La salud mental ha estado presente en el Parlamento Europeo recientemente de la mano de Celso Arango, jefe del servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario Gregorio Marañón y expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. Allí lanzó las conclusiones del informe Headway, que situaba a España como el segundo país con mayor prevalencia de trastornos mentales de la UE y Reino Unido.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, Arango habla con EL ESPAÑOL sobre la resiliencia de la salud mental española a pesar de los escasos recursos para gestionarla. La Covid ha impactado notablemente en el continente a nivel anímico, pero ha sido la capacidad de los distintos países para responder a este reto lo que ha provocado las mayores diferencias.
Además, el psiquiatra advierte sobre los riesgos de la legalización del cannabis sin tener en cuenta los aspectos médicos, y afirma que ha habido "una explosión de pseudocasos de personas que piensan que siendo trans solucionan sus problemas".
Usted presentó recientemente un informe sobre la salud mental de los europeos en el Parlamento de la UE. ¿Cómo fue aquello?
Es la tercera vez que lo hacemos. Este año ya incluimos la Covid, pues parecía interesante ver cómo habían variado los 27 países más el Reino Unido. Cómo vino la respuesta, desde el punto de vista de salud mental, a la Covid. Luego, incluimos un pilar más: todo el tema de de cambio climático y de factores medioambientales que condicionan la salud mental.
El impacto de la Covid en la salud mental no ha sido el mismo a nivel europeo.
Pues no porque, amigo, la respuesta ha sido muy distinta y las consecuencias no son las mismas. Si uno tiene un sistema que resuelve de golpe, no tiene listas de espera y tiene los recursos para para dar respuesta temprana, evita que los casos se cronifiquen, etc. Aunque el factor estresor en este caso ha sido el mismo -en todos los países y en todos los países se ha incrementado la prevalencia de trastornos mentales, como por ejemplo la depresión y la ansiedad, alrededor de un 25%-, el impacto que ha tenido no se mide igual en todos los países.
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España es el segundo país con mayor número de trastornos de la salud mental. ¿A qué se debe?
Hay que coger estos datos con cuidado, ya que provienen de cada uno de los países y van agregados. No es un gran estudio multimillonario, con la misma metodología y formulación puerta a puerta para ver la prevalencia de los trastornos mentales. Con lo cual, puede ser que en unos sitios se recojan mejor y en otros sitios se recojan peor.
Pero dicho eso, es muy probable que, efectivamente, habrá más o menos trastornos mentales dependiendo de los factores de riesgo. Pero si ves las diferencias entre las tasas de suicidio de Grecia y Lituania, son seis veces más uno que otro. Aquí hay otros factores que están involucrados.
España ya salía tradicionalmente como uno de los países con más trastornos mentales en ediciones previas. Lo que más interés nos ha dado no ha sido el dato crudo del porcentaje, sino la variación y la respuesta que se puede haber dado.
En esa variación y respuesta se intuye que no sale tan mal parada España.
España queda igual en cuanto al estatus de la población, de hecho me parece que no se movía nada.
Parece, sin embargo, que la red sanitaria funciona bien pero la red de apoyo social no tanto. ¿Qué tienen otros países que deba mejorarse en el nuestro?
El gasto per cápita porcentual en salud mental frente al gasto sanitario. España está por debajo de la media. Hablo de memoria, creo que está en un 5%, frente a países como Alemania o Suecia, que están por encima del 10%.
Una cosa importante es, dentro del gasto sanitario, la prioridad que se le da al tema de la salud mental, y España está por debajo de la media. Yo creo que eso es importante.
Dicho eso, España ha tenido una respuesta de su sistema de salud que es positivo. Está entre los 10 que han tenido una respuesta más positiva en cuanto a otra de las cosas en que está muy por debajo, que es la ratio de profesionales.
En los últimos años hemos visto cómo se han reducido paulatinamente las camas de los servicios de Psiquiatría.
Te estás refiriendo a las de media estancia, ¿no?
Eso es. ¿Quizá se han prescindido cuando podrían ser necesarias en algún caso, para evitar la estigmatización?
De hecho, en España, por ley, no deberían existir los hospitales monográficos de Psiquiatría. Aquello que hicimos hace más de 100 años pensando que los trastornos mentales eran algo peligroso, contagioso, que había que tenerlos alejados e ingresados allí de por vida, es algo que no deberíamos seguir haciendo. Cuantas menos camas haya de media distancia, mucho mejor.
Ahora, el tema está en la alternativa. No puede ser como en Estados Unidos, que se mueran en la calle, ¿no? Sacar personas de un sitio donde sabemos que estamos dando cama, comida, etc. y los vamos a dejar a su libre albedrío... es gente que no va a sobrevivir. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de personas con trastorno mental crónico, que tienen una esperanza de vida entre 15 y 20 años inferior a la media de la población general.
Hay que ver dónde van. Si van a centros de día, con pisos tutelados, con supervisión, protegidos… pues fenomenal. En España ya se está haciendo en todas las ciudades hace muchísimo tiempo, los equipos de salud mental de calle que atienden a todos los homeless, que un porcentaje muy importante -en Estados Unidos es un 50%, aquí no tanto- son personas con trastorno mental grave.
Es curioso que la tasa de suicidio no se correlaciona para nada con la de prevalencia de trastornos mentales. ¿Cómo se explica esto?
Aquí lo importante es diferenciar lo necesario de lo suficiente. La inmensa mayoría de personas que cometen un suicidio tienen un trastorno mental. Pero las personas que tienen un trastorno mental en Europa son muchísimas. Factores de socialización, de cohesión, religiosos… influyen. Las que se suicidan sin tener un trastorno mental son pocas.
Muchas veces, el tener un trastorno mental es una condición necesaria pero no suficiente. Hay otra serie de variables. Hay países, por ejemplo, donde hay menos luz, que es un factor de riesgo, o países donde hay más alcoholismo, más problemas de abuso de sustancias, como los países bálticos. Pues esos son factores de riesgo adicionales que hacen que entre el número total de personas con trastornos mentales, en algunos se suiciden más o menos.
Podemos decir que España está protegida o más protegida que Europa frente al suicidio.
Claro, puede tener mucho menos trastorno mental y más suicidio porque el porcentaje de personas con trastornos mentales que se suicidan es mayor o menor.
¿La población española es mentalmente resiliente?
Sí, probablemente. Es algo que se ve de forma sistemática cuando se hacen estudios en distintos países europeos. Todo el tema del afrontamiento, la felicidad, con tasas de desempleo más altas, con mayor o menor renta per cápita… Con todo eso, España suele salir bien, con lo cual yo sí creo que hay un tema de resiliencia.
¿Hasta qué punto es un tema de resiliencia o lo es de de no ser sincero dando respuesta a este tipo de cuestionarios, ya que hay más estigma, más miedo a que la gente se sepa que uno está mal y haya más necesidad de aparentar? No lo sé, pero la realidad es que, de forma consistente, cuando uno mide de forma subjetiva el bienestar, la felicidad, etc. España suele salir bien parada.
Usted lucha mucho contra la banalización del consumo de cannabis hablando de sus riesgos mentales. ¿Esta intrascendencia puede acabar haciendo más peligrosa esta droga que otras consideradas 'duras'?
La decisión de si hay que legalizar o no el cannabis es política. Yo no digo que se tenga o no que legalizar. Yo lo que digo es que es importante que, cuando uno toma una decisión, lo haga con toda la evidencia y todo el conocimiento de los técnicos. Puede que haya factores a favor y en contra. Yo, como profesional de la salud mental, estoy en la obligación de que se conozca lo nocivo que es el cannabis. Si me dicen "oye, ¿y el alcohol no lo es?", claro que lo es. Le diré que el alcohol causa más muertes que el cannabis, claro que sí, es muy evidente.
Hay muchos intereses económicos [en la legalización del cannabis]. En ese sentido, el único conflicto de interés que tengo es el de saber que, si se legaliza cannabis, voy a tener que trabajar más. Como yo no trabajo en la privada, aumentará la lista de espera en el hospital público en el que trabajo.
Es fundamental conocer la realidad de la problemática con el cannabis. Cuanto más accesible es una sustancia, más se consume y encima se consume más por grupos de personas que son más vulnerables, incluidas personas jóvenes, con menos formación, etcétera. Y la mayor parte de personas que consumen cannabis no tienen ningún trastorno mental, pero aproximadamente un 10% de personas que tienen algún tipo de trastorno provocado por el cannabis y otro 10% que acaban cumpliendo los criterios de la OMS de dependencia o trastorno por uso de cannabis, pues sí tienen problemas.
Sabemos que el consumo de cannabis produce trastornos mentales, disminuye la edad de aparición de esos trastornos mentales y, una vez que está el trastorno mental, empeora el pronóstico si se sigue tomando cannabis. Sobre eso hay múltiples estudios replicados a todos los a todos los niveles, también de causalidad.
Hay personas que tienen enormes dificultades para diferenciar lo que es técnico, lo que es evidencia científica y lo que es ideología. Y hay veces que la evidencia señala en una dirección opuesta a la que a uno le gustaría por ideología.
La ley trans, que sigue su tramitación en el Congreso, afecta directamente al trabajo del psiquiatra ya que elimina el paso previo de diagnóstico de disforia por parte del psiquiatra para poder realizar el cambio de género. ¿Por qué alguien que se siente de un género que no es el asignado al nacimiento debe estar certificado por un psiquiatra?
Yo estoy absolutamente de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud en que lo que llamábamos disforia de género ahora se llame incongruencia, y no es un texto no psiquiátrico y, por lo tanto, no debe ser tratado ni visto por un psiquiatra.
El problema es lo que no es y parece que sí. Yo soy psiquiatra, no me dedico a los tumores cerebrales, que es a lo que se dedican los neurocirujanos. Ahora, al neurocirujano le puede llegar una persona que está teniendo alucinaciones y tiene que saber que no es una esquizofrenia. ¿Me explico? Yo no tengo que tratar algo que no es un trastorno psiquiátrico. Ahora, hay muchas cosas que sí lo son y que emulan, o tienen las mismas características, que eso que no lo es.
Lo voy a poner incluso más sencillo. Paciente que ingresa confuso y escuchando voces en la urgencia del Gregorio Marañón: es una hipoglucemia, lo único que tiene es que tiene bajo el azúcar. ¿Eso es un trastorno psiquiátrico? No, eso se llama hipoglucemia. Ahora, habrá que hacer un buen diagnóstico diferencial para saber lo que es, ¿no?
El tema con esto es que, lo que llevamos viendo toda la vida como disforia de género, que he visto cuatro o cinco casos en estos 20 años y que sé que existen porque los he visto, en estos últimos tres años he visto 400. O esto es algo vírico, que yo sé que no lo es, no es contagioso, o esto es algo que no parece que lo es.
Cuando uno mira alrededor, va a congresos, habla con sus compañeros y habla de lo que ha pasado en Suecia, en Reino Unido, pues se da cuenta que que ha habido una explosión de pseudocasos de personas que piensan que siendo trans, solucionan problemas que se solucionan de otra forma y que, un tiempo después, se dan cuenta de que esa no era la salida, cuando ya el procedimiento es irreversible.
A nosotros los médicos nos enseñaron en medicina, lo primero, el juramento hipocrático: primum non nocere, 'lo primero es no hacer daño'. Tenemos que ser cautos, sobre todo, con esta población adolescente, que es tan cambiable, cautos con algo que, luego, no vamos a poder dar marcha atrás.
Quien firma el tratamiento hormonal o el que hace la mastectomía es un médico. O sea, les guste o no les guste, van a tener que involucrarnos. Yo no digo que sea un psiquiatra, yo estoy hablando del endocrino o del cirujano.
Antes de hacer eso tenemos que estar seguros de que no le vamos a dar antipsicóticos a alguien con una hipoglucemia. Y no le vamos a quitar las mamas o le vamos a poner hormonas a un adolescente que lo que tiene es un trastorno de personalidad, un cuadro psicótico o una crisis emocional. No sé si me he explicado.
Sin embargo, parece que los últimos estudios que están saliendo dicen que la inmensa mayoría de adolescentes trans que han pasado por tratamientos de afirmación de género están muy conformes a largo plazo, a cinco años.
Yo he visto uno de la revista Pediatrics, pero claro, los datos que recogen son mucho antes de que empezara este boom de hace tres años. Son casos seleccionados que sí que existen. Son datos anteriores a los de estos últimos tres, cuatro años, que es cuando he visto la eclosión.
Quedará por ver, entonces, cuántos de estos casos al final han salido 'bien'. Tampoco hay datos de lo contrario.
Efectivamente. Antes eran como casos muy selectos, que los veías desde niños. Yo no he visto nunca ningún caso real de que, a los 17 años, de la noche a la mañana digan que son trans, y estamos viendo mucho ahora, pero muchísimo, con cuadros de Asperger, por ejemplo, niños muy desadaptados con cuadros de abuso y de acoso escolar, que necesitan encontrar un sitio, una comunidad que les acepta porque por fin han encontrado lo que lo que son, y es una desgracia.
¿Había datos de cuántos informes negativos se daban a la autorización de inscripción de cambio de género en el registro?
Yo creo que no, pero a mí lo del cambio de nombre no me preocupa. Lo que me preocupa son los procedimientos médicos, la hormonación y la mastectomía, que son irreversibles. Me preocupa que que la gente pueda llegar incluso que se puede cambiar el sexo, porque algunos están tan engañados que piensan que pueden llegar a hacerlo, que pueden ser realmente hombres o pueden ser realmente mujeres desde el punto de vista del sexo, que el cromosoma X lo hacen desaparecer, o el Y.
Es que aunque aunque te llames Pepe, yo estoy obligado a evaluar, mediante un diagnóstico diferencial, la posibilidad de que tengas un cáncer de ovario y no de próstata. ¿Me explico? Desde el punto de vista médico hay cosas que sí, pero la respuesta tuya a los tratamientos del metabolismo hepático es la de un hombre o la de una mujer. El sexo no se puede cambiar.
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