¿Por qué los japoneses tienen una esperanza de vida tan alta? El secreto de la longevidad nipona
Kane Tanaka fallecía a los 119 años. Era la persona más mayor del mundo, aunque llegar a tal edad no es algo tan raro en su país.
27 abril, 2022 03:49Noticias relacionadas
La inmortalidad ha sido -y es- una de las obsesiones de la humanidad. Vivir para siempre ha sido el anhelo de muchos personajes célebres, como ilustra la Historia y la búsqueda de Hitler del Santo Grial. También fue el caso del primer emperador de China, Qin Shi Huang, que murió a causa de los brebajes que inventaban para él con dicho propósito. De momento, el anhelo parece complicado, pero puede que haya personas que guarden en sí mismas un secreto bastante parecido: el de la longevidad.
De él hacía gala Kane Tanaka, que con 119 años era la persona viva más longeva del mundo. Lamentablemente, la japonesa fallecía este lunes sin llegar a cumplir su deseo, que era llegar a los 120 años, algo que haría el dos de enero.
Tanaka estaba reconocida por el Grupo de Investigación en Gerontología como la persona de más edad del mundo, título que también le valió para ser reconocida por el Libro Guinness de los récords. No obstante, esto no es algo raro en Japón, dado que es el país con mayor esperanza de vida del mundo. Según los últimos datos de la OMS, que están actualizados a fecha de 2019, ésta es de 74,1 años. Le siguen Singapur (73,6) y Corea del Sur (73,1).
La pregunta que viene ahora, por tanto, es: ¿cuál es el secreto de la longevidad de los japoneses? Pues bien, la ciencia de la perennidad no es como la de las matemáticas. No hay una fórmula exacta. No obstante, sí que hay algunos indicios que apuntan al porqué de este misterio.
Uno de ellos se basa en la dieta de la zona azul. El término 'zona azul' fue acuñado por primera vez por el escritor Dan Buettner en el National Geographic para definir a aquellas zonas en el mundo donde la esperanza de vida era más larga. Por tanto, la dieta de la zona azul hace referencia a las pautas alimentarias de estas áreas, las cuales contribuyen a mejorar la salud de sus habitantes.
Una zona azul
La pista sobre esta dieta la ponía sobre la mesa una investigación publicada en Nature y que analizaba la escasa mortalidad por Covid-19 que había en Okinawa (Japón), que es precisamente la mayor zona azul. Si ya de por sí la esperanza de vida de los nipones es alta, en esta isla la mayoría de sus ancianos pasan de los 90.
Los autores del ensayo, además, se sorprendían de la alta esperanza de vida de esta población y de la baja incidencia que tenían de enfermedades cardiovasculares. Sus conclusiones apuntaban directamente a su dieta, la cual está basada en alimentos ricos en antioxidantes y fitoquímicos, algo que se puede encontrar en las verduras y las frutas. Según ellos, seguir esta dieta podría ser un arma eficaz para combatir dolencias como la Covid-19, ya que han demostrado eficacia para ayudar a combatir enfermedades como el cáncer.
Si bien esa conclusión era nueva, los misterios de la población de Okinawa ya habían sido desgranados en otros lados. Prueba de ello es el informe The Okinawa Program: How the World's Longest-Lived People Achieve Everlasting Health–And How You Can Too (El estilo de Okinawa: cómo la gente más longeva del mundo logra una salud duradera). Según este estudio, la clave de su alta esperanza de vida es una mezcla de cuidar la mente, el cuerpo y el espíritu.
Para las tres cosas, la alimentación es una pieza fundamental. Ya saben, mens sana in corpore sano. Así que, ahondando un poquito más que en una dieta basada en verduras, el estudio describe que la población de Okinawa tiene predilección por frutas como la papaya y hortalizas, como zanahorias, repollo, cebollas y pimientos verdes. Además, no faltan las algas (algo también típico de Corea del Sur) y tampoco el arroz, la pasta y el pescado, sobre todo salmón y atún. También se habla del té verde y negro. Eso sí, sin azúcar, ingrediente que estaría totalmente desterrado.
Más allá de Okinawa
Poniendo de nuevo el foco de atención en Japón, no hay que olvidar que su llegada al podio de los países con más esperanza de vida se ha producido de una manera más o menos 'rápida'. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la esperanza de vida para los hombres era de 50 años, mientras que para las mujeres de 54.
El cambio sucedió a finales de la década de los 70 y, como señala este artículo de The Lancet, las fechas concuerdan con la consolidación del Sistema de Seguro Médico Estatutario de Japón (SHIS) y que permitió el acceso a sanidad universal a todos sus habitantes.
No obstante, los autores no otorgan todo el protagonismo de tal hazaña al sistema de salud, ya que también creen que se corresponde con la mejora de los niveles de vida de sus habitantes, lo que les permite tener acceso a una mejor alimentación. De nuevo, la dieta aparece como el quid de la cuestión.
La European Journal of Clinical Nutrition también se fijó en ella y su influencia en esa gran reducción de las tasas. Según esta publicación, a lo ya dicho, hay que sumar el bajo consumo de carne roja y de sal.
Seguir estas pautas es mucho más fácil que embarcarse en la búsqueda del santo grial. Sin embargo, tampoco son garante de poder llegar al récord de Kane Tanaka. La ciencia, por su parte, está en búsqueda del método que lo logre y hay en marcha algunos proyectos para frenar el envejecimiento, como el experimento llevado a cabo por James Kirkland, experto de la Clínica Mayo, en el que logró encontrar una fórmula farmacológica para actuar contra las células senescentes (aquellas que contribuyen a la fragilidad y a las enfermedades vinculadas con la edad) en ratones.
El descubrimiento da pie a una esperanza, pero parece que todavía seguimos en un impasse al respecto. Como dijo el físico Richard Feynman hace casi 60 años: "Todavía no se ha encontrado nada en biología que indique la inevitabilidad de la muerte".