Aunque los medicamentos que podemos encontrar en la farmacia y que nos receta nuestro médico son seguros, esto no significa que no cuenten con efectos secundarios. Sin duda, quienes más saben sobre esto son los farmacéuticos, que aconsejan que no los tomemos a lo loco, sin una receta médica; los medicamentos deben tomarse en la menor dosis posible y durante el menor tiempo posible. Algunos, incluso, tienen un gran potencial para tratar ciertas enfermedades, pero sólo se debe recurrir a ellos en los casos más graves.
Estos últimos cuentan con ciertos riesgos para la salud que no conviene asumir a la ligera. En este sentido, tanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) como la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario (Aemps) han advertido sobre el riesgo de un grupo de fármacos conocidos como inhibidores de la quinasa Janus (JAK, por sus siglas en inglés). ¿Para qué sirven? Se han estado recetando para enfermedades inflamatorias crónicas, como algunos tipos de artritis, colitis ulcerosas o incluso dermatitis atópicas, entre otras.
Sin embargo, la alarma sobre estos medicamentos se disparó con la publicación de los resultados preliminares del ensayo clínico ORAL Surveillance. En este estudio se observó que los pacientes tratados con tofacitinib —uno de los inhibidores de JAK usado para la artritis reumatoide— tenían un mayor riesgo de padecer eventos adversos cardiovasculares mayores e incluso neoplasias malignas que quienes habían recibido un tratamiento alternativo. Este último fue un tipo de inhibidor del factor de necrosis tumoral alfa (TNF alfa).
Quién puede recibirlos
"Los resultados finales de este estudio indican también una mayor incidencia de tromboembolismo venoso (TEV), mortalidad por cualquier causa e infecciones graves", recoge la Aemps en su página web. Tofacitinib no es el único inhibidor de JAK que arroja estos resultados, sino que baricitinib también ha mostrado en otro estudio observacional una mayor tasa de eventos adversos cardiovasculares mayores y TEV. Por eso, el Comité para la Evaluación de Riesgos (PRAC, por sus siglas en inglés) de la EMA ha valorado si este riesgo compensa los beneficios de estos medicamentos.
El PRAC, en este sentido, concluyó que el aumento de eventos adversos cardiovasculares mayores, TEV, neoplasias malignas, infecciones graves y mortalidad por todas las causas se deben considerar como un efecto de clase de todos los inhibidores de JAK. Para evitar males mayores, la EMA ha pedido que este grupo de medicamentos se recete sólo en determinadas ocasiones.
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"Estos medicamentos deberían ser utilizados sólo en caso de que los siguientes pacientes no tengan tratamientos alternativos disponibles: personas mayores de 65 años, aquellos con riesgo alto de eventos adversos cardiovasculares mayores, quienes fuman o lo han hecho durante mucho tiempo en el pasado y tienen más riesgo de cáncer. Los inhibidores de JAK deben ser utilizados con cautela en pacientes factores de riesgo de coágulos en los pulmones y TEV y las demás enfermedades relacionadas. Las dosis del fármaco deben ser reducidas para los grupos de pacientes en riesgo de TEV, cáncer y eventos adversos cardiovasculares mayores, si es posible", recoge la EMA en su página web.
Estas son, a la espera de la decisión final de la Comisión Europea, las medidas que la EMA recomienda a los médicos para continuar recetando inhibidores de JAK. Estos fármacos, por lo tanto, deben ser la última opción para muchos de los pacientes de artritis reumatoide, artritis psoriásica, artritis idiopática juvenil, espondilitis anquilosante, espondiloartritis axial no radiográfica, colitis ulcerosa, dermatitis atópica y alopecia areata. Es decir, estos medicamentos no están prohibidos a pesar de haber sido relacionados con ciertos riesgos para la salud, sino que deben considerarse sus efectos adversos para recetarlos a aquellos pacientes a los que les compense.