La hospitalización por virus respiratorio sincitial (VRS) está siendo mayor que en las temporadas pre-pandémicas. Son 11 los países europeos que han visto incrementar las infecciones desde octubre, con España en uno de los lugares preponderantes. Así lo advierte el Centro Europeo para el Control de Enfermedades: el alto número de ingresos está generando tensión en los sistemas de salud. Y todavía no se ha llegado al pico de casos.
"No sabemos muy bien a qué nos estamos enfrentando, si es un sprint precoz o una meseta", cavila Pedro Jesús Alcalá Minagorre, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria (Sepih). "No sabemos qué va a pasar en Navidad [cuando el VRS suele alcanzar su pico] pero muchos hospitales ya están preparando planes de contingencia".
Según el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, la incidencia del virus en atención primaria es de 75,7 casos por 100.000 habitantes en la última semana, pero se dispara en menores de 5 años: 945,7 enfermos. El siguiente grupo más afectado son los niños entre 5 y 14 años, con una incidencia de 195 casos semanales.
En el hospital, la positividad al virus ha repuntado al 31,3%, mientras en lo que va de temporada (es decir, desde mediados de octubre) es del 20,2%, superior a las de la gripe y la Covid. En niños de entre 0 y 4 años se ha notificado 79,4 ingresos por cada 100.00 habitantes.
Aunque el 90% de las bronquiolitis –las infecciones respiratorias en lactantes, causadas principalmente por VRS– no son susceptibles de ingreso hospitalario, la intensidad de la oleada actual está poniendo en aprietos a las unidades de hospitalización pediátrica.
"Las cifras están muy por encima de lo que hemos visto hasta la fecha, incluso superando las de los inviernos más duros", reconoce el pediatra. Y eso teniendo en cuenta que la población infantil ha disminuido en España en los últimos años. "Sin querer dar una imagen apocalíptica, estamos muy comprometidos a nivel de asistencia".
Cirugías aplazadas
Sin embargo, aventurar una cifra de ocupación es más complicado de lo que parece, ya que no hay registros nacionales. Los pediatras de urgencias avisan de un incremento del 40% respecto a años prepandémicos, pero Alcalá Minagorre apunta que en su hospital, el Dr. Balmis de Alicante, es mayor aún.
"No hemos tenido que suspender cirugías, pero sí agruparlas", apunta. "Pero en otros centros sí que han tenido problemas y han tenido que suspenderlas". No se trata únicamente de ocupación: en una población vulnerable como son los lactantes o niños con enfermedades crónicas, es crucial evitar infecciones contraídas dentro del entorno hospitalario.
"Hay que separar a los niños: bronquiolitis con bronquiolitis, gripe con gripe, etc. para evitar infecciones cruzadas. Eso bloquea camas, bloquea procedimientos y condiciona que la actividad programada se vea alterada". Así, niños que ingresan para realizarles alguna prueba o alguna intervención y se prevé que pasen un tiempo en planta son reorganizados.
[La carrera por la vacuna para salvar de la muerte a 100.000 niños al año]
Hay tres clases de niños que están ingresando en los hospitales en plena ola de infecciones respiratorias por el VRS. Los lactantes, es decir, los que viven una bronquiolitis propiamente dicha, son el perfil más habitual. No obstante, también están viendo un buen número de casos de niños sanos de más edad a los que la enfermedad ha golpeado duro, e infantes con condiciones crónicas susceptibles de empeorar con la infección.
Estos últimos, comenta el presidente de la Sepih, suelen venir en mayor número unas semanas después que los anteriores. Muchas veces son atendidos a nivel domiciliario y una infección les obliga a ser ingresados. "Son los más delicados y los de ingresos más prolongados".
Si bien la media de estancia es de una semana, el pediatra advierte de que se trata de "una foto muy poco real". Los casos sin preocupaciones especiales pueden estar en casa 48 o 72 horas después, "y los niños intubados puedes estar dos o tres semanas en UCI y luego ingresar en planta".
Sin amoxicilina
El tratamiento habitual es el de soporte: proporcionar oxígeno y mantener un adecuado nivel nutricional y de hidratación. No hay nada que temer ante los desabatecimientos de amoxicilina: se trata de un antibiótico, dirigido a infecciones de origen bacteriano, mientras que el VRS es, como su propio nombre indica, un virus.
Alcalá Minagorre le quita importancia: "Las infecciones bacterianas se tratan con antibióticos, no se previenen con los mismos. Algunas complicaciones de la bronquiolitis sí que se tratan con antibióticos, pero la base es el tratamiento de soporte".
El VRS no es nuevo. Antes de la pandemia, colapsaba las unidades pediátricas de los hospitales cada invierno, entre finales de diciembre y febrero, y, a nivel mundial, es causante del 1% de la mortalidad infantil: unos 100.000 niños anualmente.
Sin embargo, no hay tratamiento específico más allá del de soporten. Existen dos anticuerpos monoclonales que se administran de forma intravenosa y se ofrecen de forma preventiva en los niños con enfermedades crónicas. No hay vacunas aprobadas de momento, si bien varias candidatas están en la última fase de ensayos clínicos. De ir todo bien, podrían estar disponibles para la próxima temporada.
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