La Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH) advierte de la preocupante progresión de la enfermedad hepática metabólica o hígado graso (EHmet o NASH, por su siglas en inglés), que afecta a más de diez millones de españoles, de los que cerca de dos millones presentarían inflamación del hígado (esteatohepatitis) y, de ellos, 400.0000 cirrosis hepática.

Por ello, demandan una estrategia del Sistema Nacional de Salud para la enfermedad hepática, que mejore la detección precoz, diagnóstico y tratamiento de esta patología, así como políticas de salud pública más decididas para combatir los hábitos de alimentación y estilos de vida que están detrás de la progresión de esta epidemia.

Su avance es especialmente preocupante por su incidencia sobre el cáncer de hígado. Ahora mismo, la enfermedad de hígado graso es la tercera causa de este tipo de cáncer, pero los expertos consideran probable que sea la primera en una década, dado el avance de su prevalencia. Uno de cada cuatro españoles presenta esta enfermedad.

A su vez, el cáncer de hígado es el segundo tipo de cáncer que más años de vida resta a la población. "La presencia de cáncer de hígado en pacientes con hígado graso en España se ha triplicado en la última década y con esos datos está todo dicho acerca de la magnitud del problema que debemos afrontar", ha afirmado el presidente de la AEEH, José Luis Calleja.

Enfermedad en crecimiento

"Las enfermedades hepáticas están en claro crecimiento en todo el mundo en cuanto a morbilidad y mortalidad. Representan, a día de hoy, una de las principales causas de perdida de años de vida laboral y de calidad de vida. El número de muertes por cirrosis en el mundo ha pasado del 1,9% al 2,4% entre 2009 y 2016. Estas cifras irán en aumento, pues su prevalencia crece cada vez más y en personas jóvenes", explica Calleja.

"En España, al margen del Plan para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (PEAHC) puesto en marcha en 2015, no existe un documento marco o una estrategia nacional para el abordaje de las enfermedades hepáticas que, pensamos, es fundamental trazar cuanto antes" concluye el experto.

Las enfermedades hepáticas conllevan, en su mayoría, un estigma importante para quienes las padecen, pues se asocian principalmente al consumo de alcohol y a la obesidad. Son, además, patologías silentes, que apenas generan síntomas específicos y que se diagnostican en fases avanzadas, cuando han progresado a fibrosis o, en el peor de los casos, a cirrosis, lo que dificulta la reversión del daño hepático.

"El reto es diagnosticar antes y conocer qué pacientes son los que progresan a fibrosis y cirrosis y cómo y cuándo lo hacen, a fin de buscar dianas terapéuticas que nos permitan detener el avance de la enfermedad. Para eso, necesitamos investigación, tanto básica como clínica, que debe ser una de las 'patas' fundamentales de la estrategia para combatir esta enfermedad", sostienen los especialistas.

Abordaje multidisciplinar

Para estos, la enfermedad del hígado graso necesita además un abordaje multidisciplinar. "En ausencia de un tratamiento curativo, se hace aún más necesario optimizar las estrategias que se han mostrado eficientes para evitar la progresión de la enfermedad: reducción de peso y ejercicio. Para lograrlo, se necesitan unidades multidisciplinares, donde haya especialistas que puedan prescribir la dieta y el ejercicio físico (Unidades de Rehabilitación Hepática) orientadas a conseguir los resultados que se necesitan", exponen.



Entre los especialistas preocupa especialmente el impacto de la enfermedad hepática metabólica en adolescentes y jóvenes, segmento en el que estudios recientes han estimado que hasta ocho de cada diez personas con sobrepeso presentan ya hígado graso y se encuentran en riesgo de desarrollar una cirrosis a edades tempranas. La obesidad y el sobrepeso son, precisamente, junto la diabetes tipo 2, el colesterol y la presión arterial alta (HTA), los principales factores de riesgo de la enfermedad hepática metabólica.

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