amish siempre ha suscitado cierta curiosidad. Su estilo de vida, su vestimenta tradicional, su resistencia a adoptar nuevas tecnologías... Todos estos factores han contribuido a que llegaran a ser protagonistas hasta de películas de Hollywood. No obstante, también han llamado la atención de la ciencia y, de hecho, son uno de los pilares de una de las investigaciones más relevantes respecto al desarrollo del asma ya que parecen ser inmunes a esta patología.
Así se demostró en 2016 en una investigación publicada en la revista New England Journal of Medicine, que llegó a la conclusión de que los niños amish tenían una respuesta inmunitaria innata contra el desarrollo del asma.
Lo más normal sería pensar que esa protección puede derivar de criarse en un ambiente rural alejado de las sociedades modernas y los aires contaminados de éstas. Lógicamente, los investigadores también pensaron en ello, así que decidieron poner a prueba su experimento comparando una muestra de niños amish con otra de una comunidad similar, los huteritas.
Para el estudio, obtuvieron el perfil genético de 60 niños, 30 amish y 30 huteritas. Aunque no era una muestra muy grande, un problema derivado de lo complicado que resulta obtener el beneplácito de estas comunidades, sirvió para llegar a una conclusión significativa: entre los amish no había ningún asmático, mientras que entre los huteritas había seis. Además, comprobaron que los primeros tenían un sistema inmunitario innato más activado.
Si esto eliminaba la hipótesis de vivir alejado de las ciudades y desarrollarse, en cambio, un entorno rural, ¿qué estaba pasando? Pues bien, para comprenderlo hay que atender a un factor en especial.
La historia entre unos y otros es muy similar. Son de origen germánico, se instalaron en Estados Unidos entre el siglo XVIII y XIX, son religiosos, endogámicos y prefieren vivir sin los avances de la tecnología. Sin embargo, en los huteritas hay una diferencia: en el trabajo del campo sí que han admitido la introducción de mecanismos modernos que les faciliten las tareas, algo que los amish no han hecho, por lo que siguen trabajando sin ninguna ayuda.
El compuesto estrella
Esta era la única diferencia que podía explicar lo que viene ahora. Los investigadores también recabaron muestras de polvo y aire de los hogares de ambas comunidades y en el de los amish encontraron hasta siete veces más niveles de endotoxinas, algo muy importante de cara al asma.
Como detalla el libro de las enfermedades alérgicas de la fundación BBVA, "la falta de exposición a infecciones y endotoxinas al comienzo de la vida favorece el desarrollo de alergia y asma".
Teniendo dos cabos sueltos: las diferencias en el aire y la respuesta inmunitaria, lo que faltaba era unirlos, había que averiguar qué toxinas concretas eran las que han entrenado el sistema inmunitario de los niños amish. Eso es lo que ha hecho ahora uno de los participantes de la antigua investigación, Mauricio Marques dos Santos, que junto a Shane Snyder, director ejecutivo del Nanyang Environment and Water Research Institute de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), ha identificado los compuestos químicos precisos que daban la diferencia al aire de las granjas amish. Y, en concreto, uno de ellos ya ha demostrado que es eficaz para prevenir el asma en un ensayo realizado en cultivos con células de pulmón humano.
"Esto tiene un gran impacto de gran alcance en la salud humana", expresaba Snyder al anunciar sus hallazgos para The Straits Time, ya que el siguiente paso es encontrar, en base a ese compuesto, una 'cura' para el asma, una dolencia que afecta a más de 260 millones de personas en el mundo y que fue responsable de 461.000 muertes en 2019.
El equipo está ahora analizando cómo se puede replicar ese compuesto químico y producirlo en masa sintéticamente y conseguir así una posible terapia farmacológica. Además, seguirán probando el resto de compuestos para comprobar su eficacia contra el asma.
Cría de los animales
De momento, lo que está claro es que ninguno de ellos estaba presente en granjas de animales industriales. Según Snyder, "parece que los animales que viven en estas granjas rurales no están bajo estrés y, tal vez, estén produciendo diferentes químicos en comparación con los animales que sí lo están".
Mientras, Marques Dos Santos señala que, cuando se administran alimentos y antibióticos a los animales en las granjas industriales, cambian su microbioma, lo que conduce a cambios químicos en las proteínas dentro de sus cuerpos. "Cuando estos cambios moleculares suceden, también afecta a los humanos que están en contacto con ellos o sus productos", explica el investigador.
El hallazgo de este equipo de Singapur se solapa con otro publicado en la Clinical and Translational Allergy por la Universidad de Viena y que apela también al 'efecto granja' como posible cura contra el asma y las alergias.
En su caso, los investigadores no se centraron en granjas amish, sino en granjas bovinas de cría especialmente tradicional. En ellas, también encontraron un componente que puede resultar de utilidad para ofrecer protección contra el asma y las alergias. Se trata de la beta-lactoglobulina (BLG), la principal proteína del suero de leche y que, a través de la orina de las vacas, se termina por aerosolizar por las granjas.
El estudio comprobó la eficacia de la inhalación de la BLG en ratones y demostró que respondían de manera favorable ante la creación de niveles de anticuerpos de cara a una respuesta alérgica.
Cuidado con la sobreprotección
Al igual que el equipo de Singapur, Isabella Pali-Schöll, investigadora de la Universidad de Viena y autora principal de esta investigación considera que "es posible que las condiciones de cría, el estrés, el estado de salud y la alimentación del ganado desempeñen un papel a la hora de determinar si la proteína de la leche puede contribuir al efecto protector de la alergia y el asma".
La profesora afirma que todavía queda mucho por investigar en este 'efecto granja' y todavía queda por determinar a qué puerto llegan los hallazgos de Marques dos Santos y Snyder. Lo que sí parece claro es que los niños precisan de estar expuestos desde edades tempranas a ciertas 'toxinas' (en su justa medida), en este caso a endotoxinas, para desarrollar ciertas respuestas inmunológicas.
Otro de los investigadores del estudio primigenio sobre asma y amish, Jack Gilbert, director del Centro Microbioma de la Universidad de Chicago publicó al tiempo Dirt Is Good: The Advantage of Germs for Your Child’s Developing Immune System ('La suciedad es buena. Las ventajas de los gérmenes para el desarrollo del sistema inmunitario de tu hijo').
En una entrevista para The New York Times, el experto explicó los ambientes de excesiva limpieza y el extremo cuidado de la exposición de los niños puede terminar por ser perjudicial para su salud. Como él mismo sentenció: "Por un lado, no debes sacar a tu hijo y exponerlo a infecciones agresivas, pero, por el otro, tampoco debes crear un ambiente tan estéril que su sistema inmunitario no se desarrolle con normalidad, pues esto lo pone en riesgo de padecer enfermedades inmunes".