La nueva ley del aborto, que ha sido aprobada este martes 17 por el Consejo de Ministros, tiene entre sus puntos clave la concesión de bajas laborales por dolor menstrual incapacitante. La medida ha levantado cierta polémica en diversos sectores, desde el propio Gobierno hasta sindicatos, ya que hay quienes piensan que lo único que conseguirá esta decisión es estigmatizar a las mujeres. También está el debate que ha surgido en torno a una cuestión vital en este asunto: ¿cómo se puede medir un dolor de regla?
Pues bien, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) define el dolor como "una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño real o potencial". Lo que se desprende de esta descripción es que en esta cuestión entran en juego varios aspectos subjetivos, algo que desde la Asociación Andaluza del Dolor expresan de una manera más clara: "El dolor tiene un componente físico, pero también subjetivo, influenciado por la forma en la que cada persona percibe su dolor, con las experiencias personales, con el nivel de umbral del dolor, etc.".
Es decir, como la propia institución sentencia: "No existe ningún procedimiento absolutamente objetivo para medir la intensidad del dolor como se mide la tensión arterial, la fiebre o la frecuencia cardíaca". Desde la IASP puntualizan que para el diagnóstico, debe primar la confianza en el relato del paciente, algo en lo que también inciden ginecólogos consultados por EL ESPAÑOL.
Escalas unidimensionales
Como la palabra del paciente es la guía principal para la medición del dolor, a lo largo de la historia de la medicina se han ido ideando varios tipos de escalas capaces de arrojar luz sobre este tema. Este es un método que, por ejemplo, recomienda Carlos Morales, especialista en tratamientos del dolor, en su página web. Asimismo, Teresa Castellanos, ginecóloga y obstetra en el Hospital Clínica Universidad de Navarra, en declaraciones a EL ESPAÑOL confirmó que es un método que se utiliza para diagnosticar molestias menstruales.
Respecto a las escalas, por un lado, están las unidimensionales, que tan sólo evalúan una única dimensión, la intensidad. Dentro de esta categoría entramos varios tipos, como la Escala Visual Analógica (EVA), la Escala Numérica (NRS), la Escala Verbal Simple (EVS) y la Escala de Expresiones Faciales (EFF). En la EVA, el paciente deberá situarse en un punto de una línea de centímetros de longitud, en la cual cero supone ausencia del dolor y diez una agonía insoportable.
Mientras, con la NRS (también conocida como escala numérica) se logra una mayor precisión, ya que la persona deberá puntuar del cero al diez el nivel de dolor que está experimentando. Aquí, cero se considera ausencia de dolor, entre uno y dos es algo moderado, del seis al ocho sensación intensa y del nueve al diez equivale a insoportable.
Con la EVS, el paciente debe elegir una palabra para definir su dolor: sin dolor, suave, moderado, mucho e insoportable. Estos términos están asociados a un número, que permitirá al facultativo puntuar y registrar la enfermedad.
Si bien estas escalas pueden resultar algo confusas en niños o en personas que presenten deterioro cognitivo, por lo que existe una alternativa para esos casos, la citada Escala de Expresiones Faciales (EFF). Conocida también como de Wong y Baker, muestra una serie de caras con distintas expresiones, las cuales pasan de la alegría al llanto. Cada una de esos iconos está asociado también a un adjetivo y a un icono.
Las escalas unidimensionales son más utilizadas por su sencillez y rapidez de diagnóstico. Sin embargo, también existen otras escalas que atañen más aspectos a examinar. Son las multidimensionales y, entre ellas, la más conocida es la McGill Pain Questionnaire (MPQ). Esta evalúa aspectos cualitativos del dolor, como qué sensaciones produce, si se muestra en forma de punzadas o como una quemazón, etc. Y también cuestiones cuantitativas, como la intensidad con la que se presenta.
Variables fisiológicas
A modo de guía, estos métodos pueden resultar útiles a la hora de valorar la intensidad del dolor menstrual y si este puede llegar a ser incapacitante, aunque realmente en lo que se basan es en la palabra del paciente.
Es cierto que una revisión sobre la medición de dolor elaborada por expertos de unidades hospitalarias del dolor de centros de Castellón, Madrid y Huelva constataba que la literatura científica propone como vías de evaluación tener en cuenta otros índices, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la sudación o el lagrimeo.
También se mencionan los cambios en el eje neuroendocrino como respuesta al dolor, ya que, según el citado trabajo, se producen cambios en los niveles plasmáticos de catecolaminas (epinefrina, norepinefrina y dopamina) o la hormona adrenocorticotropa, que suele ser más liberada por el cuerpo en momentos de estrés o tensión.
No obstante, como los mismos expertos puntualizan, el grado de aplicación en la medición del dolor de estos métodos "es escaso", además de que "existe una pobre concordancia entre dichos parámetros y la intensidad del mismo".
Ginecólogas como Ana Rosa Lucena, profesional del Hospital Costa del Sol de Marbella y Clínica Lacibis, recomienda a las mujeres que, si el dolor menstrual que sienten les incapacita para sus actividades normales, consulten al médico de familia, ya que no es normal que la regla duela.
Según algunos estudios, hasta un 90% de las mujeres habrán sufrido alguna vez molestias menstruales, trastorno conocido como dismenorrea, pero entre un 2% y un 29% lo harán de manera severa. Aquí es donde se pueden esconder problemas graves de salud, como la endometriosis, una enfermedad que en España afecta entre un 1% y un 5% de las mujeres y que se caracteriza, de manera general, por dolor pélvico crónico, molestias durante las relaciones sexuales e infertilidad.