Los pediatras llevan inquietos desde finales de verano. A la incertidumbre habitual sobre cómo será la vuelta al colegio y el intercambio de patógenos de todas las clases entre los alumnos se unía una nueva, la del mundo post-Covid. Ya sin mascarillas ni distancia social, nadie está seguro de cómo se comportarán los virus habituales, que se han ido mostrando estos dos años de forma intermitente y fuera de sus temporadas normales. Pero todos saben que están acechando y prevén una vuelta dura de los sospechosos habituales del invierno, con el virus respiratorio sincitial, abreviado VRS, a la cabeza.
"Esperamos un restablecimiento de la estacionalidad de las epidemias del VRS y otros agentes respiratorios", afirma el presidente de la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria, Pedro J. Alcalá Minagorre.
"La epidemia es muy previsible", con un pico desde finales de octubre hasta principios de marzo, y "saturan los servicios de urgencias, las plantas de hospitalización y las camas de UCI pediátricas, generando un gravísimo problema de asistencia sanitaria en los niños", advierte.
No por previsible es menos grave. La peor parte se la llevan los bebés de menos de seis meses, niños pequeños de menos de dos años y aquellos con enfermedades crónicas que puedan descompensarse, pero "muchos de los niños que enferman y mueren por bronquiolitis a lo mejor no tienen patología de base", recuerda el médico a EL ESPAÑOL.
[La carrera por la vacuna para salvar de la muerte a 100.000 niños al año]
El VRS causó en 2019 unos 33 millones de infecciones respiratorias en menores de cinco años a lo largo del planeta, lo que provocó 3,6 millones de ingresos, con 26.300 muertes intrahospitalarias y 101.400 muertes totales achacables al virus. "Es la primera causa de muerte [en niños] en el tercer mundo, y en niños que a lo mejor no tienen patologías de base" que puedan empeorar.
El comportamiento del virus a lo largo de la pandemia se ha caracterizado por saltarse la estacionalidad. Tras desaparecer en el invierno de 2021, repuntó ese verano en nuestro país, provocando un susto en los pediatras al advertir un aumento de las hospitalizaciones infantiles.
El triángulo del riesgo
En la temporada 2021-2022 se ha mantenido con cierta constancia pero sin llegar a niveles epidémicos. No obstante, su positividad en infecciones respiratorias graves ha doblado a la de la gripe: el 8,8% de las pruebas para VRS ha dado positivo durante los últimos meses, por el 4,1% de las de la gripe, según los datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
Las cifras pueden ser mayores, sin embargo, debido a que la red de monitoreo nacional del virus es más pequeña que las de la gripe y de la Covid, aunque los avances en detección de esta última ha impactado positivamente en la vigilancia del resto de virus, explica el doctor. "A veces están infradiagnosticado: hay niños mayores que ingresan por neumonías o una crisis asmática desencadenadas por el VRS". También son frecuentes las coinfecciones con la gripe o la Covid.
[La nueva vacuna española que llega tras la de la Covid: otro virus respiratorio, en la diana]
Alcalá Minagorre, que es jefe de Pediatría en el Hospital San Juan de Alicante, advierte de la tríada del riesgo en VRS: el nacimiento en la segunda mitad del año, que hace que el niño o niña enfrente el invierno con un sistema inmune poco desarrollado; la epidemia en meses invernales, y las prácticas de riesgo como la guardería o el simple hecho de tener hermanos mayores que puedan traer virus a casa. "Ingresan mucho los segundos o terceros hermanos por edad". Ese triángulo del riesgo se convierte en un cuadrado si se añaden condiciones com la prematuridad o las enfermedades crónicas.
Lo peor es que no hay tratamientos contra la enfermedad activa, que acorte su duración o los días de hospitalización. Sí que hay tratamientos preventivos: miles de niños cada año reciben palivizumab, un tratamiento intravenoso que administra mensualmente anticuerpos frente a la enfermedad.
Este mes, la Agencia Europea del Medicamento ha aprobado un nuevo fármaco, nirsevimab, que es similar al anterior pero que alarga su efecto a lo largo de toda la temporada alta del virus, de forma que solo hace falta administrarlo una vez.
"Esto reduce el número de hospitalizaciones pero el impacto sobre la enfermedad global es discreto", lamenta el presidente de los pediatras hospitalarios españoles. Además, nirsevimab llega tarde y tendrá que esperar al año que viene para poder utilizarse.
Por eso, Alcalá recomienda medidas sencillas a nivel doméstico para minimizar riesgos: evitar la exposición con niños potencialmente infectados, uso de mascarilla, lavarse las manos y evitar el humo del tabaco, "que es nefasto para los niños con bronquiolitis".
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos