Así es el aborto farmacológico que rechaza Irene Montero y quiere implantar el PSOE
Según un estudio reciente, la mayoría de mujeres optan por la práctica instrumental, que consideran más segura y rápida.
5 julio, 2022 02:43Noticias relacionadas
El Gobierno aprobaba el pasado 17 de mayo el anteproyecto para reformar la Ley del aborto. Entre los objetivos que persigue la enmienda está convertir la sanidad pública en la "red de referencia" para abortar, pero como señalaba este periódico, la falta de medios hace complicado que esto pueda llegar a ser así. La solución que encontró el ejecutivo pasa por fomentar el aborto farmacológico, mucho menos costoso, pero desde Unidas Podemos se niegan a que este sea el método prioritario. ¿Por qué?
En España, existen, en resumidas cuentas, dos métodos para la interrupción voluntaria del embarazo. O lo que es lo mismo, dos técnicas IVE: la instrumental y la farmacológica. La primera de ellas es, más o menos, lo que todo el mundo tiene en el imaginario colectivo sobre el aborto, una intervención quirúrgica en la que se aborda el útero y se procede a su vaciado. En la segunda, se administran dos medicamentos para lograr la evacuación uterina.
Según un estudio reciente de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), la mayoría de mujeres optan por la práctica instrumental. Concretamente un 85,74%, frente al 14,25% que eligen el farmacológico.
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Los motivos que aportan las participantes del informe, que contó con una muestra representativa de 1.536 mujeres, pasan por varios factores. Para entenderlos, primero hay que comprender cómo se ejecuta cada método y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
Rápido y seguro
"En el instrumental la intervención dura muy poco tiempo; si hablamos de un embarazo hasta las nueve semanas, no se demora más de cinco minutos y lo hacemos todo bajo control ecográfico, para que quede constancia de que se ha quedado todo limpio y que se ha evacuado el útero completamente", explica Eva Rodríguez, vicepresidenta de ACAI y médico especializada en interrupción voluntaria del embarazo.
De aquí se esgrime que el proceso se realiza en un periodo muy corto de tiempo, en un ambiente controlado y que, además, la persona tiene casi al 100% la seguridad de que el aborto se ha producido, tres factores que hacen que la mayoría de las mujeres se decanten por él.
En cualquier caso, en toda intervención quirúrgica hay riesgos, como apunta Abel Renuncio, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y Ginecólogo en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU). "Son cosas muy raras, que suceden muy pocas veces, pero se pueden dar complicaciones, como una incisión, perforación uterina o la lesión de algún órgano".
Como matiza este profesional, esto es algo poco común, aunque basta para algunas mujeres escojan el farmacológico. De hecho, en el informe elaborado por ACAI, la mayoría de las encuestadas que habían optado por dicha opción argumentaban que era el pánico al quirófano lo que las había empujado a ello.
Como explica Renuncio, dicho método tiene las ventajas de que tiene el resultado de una intervención quirúrgica, pero sin pasar por ello. Además, también expone que cuenta con una alta eficacia, que en términos generales se sitúa entre el 95% y 98%.
Para lograrlo, se administran dos tipos de medicación, una para reducir el efecto hormonal que está manteniendo el embarazo y otra, que se toma entre 24 y 36 horas después de la primera, que tiene como objetivo que el cuello del útero vaya dilatando y que se produzcan pequeñas contracciones que contribuyan a un sangrado y a la evacuación uterina.
Como se puede deducir de este proceso, algo que señalan ambos profesionales, este método tiene como principales inconvenientes el dolor y el sangrado. Según el estudio de ACAI, un 91,8% de las mujeres del método farmacológico sienten dolor durante la expulsión, siendo este de 7,17 puntos de media en las escalas del dolor.
Abogar por la convivencia
También hay ocasiones en las que, cuando la mujer acude a revisión, el vaciado no se ha producido del todo, por lo que se tiene que volver a tomar la medicación o, en ciertos casos, proceder a intervenir quirúrgicamente. "Hace años lo hice con la pastilla y lo pasé mal porque tenía mareos, vómitos, ganas de ir al baño, etc. Y no lo había echado y tuve que aspirarme", relata una de las entrevistadas por ACAI.
Para ellas, las razones para decantarse por un aborto instrumental son que es "más rápido", "más fácil", "más seguro" y también verse acompañadas de un profesional, ya que la mayoría de las veces, cuando se expulsa el contenido del útero, la mujer está sola. De hecho, sorprende en el informe el alto porcentaje de mujeres que, habiéndose sometido a un aborto farmacológico en el pasado, a la hora de volver a escoger uno, se decantarían por el instrumental, un 58,5%, mientras que un 91% de las que probaron el instrumental repetirían esta técnica.
"Tendemos a pensar que con la pastilla eso se disuelve, igual que con otras se nos quitan los dolores y no, eso no es así", sentencia Rodríguez. Volviendo a nuestra pregunta inicial, la polémica sobre el sistema de salud público y el aborto, todo esto es lo que esgrime Unidas Podemos para oponerse a que el método farmacológico sea prioritario a la hora de ofrecer un servicio de interrupción voluntaria del embarazo.
Renuncio, por su parte, opina que es una polémica algo "artificial", en tanto en cuanto, desde la SEC por lo que abogan es porque los dos métodos convivan y sean ofertados desde la oferta pública. "Son las mujeres las que deben decidir y tan malo es estar abocada a un tratamiento farmacológico en todos los casos como lo contrario", valora el profesional.