España controla la Covid por primera vez en invierno a pesar de la amenaza china
Los últimos datos reflejan una bajada de la incidencia. Los expertos no prevén que el descontrol en el país chino impacte de forma notable.
3 enero, 2023 02:45El fin de semana de la Nochevieja de 2021 fue el más intenso de toda la pandemia: 372.766 nuevos casos de Covid en solo tres días y una incidencia que se disparó 521 puntos hasta los 2.295,80 casos por cada 100.000 habitantes: dos de cada 100 españoles se habían contagiado en las dos semanas anteriores.
Un año después, nuestro país parece haber superado con nota el primer examen de la temporada invernal. Es la primera vez que los casos no se disparan con el frío, a la espera de lo que pueda pasar tras la explosión de infecciones que está viviendo China después de retirar su política de Covid cero.
Frente a los datos diarios de diciembre de 2021, los últimos disponibles, que actualiza el Ministerio de Sanidad una vez a la semana y referidos únicamente a personas mayores de 60 años, muestran una Covid controlada.
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El informe ministerial del pasado viernes anunciaba una caída de 19 puntos en la incidencia acumulada a dos semanas: 141,47 casos por 100.000 habitantes, la cifra más baja desde el 23 de septiembre y más de 100 puntos por debajo del pico alcanzado a finales de octubre.
Con todo, esta incidencia no se reparte de forma homogénea por todo el país: mientras que Andalucía es la única comunidad por debajo de 50, País Vasco supera los 200 casos y Canarias los 300.
La 'tripledemia' que no fue
Los datos de vigilancia de infecciones respiratorias del Instituto de Salud Carlos III –que se basan en la extrapolación de los casos contabilizados en los centros centinela pero que se refieren al conjunto de la población– indican, además, que la Covid se ha visto superada por los virus que dejó fuera de juego las dos temporadas anteriores: gripe y virus respiratorio sincitial (VRS).
Así, la tasa de Covid reportada en atención primaria es de 79,4 casos por 100.000 personas, mientras que la del VRS es de 93 y la de la gripe es 213. La positividad a SARS-CoV-2 es también inferior: solo da positivo el 9,9% de las pruebas realizadas, por el 11,6% de a VRS y el 26,7% a gripe. Es como si la temida 'tripledemia' se hubiera quedado en 'biepidemia'.
La comparación con la situación de hace un año es aún más clara atendiendo a la presión hospitalaria. A 3 de enero de 2022 había 10.768 ingresados positivos a la infección por Covid. Esa cifra había crecido en 1.571 personas el fin de semana previo, y en las UCI luchaban por su vida 1.803 personas.
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En cambio, los últimos datos reportados por el Ministerio de Sanidad suman 3.717 hospitalizados, cifra que ha caído en 700 personas en dos semanas. Los informes permiten saber ahora cuántos de estos ingresos están causados por la infección propiamente dicha o si la causa es otra: solo el 47,2% de estos individuos corresponden al primer grupo. La situación de las UCI va paralela, con 236 individuos en toda España, de los que el 60,2% lo están por la propia infección.
Donde no hay tanta diferencia, curiosamente, es en las muertes registradas. Aquí el ministerio no diferencia entre 'con y por' Covid, pero diciembre contabilizó un millar de fallecimientos que atribuye al virus. En diciembre de 2021 fueron 'solo' 500 más, a pesar de las –proporcionalmente– altísimas cifras de contagios.
Esto se explica si tenemos en cuenta que entre la identificación de la enfermedad y la defunción suelen pasar entre dos y cuatro semanas. La sexta ola, primera protagonizada por ómicron, elevaría en enero y febrero las cifras de muertos a niveles no vistos desde el invierno anterior.
Muchas vacunas, pocos nuevos refuerzos
Nueve de cada diez españoles mayores de 12 años ya tenían la pauta completa de la vacuna a finales de 2021, cifra que ha crecido solo en 2% en estos doce meses. El campo de batalla está en las dosis de refuerzo: el 82,7% de los mayores de 60 tenían una dosis adicional. Hoy por hoy, la tienen el 92,7%, pero solo el 55,5% tiene un nuevo refuerzo de cara al otoño con las vacunas adaptadas a las nuevas variantes.
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La explosión de contagios Covid en China tras el levantamiento de su política de Covid cero ha generado incertidumbre entre las autoridades políticas españoles y en países de nuestro entorno. A pesar de que la Unión Europea no ha consensuado medidas adicionales para China, estados como Italia y España exigen tests o certificados vacunales a los vuelos procedentes del gigante asiático. Estados Unidos y Canadá han tomado medidas similares.
Las autoridades sanitarias, en cambio, no se muestran tan preocupadas. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades –ECDC, por sus siglas en inglés– estima que, dada la alta inmunidad de la población europea, con una cobertura vacunal muy alta (incluyendo dosis de refuerzo) y un alto nivel de inmunidad natural, el "aumento de casos en China no se espera que impacte en la situación epidemiológica de la UE".
Tiene su lógica. Después de todo, mientras el país asiático se cerraba al virus, en España y el resto de países occidentales se buscaba dosificar su impacto para dar tiempo a que la población se protegiera por la doble vía de las vacunas y la inmunidad natural.
El efecto de nuevas variantes
La principal incertidumbre viene, según los expertos, no tanto del número de contagios que salga de China (se espera que un tercio de su población haya pasado la enfermedad a finales del próximo abril) sino del tipo de variante del virus que exporte.
Las dos predominantes en el país, BA.5 y BF.7 son conocidas por estos lares. La primera fue la más prevalente en España durante el verano, siendo superada ahora por BQ.1.1. La segunda ha estado circulando desde agosto aunque ha perdido fuerza en el último mes y medio. Por tanto, no hay que temer su llegada.
Sin embargo, la cantidad de secuenciaciones genómicas de SARS-CoV-2 depositadas por China en repositorio internacional GISAID ha sido casi anecdótica en los últimos meses: solo 17 muestras entre el 1 de septiembre y el 20 de diciembre. Esto implica muy poca información sobre las variantes que pueden estar surgiendo e imponiéndose allá, incluyendo aquellas que puedan escapar a la inmunidad generada por vacunas y variantes anteriores.
Con todo, ni la posibilidad de surgimiento de nuevas subvariantes justifica medidas de protección adicionales para el ECDC. Aunque la capacidad neutralizadora de los anticuerpos se ha visto en entredicho con la aparición de nuevos sublinajes, parece que la inmunidad celular generada por infecciones y vacunas previas sigue manteniendo un buen nivel.
Creyendo dejar atrás la pandemia, España vivió una catarsis de contagios entre diciembre de 2021 y febrero de 2022. La inmensa cantidad de infecciones –tanto en personas que nunca habían pasado la enfermedad como en aquellas que sí lo habían hecho– causó un gran número de muertes.
Lo positivo vino cuando se comprobó que, proporcionalmente, el número de fallecimientos era mucho menor que en pasadas oleadas, debido, entre otras, a la inmunidad previa y a la menor virulencia de ómicron comparada con la variante delta, que había predominado los últimos meses.
Ómicron cambió las reglas del juego: ya no era posible contener el virus y había que convivir con él. Fue la lección que aprendieron los países occidentales y que ahora tiene que aprender China en tiempo récord, con una población 'virgen' al SARS-CoV-2, una baja capacidad de hospitalización y unas vacunas que, aunque parcialmente efectivas frente a la enfermedad grave, tienen su principal punto débil en su baja cobertura poblacional como dosis de refuerzo.