Hay una regla básica para cuando llega el calor que se ha terminado convirtiendo en casi una coletilla: beber mucha agua, natural o con gas, el 'refresco' más antiguo y el más recomendable. No es cierto que haya que beber obligatoriamente dos litros al día: las necesidades dependerán de circunstancias como la edad, la sudoración o el resto de alimentos que tomemos, como frutas o verduras que ya son ricas de forma natural en agua. Y aunque también se pueden sufrir intoxicaciones por hidratarnos en exceso, el problema suele ser cuando tratamos de calmar la sed con bebidas más palatables pero perjudiciales a la larga para la salud.
Es el caso de los zumos naturales que, aunque conserven nutrientes saludables propios de las frutas, trituran los azúcares intrínsecos hasta convertirlos en libres y terminan siendo tan perjudiciales como los añadidos. Los refrescos azucarados por su parte como grandes responsables de la epidemia a nivel mundial de obesidad y diabetes. Y aunque se han popularizado las bebidas 'cero' y 'sin' con edulcorantes no calóricos, cada vez más estudios apuntan a que su consumo no es inocuo. La capacidad que tienen para interferir con la microbiota, también denominada flora intestinal, podría terminar perjudicando incluso los esfuerzos para perder peso.
Las bebidas preferibles para sobreponerse a los meses de calor, por lo tanto, serían aquellas con un mayor porcentaje de agua y un menor contenido de azúcar. Las infusiones son un excelente ejemplo: de hecho, café y té son lo único recomendado por los expertos para complementar la hidratación. Además, aportan nutrientes, muy especialmente los antioxidantes que contienen naturalmente los productos de origen vegetal, que son muy beneficiosos para aspectos generales de salud. Estos abarcan del refuerzo del sistema inmunitario a la longevidad.
Y como en los meses cálidos pueden apetecer menos, cadenas como Mercadona comercializan infusiones frías para preparar y guardar en la nevera. Ahora, Hacendado presenta una nueva bebida embotellada, el 'Refresco Tea Verde y limón', que elabora en Valencia Refresco Iberia. El primer requisito lo cumple de sobra: más del 95% de la botella corresponde a agua. El té y el limón están presentes en pequeñas cantidades, como concentrados y extractos del orden de entre un 0,5 y un 0,1. Y también contiene azúcar, que ya es menos deseable, pero en poca proporción: menos de dos gramos por cada 100 mililitros. Esto contribuye a que sea muy poco calórica, apenas 8,6 kilocaloríaspor 100 ml.
También incluye algunos aromatizantes, conservantes y antioxidantes artificiales, pero de nuevo, lo hace en cantidades muy pequeñas: la gran mayoría de la bebida no deja de ser agua. Por otro lado, aunque lo ideal es prepararse una infusión al estilo tradicional y limitar lo que le echamos para endulzar, el extracto de té verde ya ha demostrado una capacidad para producir beneficios incluso cuando se ingiere en pocas cantidades. De hecho, es tan potente que no se recomienda tomarlo como suplemento nutricional independientemente de las bebidas, ya que puede ser contraproducente en exceso.
Las catequinas y demás compuestos del té verde se han relacionado con un menor riesgo de sufrir cáncer en general, siendo sus efectos más destacados en la prevención del cáncer de piel, próstata, pulmón y mama. Gracias a su riqueza en polifenoles, antioxidantes naturales, esta infusión se habría relacionado con una mejor tolerancia al estrés, y a su vez con un menor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. Otro de sus beneficios tiene que ver con la microbiota: ayuda a que proliferen bacterias saludables que evitan la inflamación y contribuyen a la salud general.