Con la promesa de conservar nuestros cerebros frescos como lechugas, los sudokus aterrizaron en España hace casi 20 años directos desde Japón. Esta suerte de cuadrados mágicos de 81 casillas se habían popularizado en el país asiático en la década de 1980, pero hasta el 2005 no tuvimos conocimiento de ellos en nuestro país. Estos enigmas matemáticos dieron un toque exótico al mundo de nuestros pasatiempos que estaba dominado por los crucigramas y las sopas de letras y, rápidamente, se popularizaron.
Estos pasatiempos no sólo eran una manera de acelerar las horas, sino que durante décadas han sido la dosis diaria de ingenio para muchas personas que querían mantener sus capacidades cognitivas en forma hasta la vejez. Por desgracia, los pasatiempos se buscaban con frecuencia en periódicos en papel que, en la actualidad, continúan en descenso de consumo, según el Marco General de los Medios en España 2021 que ha elaborado la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC).
Completar crucigramas, sopas de letras o sudokus es, sin duda, entretenido y satisfactorio, pero ¿protegen realmente nuestro cerebro de la pérdida de capacidades cognitivas? "Jugar a pasatiempos es bueno para el cerebro —mejora aspectos como la atención, la capacidad matemática o lingüística—, pero por sí mismos no pueden prevenir la demencia", explica Javier Carmiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Favorecen el mantenimiento de un estado cognitivo sano: entrenan algunas funciones y tienen un componente lúdico muy importante porque genera bienestar".
Reserva cognitiva
Si bien los pasatiempos no pueden evitar por sí mismos las demencias, sí que pueden tener un papel importante dentro de la construcción de nuestra reserva cognitiva. La Revista Española de Geriatría y Gerontología describe este concepto como "la capacidad del cerebro para tolerar mejor los efectos de la patología asociada a la demencia, es decir, para soportar mayor cantidad de neuropatología antes de llegar al umbral donde la sintomatología clínica comienza a manifestarse". Se piensa que se construye a través de la educación o de la ocupación laboral, aunque una parte es innata.
La psiquiatra del Hospital Clínico San Carlos, Rosa Molina, también llama a esta reserva ahorros cerebrales y explica en su libro Una mente con mucho cuerpo (Paidós, 2021) que dos personas con el mismo daño cerebral pueden presentar capacidades diferentes gracias a estos ahorros. "La realización de actividades que ponen en marcha nuestras capacidades cognitivas (lectura, cálculo, socialización, ejercicio, etc.) puede protegernos del envejecimiento prematuro y del deterioro cognitivo".
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Carmiña advierte de que se trata de un concepto más propio del ámbito de la Psicología porque médicamente no puede medirse: "Es una mezcla de las inteligencias que posee una persona, cuántas áreas del cerebro desarrolla. En definitiva, cómo es de activo desde el punto de vista físico, social y cognitivo". En este sentido, el médico explica que está demostrado que la soledad es un factor que favorece las demencias y que las personas bilingües, que tienen una mayor reserva lingüística, suelen tener una mejor recuperación neurológica después de sufrir daños en el cerebro.
Una actividad más efectiva
Poner a prueba a nuestro cerebro con pasatiempos es, sin duda, saludable; ahora bien, los expertos indican que lo realmente útil es tener un estilo de vida saludable y socialmente activo, que se considera una parte muy importante para nuestra reserva cognitiva. De hecho, cada vez más expertos recomiendan el deporte para evitar el alzhéimer, la demencia más frecuente: "El ejercicio mental es importante para cuidar el cerebro, pero se está observando que la actividad física regular lo es más", apuntaba Guillermo García Ribas, portavoz de la SEN, en este artículo de EL ESPAÑOL.
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Siempre se ha considerado que el deporte sienta bien al cerebro porque evita los infartos en este órgano, pero los últimos estudios han sacado a la luz un beneficio adicional. El deporte por sí mismo ofrece protección frente a las demencias: "Normalmente se pensaba que cuantos menos factores de riesgo cardiovascular, menos riesgo de demencias. Pero incluso quienes no tienen estos factores tienen menos riesgo cuando han deporte; las demencias se desarrollan más tarde y de forma más lenta también en ellos", explica Javier Carmiña.
El neurólogo lamenta que todavía a día de hoy al deporte no se le da tanta importancia como a una pastilla para según qué enfermedades. Por lo tanto, hacer una actividad física de nuestro gusto puede ser más beneficioso para el cerebro que rellenar un sudoku al día. En este estudio publicado en Neurology, los autores sostenían que no era tan importante el deporte que practicamos, sino el hecho de moverse: por tanto, podemos bailar, nadar, ir al gimnasio o, incluso, en las personas mayores dar un paseo al día, como sugiere Carmiña.
Pasatiempos de hoy
En cualquier caso, los pasatiempos son también una buena manera de entrenar nuestro cerebro a diario y de manera divertida que podemos incluir en nuestra rutina diaria. Además, no han desaparecido, sino que han ido cambiando de formato: concretamente, al de los videojuegos. Uno de los ejemplos más populares tuvo lugar poco después de la llegada de los sudokus a nuestro país y también desde Japón. La empresa de videojuegos Nintendo lanzó Big Brain Academy, que usaba los juegos y pasatiempos para entrenar tu memoria a diario y creó un boom de videojuegos similares.
Eso sí, fue con la expansión de los smartphones cuando los videojuegos se hicieron más accesibles que nunca. Candy Crush —que se hizo especialmente famoso en España por la política Celia Villalobos, que fue sorprendida mirándolo en el Congreso de los Diputados— es un juego que consiste en juntar caramelos del mismo color para acumular puntos y, a pesar de haber nacido en 2012, sigue siendo muy popular. "El hecho de que los pasatiempos pasen a formato digital en sí no cambia el grado de estimulación del cerebro, pero las nuevas tecnologías pueden generar adicción", apunta Carmiña.
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En este sentido, King, la empresa que desarrolla Candy Crush, reveló en 2019 que 9 millones de jugadores invertían más de tres horas diarias en este juego. Los periódicos, en cambio, ofrecían sólo unos pocos pasatiempos que no generaban tanta adicción porque estaban más limitados. El neurólogo habla también de Wordle, el juego que distribuye The New York Times y ha ganado popularidad porque muchos usuarios comparten sus resultados en Twitter, y que tiene, desde su punto de vista, una ventaja: "estimula la inteligencia lingüística —que es una parte muy importante de nuestro cerebro— y, además, sólo se puede resolver una vez al día".
Wordle consiste en adivinar una palabra de cinco letras que cambia todos los días y, aunque puedes jugar en otros modos —normal, con tildes, científico o contrarreloj—, está limitado a una palabra diaria y eso evita el consumo adictivo. En definitiva, jugar con la lógica, la memoria o el lenguaje es un buen ejercicio para el cerebro, pero que siempre debe estar acompañado de hábitos de vida saludable y, en especial, el deporte y la vida social para prevenir las demencias. Si el doctor Carmiña tuviera que jugar a un juego, ¿cómo sería? "Lo ideal sería que fuera en grupo, que abordase varias funciones cognitivas y que fuese barato, para hacerlo accesible al mayor número de gente posible".