No dormir con la suficiente regularidad puede causar problemas de salud a largo plazo, pero también puede ser un indicador de que estamos sufriendo algún tipo de trastorno del sueño. Si lo que nos aleja de un descanso adecuado son síntomas como fuertes ronquidos, despertar con la boca seca, el dolor de cabeza o la somnolencia excesiva durante el día, podría significar que padecemos apnea obstructiva del sueño.
Durante el sueño los músculos del cuerpo se relajan, incluyendo aquellos encargados de mantener la vía aérea abierta. Hay personas que, por diversas razones, tienen una vía aérea más estrecha de lo normal, así que, cuando estos músculos se relajan, pueden llegar a bloquear la respiración. Otros factores de riesgo para padecer la apnea del sueño son el sobrepeso, el hipotiroidismo o el consumo de medicamentos para conciliar el sueño.
La enfermedad provoca el colapso de las vías respiratorias durante el sueño, lo que lo interrumpe en repetidas ocasiones. Cuando se presentan al menos cinco obstrucciones de la vía aérea por hora de sueño se plantea la sospecha de síndrome de apnea del sueño, aunque el número de pausas por hora puede ser muy superior, dependiendo de la gravedad de la patología. Cuando esto ocurre, el cerebro, al no recibir suficiente oxígeno, induce a un microdespertar para reactivar la musculatura y poder respirar, aunque este momento es tan breve que muchos pacientes ni siquiera llegan a darse cuenta de que su respiración se ha interrumpido. Dicha fragmentación del sueño, cuando es muy reiterada impide un sueño reparador, generando una sensación de cansancio y somnolencia al día siguiente.
Según un estudio publicado en la revista científica The Lancet, la apnea obstructiva afecta a cerca de mil millones de personas en todo el mundo, principalmente hombres mayores de 40 años. De hecho, junto al ronquido, es el trastorno del sueño más común: en España lo padece el 11% de la población. Además, en los últimos años, se ha advertido un aumento de la prevalencia de esta patología debido al incremento en paralelo de factores como la obesidad, el sedentarismo o el tabaquismo.
Repercusión sobre la salud
El síntoma más común de la apnea obstructiva del sueño es el ronquido, aunque también es, en general, “el menos específico”, aclara la doctora Eva Arias, especialista en Neumología y jefa del servicio de Neumología del Hospital Ruber Internacional, ya que muchas de las personas que roncan habitualmente no tienen una cantidad significativa de apneas para considerar que tienen apnea del sueño.
Esto se debe a que "las manifestaciones clínicas varían mucho dependiendo de los fenotipos. En los varones el ronquido, las apneas observadas y la somnolencia diurna son lo más característico, pero en las mujeres se manifiestan de otra forma, fundamentalmente con depresión, ansiedad, cefalea y cansancio diurno excesivo. Esto hace que muchas veces el diagnóstico se haga de forma tardía", comenta la doctora Arias.
Más allá de su afectación al descanso nocturno y a la calidad de vida general del paciente, a largo plazo la apnea obstructiva del sueño también se asocia con mayores riesgos de sufrir un ataque cardíaco, padecer hipertensión arterial, diabetes tipo 2, glaucoma e incluso algunos tipos de cáncer. "Un aspecto fundamental de la enfermedad es que hay unas consecuencias que desde el punto de vista fisiopatológico guardan relación con la hipoxia intermitente, la fragmentación del sueño y los cambios de presión a nivel intratorácico", comenta la especialista. Asimismo, un reciente estudio ha relacionado las consecuencias derivadas de la falta de descanso provocadas por la enfermedad con un aumento del riesgo de accidentabilidad laboral y de tráfico.
El CPAP, un tratamiento eficaz
Existen varias alternativas para restaurar la calidad del sueño de los pacientes y resolver los síntomas de la apnea obstructiva del sueño. Tal como explica la doctora Laura Lillo Triguero, especialista en Neurología y codirectora del Programa de Medicina del Sueño de la Unidad de Neurología del Hospital Ruber Internacional, "empezaremos siempre por las modificaciones del estilo de vida y las medidas higiénico-dietéticas que se deben recomendar, en general, para todo trastorno de sueño. Mantener una buena higiene del sueño con horarios regulares, unos hábitos diurnos saludables que incluyan la práctica regular de ejercicio físico y evitar el consumo de tóxicos, acompañado de pérdida de peso en caso de sobrepeso u obesidad puede ser suficiente en casos muy leves. En aquellos pacientes con un índice de masa corporal superior a 35 está recomendada la cirugía bariátrica".
Sin embargo, en aquellos pacientes con un diagnóstico de apnea obstructiva del sueño moderada o grave puede ser recomendable el uso de los dispositivos CPAP (sistema de presión positiva continua de aire). Se trata de una máquina con una turbina que imprime una presión positiva al aire ambiente, lo que ayuda a mantener la vía respiratoria abierta durante el sueño.
La CPAP es un instrumento que en ocasioneas puede ser molesto para el paciente, debido a la necesidad de llevar una máscara durante el sueño, pero se ha demostrado que el cumplimiento de este tratamiento –durante un mínimo de 6 horas cada noche- consigue una mejora significativa en la calidad de vida. Entre sus beneficios está demostrado que reduceel ronquido, la somnolencia diurna excesiva y la desaturación de oxígeno, mejorando la calidad de sueño y muchos de los síntomas diurnos de la apnea del sueño.
En caso de mala tolerancia a la CPAP existen otros tratamientos disponibles, como la terapia postural, los dispositivos de avance mandibular o el entrenamiento de los músculos de la vía aérea superior a través de un programa reglado de ejercicios diseñados por logopedas expertos (terapia miofuncional).